¡Cambiar el gobierno!
Este gobierno y estas instituciones estatales no pueden con su propia crisis, menos aun con la crisis del sistema capitalista mundial que comienza a hacer sentir sus efectos devastadores en el seno de la sociedad dominicana y dentro de un estado moralmente degradado e infuncional.
A los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, a la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y la DNCD no le caben más corrupción. Los escándalos se suceden unos tras otros y la impunidad descarada se encarga de proteger a sus protagonistas y beneficiarios.
La economía dominicana, por más que lo oculten los organismos oficiales, entra en recesión, va hacia la depresión y corre el riesgo de colapsar como todo el sistema capitalista mundial. El cuadro social, por demás, es sumamente deplorable, sin que todavía en el marco de esta crisis haya tocado fondo el acelerado proceso de empobrecimiento de una gran parte de la sociedad.
La vulnerabilidad del sistema educativo, de la situación alimentaria y de la salud pública es grave y todavía habrá de sufrir peores embestidas hacia un mayor deterioro.
El patrimonio público, el presupuesto nacional y el patrimonio natural del país solo son empleados para enriquecerse en grande a la minoría que los usurpan. Los apagones, la escasez de agua, el abandono, la delincuencia, la inseguridad social y ciudadana, la insalubridad, el hambre? están creciendo en forma alarmante.
El modelo económico basado en las zonas francas, turismo, telecomunicaciones, especulación financiera y mega-construcciones no prioritarias, se está agotando aceleradamente mientras el gobierno se empecina en continuar por ese rumbo suicida.
A la enorme carga de la deuda externa se le agregan ahora un agudo déficit en la balanza comercial y de pagos, y un nuevo y riesgoso desequilibrio fiscal.
Todo pinta para peor y no es verdad que las grandes potencias capitalistas y sus grandes corporaciones afectadas por la peor crisis de su historia, habrán de hacer fluir una inversión extranjera tan bienhechora como para compensar los grandes déficits en remesas, comercio exterior y turismo. La historia de las inversiones extranjeras es otra y en esta ocasión estas tienden a ser más expoliadoras que nunca, dado que el imperialismo estadounidense, y también el europeo, pretenden paliar su crisis a costa de nuestros recursos.
Este gobierno, este modelo neoliberal, estas instituciones y, en fin de cuentas, este capitalismo dependiente, están atrapados y sin salida superadora frente a su propia crisis, la de mayor profundidad en toda su existencia. Y la historia enseña que las grandes crisis solo pueden ser favorables en tanto son grandes oportunidades para cambiar para mejor gobierno, instituciones y sistemas.
No comenzar a hacerlo, no luchar tenaz y creativamente en esa dirección, con la debida anticipación, es aceptar tontamente la profundización del caos y el agravamiento de la barbarie hacia al deterioro total.
En consecuencia, es imperioso reorientar y potenciar la lucha, asumiendo desde ahora y sin vacilación su carácter político, estableciendo un orden escalonado en los propósitos a lograr, que paso a paso posibilite acumular la fuerza necesaria para alcanzar la meta de desplazar al gobierno.
En esta critica situación, con una formación económica-social y un sistema político en franco deterioro, con una clase dominante-gobernante imposibilitada de reformarlo, de auto-reformarse y de satisfacer las demandas del pueblo, la lucha no debe ser fundamentalmente reivindicativa, aunque se asuman demandas y reclamos menores que surgen dentro de una cotidianidad ineludible.
Debe ser una lucha esencialmente política, porque el gobierno en crisis está incapacitado para conceder reivindicaciones significativas. El caso de los/as médicos/as y del personal de salud pública y el intento patronal de anular las prestaciones de los(as) trabajadores(as), son hechos que confirman fehacientemente esta realidad.
En verdad es necesario cambiar todo lo que hay que cambiar, comenzando por el gobierno de Leonel Fernández. Un gobierno totalmente corrompido y empecinado en perpetuarse por todos medios espurios a su alcance para servir a las fuerzas conservadoras, tal y como lo evidencia su proyecto de nueva constitución y su afán de desconocer el derecho del pueblo a elegir y conformar la asamblea constituyente.
Llegó la hora de iniciar este proceso de cambio mediante un combate debidamente programado y escalonado, a través de las más variadas formas de expresión plebiscitaria de la sociedad dominicana, del sufragio y de otros métodos tan o más democráticos que el voto, de las movilizaciones y paralizaciones diversas, de todas las formas de luchas masivas e innovadoras que el pueblo sea capaz de crear, del empleo a fondo de la fuerza de la razón y la justicia.
Por tanto, en lo adelante la lucha por ese primordial objetivo deberá ser librada en elecciones y fuera de elecciones de acuerdo a las posibilidades, en calles y campos, con palabras y hechos, con paros urbanos y campesinos, con canciones y poesías, con todos los recursos democráticos disponibles.
Esto incluye hacer todo lo posible por desenmascarar la contrarreforma constitucional y desconocer sus resultados si finalmente logran imponer ese mamotreto a través de los medios ilegítimos ya instrumentados.
Por eso el cambio de gobierno se torna cada vez más necesario y urgente, como primer paso hacia los siguientes objetivos:
? Rescatar para la sociedad el patrimonio público y natural privatizado.
? Ponerle fin al reinado de la impunidad, a fin de sancionar ejemplarmente todos los delitos de Estado y recuperar las riquezas robadas.
? Centrar la inversión pública y las políticas sociales en el propósito de asegurar salud, educación, alimentación, vivienda, energía, electricidad y agua potable para toda la sociedad.
? Reestructurar, depurar y refundar las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para que, acompañadas de una política social de profundo calado y de un combate a fondo al empobrecimiento, poder garantizar la seguridad ciudadana.
? Ejecutar un vasto plan de saneamiento ambiental y recuperación ecológica.
? Transformar la actual economía especulativa, vía reforma agraria, reforma financiera y reforma industrial, en una economía fundamentalmente productiva.
? Asumir con firmeza la lucha contra la cultura machista-patriarcal, contra la discriminación de la juventud y el racismo, sentando las bases para erradicar todas las modalidades de discriminación y exclusión socio-cultural.
? Convocar y organizar en el momento apropiado la asamblea constituyente por elección y con participación popular, como instrumento idóneo para dotar al país de una nueva constitución, inspirada en los contenidos, enriquecidos y actualizados, de la Constitución del 63 y de la gesta de abril de 1965.
? Restablecer la soberanía nacional y ejercer a plenitud el derecho a la auto-determinación.
Solo así habrán de crearse progresivamente las condiciones para avanzar hacia la nueva democracia que tanto necesitamos y hacia el proceso de socialización que nos libere de las ataduras capitalistas-imperialistas y de los efectos destructivos de su perturbadora crisis mundial.
Cambiar el gobierno para comenzar a cambiar todo lo que hay que cambiar. Cambiarlo evitando caer en otro similar, representado sobre todo por la cúpula del PRD. Cambiarlo para romper el círculo vicioso impuesto en las últimas décadas por los ?tres que echaron al pueblo en el pozo? e iniciar un camino propio y esperanzador.
Esta es nuestra propuesta y la anunciamos precisamente en este mes caamañista, en este abril de aquella gesta heroica, decididos a seguir construyendo un gran movimiento inspirado en esa alta expresión de democracia y soberanía; decididos a contribuir y convertir en hechos irreversibles los tantas veces postergados ideales de Duarte, Luperón, Fernández Domínguez, Lora Fernández, Francis Caamaño y Minerva Mirabal.
Siempre con la convicción de que nuestra misión jamás podrá ser salvar el gobierno de Leonel de la quiebra que lo hunde, mucho menos ayudar al capitalismo a superar la crisis que lo estremece. Siempre dispuestos(as) a ayudar a derrotar todo lo que impida que el pueblo el pueblo civil y el pueblo uniformado alcancen su bienestar y en actitud de vencer todo lo que se oponga a la nueva democracia y al nuevo socialismo, hoy más pertinentes que nunca.
Si el abril del 84 emerge como fantasma generado por la creciente indignación popular, abril del 65, como la más elevada expresión de democracia en toda nuestra historia republicana, resurge como fuente inspiradora de la nueva Constitución, la moral pública, la democracia participativa y del régimen social y económico altamente solidario que tanto necesitamos para remontar esta agobiante crisis.
Hay que atreverse a triunfar, juntos(as) debemos lograrlo. Los pueblos de nuestra América, en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, en El Salvador? han dicho basta y ha comenzado a emanciparse. Nosotros(as) también podemos y debemos avanzar.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Nueva Izquierda- Círculos Caamañistas
14 de abril 2009
2009-04-21 14:32:38