Mario Rivadulla
Jueves 7,05,09
No fue con la dirigencia del CONEP ni de ninguna otra institución empresarial. Pero cualquiera que fuese la razón, sin dudas, en el Palacio Nacional ayer, estaban reunidos con el Presidente Leonel Fernández y su equipo económico los representantes de las empresas más emblemáticas y que tienen mayor incidencia en el desarrollo de las actividades industrias y comerciales del país.
Fue con ellos que el mandatario y los funcionarios que lo acompañaron pasó revista al estado actual de la economía, conviniendo en que durante el primer trimestre del año se registró una contracción que inclusive se reflejó en una baja significativa en las recaudaciones fiscales, aunque reconociendo que ya el mes de abril dejó entrever un repunte que es de esperar pueda sostenerse e incrementarse en lo adelante.
Fue con ellos también que después de escuchar sus pareceres y sugerencias, el Presidente Fernández acordó una serie de medidas orientadas a reactivar la producción y el comercio así como a ampliar las facilidades de crédito para los sectores productivos. De manera especial se asumió el compromiso de canalizar préstamos a bajas tasas de interés a favor de las micro y pequeñas empresas, que son las que confrontan mayores dificultades para acceder al crédito de la banca comercial debido a las limitaciones establecidas en las normas que regulan sus operaciones al presente.
Obvia la importancia de esta reunión y los compromisos asumidos por el sector oficial. Y de esperar que como consecuencia de la misma, quede cancelado el episodio de confrontación pública que enfrentó al Banco Central con el Consejo Nacional de la Empresa Privada. Lo cierto es que bajo las actuales condiciones de severa crisis financiera internacional, cuyos efectos a nivel mundial no reconocen precedente y tocan con mayor o menor rigor a las puertas de todos los países, lo que se impone no es la dispersión de fuerzas y esfuerzos, sino todo lo contrario.
Lo que al presente promueven las naciones que están aplicando programas de mayor eficacia para enfrentar las consecuencias de la crisis es precisamente promover el diálogo y la concertación entre gobierno, empresarios y trabajadores. Es precisamente lo que debiéramos estar haciendo nosotros para todos a una, como buenos mosqueteros, implementar un programa de acción de consenso y empujar en la misma dirección.
Aquí, por diversas razones que sería excesivamente prolijo enumerar en la obligada brevedad del comentario, parece que no acabamos de entenderlo así. Cada quien anda de su cuenta, haciendo su propio camino, tirando para su lado, preocupado y ocupado exclusivamente en promover sus intereses, sean económicos, políticos o ambos en vez de armonizarlos en el marco del interés común.
Evidente que ése no es el camino. Que por esa vía no lograremos el objetivo de reducir el impacto de la crisis que ya ha comenzado a dejar sentir sus efectos y que de seguro nos va a seguir golpeando en los meses subsiguientes.
De lado hay que dejar la polémica estéril y el rosario de quejas e inculpaciones. Se impone hablar menos y hacer más. Y sobre todo, tratar de hacerlo de común acuerdo y compromiso. Porque en este peligroso reto que nos han impuesto de fuera financieros y especuladores rapaces, temerarios, irresponsables e inescrupulosos, lo inteligente y sensato es unir fuerzas para enfrentar el enemigo común que no es otro que la crisis financiera en vez de estar destrozándonos entre nosotros mismos.
2009-05-08 13:45:08