Opiniones

EL TIRO RAPIDO

Mario Rivadulla

Lunes 1,06,09

Hoy, primero de Junio, da comienzo oficialmente la temporada ciclónica que se extiende hasta el 30 de Noviembre. Si bien fechas tradicionales, es bueno advertir que no necesariamente se ajustan de manera estricta a ese calendario. Recuérdese que Olga, que completó la labor destructiva de Noel, entró ya avanzado el mes de diciembre. Es posible que los cambios climáticos que se han venido produciendo vayan en el tiempo rompiendo un tanto estos parámetros. La propia directora de Meteorología, Gloria Ceballos, en sendas comparecencias efectuadas en nuestro TELEDEBATE el pasado año y a través de otros medios de comunicación, ha hecho advertencias muy precisas en este sentido, señalando que por esa razón ya no resulta tan rigurosa la predicción de huracanes durante la temporada ciclónica como lo era en el pasado, que tendremos además veranos más calientes e inviernos más definidos. En la práctica esto se ha venido confirmando.

Para este año, se pronostica que pudieran registrarse entre doce a catorce tormentas, en base al registro histórico de un siglo que determina las predicciones tomando como referencia años anteriores en que se hayan producido las mismas condiciones prevalecientes en el que cursa. De ese número, unos seis se convertirán en huracanes. No fatalmente tocarán la República Dominicana. A ese grado científico de anticipación no se ha llegado aún. Pero estamos en la ruta de los huracanes. Y aplicando el criterio de que prever es mejor que lamentar, tanto las autoridades como la ciudadanía en general debemos estar preparados para cualquier impredecible eventualidad.

De unos años a esta parte, hay que reconocer que el país ha logrado afinar bastante todas las medidas de prevención a la mano y con los recursos de que se dispone. El solo hecho de haber coordinado y canalizado todas las labores de los diferentes organismos de auxilio, desde la Defensa Civil a la Cruz Roja, hasta abarcar unos 32, en la Comisión Nacional de Emergencia, ha sido una decisión acertada que ha permitido hacer más eficiente el trabajo de prevención y rescate. La labor desplegada por los organismos que integran esa Comisión ha ido perfeccionándose y resultando cada vez más exitosa. Si bien en ocasiones el número de víctimas no resulta desdeñable, hay que convenir en que de no ser por el COI la cantidad hubiese resultado mucho mayor.

Cabe esperar que el gobierno le preste a la Comisión todo el apoyo requerido en término de recursos económicos para que pueda realizar su trabajo del modo más efectivo. Pero también hay que llamar la atención de la ciudadanía de que toda la responsabilidad no puede caer sobre los hombros de las autoridades. La gente también tiene que cooperar, sobre todo en aquellos lugares de mayor riesgo, donde es más frecuente el paso de las tormentas tropicales y mayores los posibles daños. Todos debemos poner de nuestra parte para en caso de alerta, adoptar nuestras propias disposiciones de seguridad y seguir las indicaciones del COI. Esto así, sobre todo en el caso de aquellas personas que residen en los lugares más expuestos como son las cercanías a los ríos y las laderas y el pie de las lomas, que es donde más desgracias personales ocurren.

Esperemos que este año la temporada ciclónica nos trate con menos violencia que en los dos últimos. Sobre todo que las inclemencias del tiempo no nos castiguen con la misma virulencia que a Cuba, donde los daños registrados se estimaron en 10 mil millones de dólares, casi el monto de la deuda pública dominicana, o de la vecina Haití, donde también hizo estragos y costó la vida de centenares de personas el pasado año. Pero que las tradicionales oraciones a la Virgen de la Altagracia implorando su protección sean acompañadas también de nuestras propias acciones, tanto de prevención propia como de colaboración con las autoridades, recordando la vieja máxima de que ?Dios ayuda a quien se ayuda?.

2009-06-02 14:05:15