Opiniones

La volatilidad del mercado petrolero y Comportamiento de la economía mundial

Por Claudio Márquez

La volatilidad expresada en el mercado petróleo internacional es uno de los factores que mayor dificultad generara para poder predecir qué cosa habrá de suceder en el futuro inmediato con los llamados combustibles fósiles. Pero, lo cierto es que son muchas las conjeturas tejidas alrededor de esta situación, sobretodo a raíz de la última escalada alcista que colocó el precio del crudo a 174 dólares barril.

El espanto creado por la crisis petrolera del año pasado y, más concretamente, su cadena de perturbación, continúa reflejándose en el contexto internacional, de modo tal que en el seno de la Agencia Internacional de Energía (AIE), creada en el año 1974 para actuar como organismo consejero en materia energética, de los países que la integran, advertía recientemente sobre ?una escasez de petróleo de cara al 2013, y que pudiera desembocar en una crisis económica peor a la actual?.

Los términos de la AIE son claros. ?Dentro de cuatro años el mundo puede sufrir una escasez de petróleo y un consecuente aumento del crudo como nunca antes visto. Todo parece indicar que vamos rumbo a una crisis peor a la que sacude actualmente al mundo?, fue lo que dijo Nobuo Tanaka, director ejecutivo de la AIE al comentar la situación.

Ciertamente, el temor de que los precios del petróleo y sus derivados vuelvan a dispararse preocupa no sólo a los técnicos de esta prestigiosa agrupación multinacional, sino que también genera gran inquietud y preocupación a nivel de los países pobres y de economía dependiente, como es el caso de la República Dominicana.

El incremento de la demanda petrolera conduciría de forma casi inmediata a la multiplicación de su precio, pero lo más temible estaría en que una nueva ola especulativa en los precios del crudo, como lo dice la propia Agencia Internacional de Energía (AIE), provocaría ?un cuello de botella en el sistema de abastecimiento,?lo que aumentaría la inflación poniendo nueva vez en peligro la estabilidad económica mundial.

Es a lo que se teme, de un lado, mientras que, del otro, el asunto se prescribe como sumamente embarazoso en virtud de las implicaciones que esta voracidad en el consumo de combustible engendra para el futuro de la humanidad.

Todos conocemos que las reservas petroleras se agotan. Que las capacidades de extracción disminuyen anualmente, y que según estas prescripciones los organismos e instituciones responsables del diseño y aplicación de políticas energética en nuestros países están compelidos a observar la realidad de ese proceso de agotamiento de las reservas petroleras mundiales, así como a identificar fuentes más sanas para la generación de electricidad.

De ahí que la identificación y explotación de nuevas fuentes de generación de energía ha sido, pues, parte del discurso acuñado en los últimos años desde la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), porque el futuro del petróleo como modelo del sistema de generación eléctrica luce incierto hasta el momento.

Esta necesidad se adiciona, como es lógico, a la necesidad que tienen los organismos e instituciones del sector eléctrico de nuestros países de velar por un uso más racional de la energía. De implementar fórmulas para la generación de energía limpia y, junto a ello, garantizar la supervivencia del planeta, amenazado por igual por los altos niveles de contaminación creado por el descomunal modelo de explotación de la sociedad postcapitalista.

Programar e invertir mayores recursos en proyectos de generación eléctrica que no se traduzcan en una lesión a la naturaleza y el medio ambiente forma parte de la nueva estrategia de crecimiento perfilada alrededor de toda esta situación de cambios expresada en el mercado eléctrico internacional.

A finales del pasado año, por ejemplo, la Agencia Internacional de Energía (AIE), emitió un documento en el que señalaba que las autoridades responsables de la regulación del sistema eléctrico no podían permitir que la crisis financiera y económica padecida se convirtiera en obstáculo para la aplicación de políticas que aseguren a la población de cada país un adecuado suministro de energía, pero también para adoptar políticas destinadas a frenar la emisión de gases de efecto invernadero.

?Debemos avanzar hacia una revolución energética global, aumentando la eficiencia energética y disminuyendo el uso de energía que contengan carbono?, precisaba la dirección ejecutiva de la AIE, al tiempo de propugnar por un modelo de generación que privilegie la inversión en energía eólica, de biomasa e implementación de tecnología avanzada de Carbón Limpio, como la que libera del CO2 la generación de electricidad a carbón. Debe recordarse que en el 2001 la empresa de capital sueco Vattenfall invirtió la suma de 50 millones de Euros en un proyecto destinado a liberar del dióxido de carbono (CO2) las plantas de generación a carbón, con la proyección de que la misma entrará en operación entre el 2015 y el 2020.

2009-05-07 19:28:34