Mario Rivadulla
Martes 21,04,09
Ayer, en el curso de la tradicional solemne ceremonia llevada a cabo en la sala Eduardo Brito del Teatro Nacional, el Presidente Leonel Fernández cortò la simbólica cinta que dejó inaugurada la XII Feria Internacional del Libro, cuyos principales aspectos fueron detallados en avance por el Secretario de Estado de Cultura, José Rafael Lantigua, a quien como también es tradición le correspondió el discurso de apertura del importante evento y al que corresponde el gran mérito de haberle dado la visionaria dimensión de que hoy disfruta. En esta ocasión, el evento ferial está dedicado al Centenario del Natalicio del Profesor Juan Bosch, cuyos lauros en el campo de las letras corrieron parejo de su liderazgo político y legado ético. Como país invitado, ese gigante exponente de vitalidad que es Brasil, el mayor conglomerado humano de Latinoamérica.
Desde hoy, a partir de las nueve de la mañana abrió sus puertas al público la Feria que durará hasta el domingo tres de mayo. Serán catorce días de una auténtica fiesta de la cultura y el arte al alcance de todos los dominicanos que podrán disfrutar en forma totalmente gratuita, de un amplio programa de abarca dos mil 300 actividades diversas y mil 125 presentaciones artísticas. Esta jornada inicial está siendo dedicado a doña Carmen Quidiello, viuda del profesor Bosch.
Dentro de ese masivo marco de expresiones culturales, tendrán lugar 175 talleres, 41 conversatorios, 89 coloquios y lecturas, siete paneles y simposios, 33 representaciones de teatros de sala y 64 de calle ademas de 152 conferencias. Un total de ciento cuatro intelectuales de renombre internacional estarán participando. Cerca de cincuenta obras compiten por el Premio Literario Eduardo León Jimenes, dotado con 450 mil pesos para el mejor libro de autor dominicano publicado por vez primera durante el pasado año. INDOTEL patrocina por su lado un concurso de blogueros, también con atractivos premios en efectivo. Seiscientos cincuenta expositores de veintiséis países diferentes ocupan unos 46 pabellones. Entre las novedades de esta versión figuran un pabellón con exhibición de paquitos y otro de caricaturas en reconocimiento a la labor artística de Harold Priego, el exitoso creador de Diógenes y Boca de Chivo, con sus setenta mejores trabajos así como de otros dibujantes que ilustran a diario las páginas de la prensa escrita.
Declarada zona franca, los libros que se podrán adquirir en la Feria son libres de impuestos lo que permitirá conseguirlos con muy buenas rebajas de precio. Serán distribuídos sin costo cien mil ejemplares populares conteniendo cuentos de Juan Bosch, género en el cual su nombre figura entre los grandes escritores del continente.
Hay parqueos adicionales habilitados en los terrenos del Conservatorio donde antes se efectuaba la Feria y en los aledaños al Banco Popular en la John Kennedy. Un servicio de ómnibus a intervalos de 15 minutos hará el viaje de ida y retorno a ambos sitios. El Metro será otra de las facilidades de transportación para los visitantes. La seguridad estará a cargo de un gran contingente de agentes tanto policiales como de seguridad privada, dentro y en los alrededores de la Feria y en los parqueos.
Todo este montaje requiere de un formidable trabajo de organización que descarta la improvisación tan típica en nuestro medio. No es trabajo de un día, una semana o un mes. Por el contrario, se prolonga todo el año a través de una minuciosa y exigente labor en equipo. Gracias a ello, cada versión de la Feria logra lo que parece imposible: superar a la anterior en brillantez, cantidad y calidad. Al frente y coordinando esta formidable tarea, sin alardes protagónicos, figura un intelectual de gran capacidad de trabajo: Alejandro Arvelo, siempre contando con el constante respaldo de sus colaboradores y del personal de la Secretaría de Cultura. Destacarlo es un acto de elemental justicia.
La Feria Internacional del Libro es sueño convertido en refulgente realidad que lanzó sus primeros balbuceos apenas doce años atrás y que en ese breve espacio de tiempo ha logrado colocar su nombre y el de la República Dominicana en el firmamento de la cultura mundial con luces propias.
Convertida en el principal evento cultural y artístico del país y de la región, su refrescante presencia, tanto desde el punto de vista recreacional como económico, social y educativo ,cobra mayor importancia en este año tan particularmente difícil. Ella constituye un oportuno paréntesis en el que confluyen dominicanos de todas las vertientes atraídos por el gran atractivo del espiritu ferial, que compartiremos por encima de cualquier diferencia en estos catorce días de sano disfrute.
Salve la Feria.
2009-04-22 13:41:14