Opiniones

EL TIRO RAPIDO

Mario Rivadulla

Junio 3, 2009

Nuestro Tiro Rápido de hoy se va a salir del ámbito local y de la diaria cotidianidad para trasladarse miles de millas en el espacio y a casi una veintena de años en el tiempo, a fin de recordar una saga que ha quedado grabada en la historia con letras de sangre y destellos de heroísmo. Un día como hoy, en 1989, se produjo la matanza estudiantil que tuvo como escenario la monumental plaza Tiannamen, en Beijing, precisamente la que albergó las últimas Olimpíadas.

El hecho posiblemente haya quedado sepultado en el recuerdo de la mayoría de los contemporáneos de ese entonces, quienes en las cuatro esquinas del mundo, contemplaron atónitos el macabro espectáculo de jóvenes estudiantes aplastados bajo el peso de los tanques. Las generaciones surgidas desde entonces de seguro que también en su gran mayoría se hallan ignorantes de la sangre que allí se vertió. Pero sobre todo, de lo que esa sangre joven derramada simbolizaba y del mensaje de sacrificio y grandeza que dejó como legado de dimensiones universales para la posteridad.

La brutal represión dispuesta por la cúpula del régimen comunista chino que tuvo como escenario a Tiannamen, buscaba acallar la protesta iniciada por un grupo valeroso de jóvenes estudiantes que, valga la aclaración, no planteaban siquiera la sustitución del sistema sino su liberalización. El sumarle el importante y vital agregado de la libertad. Romper la asfixiante camisa de fuerza de la dictadura del pensamiento, la mordaza y la represión Abrir brecha en el impenetrable muro de una burocracia obsoleta, fanática,intolerante, infuncional, deshumanizada. Denunciar la creciente corrupción y los privilegios de la clase gobernante. Darle en fin, rostro humano al sistema.

Era lo mismo que había perseguido Alexander Dubcek en una Checoeslovaquia sometida a los mismos males y férrea represión, cuya ?Primavera de Praga? estremeció el mundo hasta que los tanques aplastaron su sueño y lo condenaron al más oscuro ostracismo por dos largas décadas. Era también lo que inspiró la revuelta de Budapest, brutalmente ahogada en sangre. La que sacudió los cimentos de la Alemania Oriental y llevó a su régimen policial a levantar el ominoso muro de Berlín. Quizás soñaron los estudiantes chinos reunidos por decenas de miles que iban creciendo con el paso de los días, que el mundo había aprendido lo suficiente para que su grito de libertad no cayera en el vacío. No fue así. El costo que pagaron fue elevado. Cayeron por cientos, cercenadas sus jóvenes vidas y ahogados en sus gargantas sus gritos de libertad pero sin que dejara de arder en sus pechos la llama del más puro ideal alimentada con el noble sacrificio de su existencia. Miles fueron enviados a los campos de concentración. Unos pocos pudieron salvarse y dar testimonio preciso del holocausto.

Hoy China Comunista se ha convertido, por vía capitalista, en glorificado referente de espectacular crecimiento económico. En el elogio no queda espacio para la excepción de los inexistentes derechos humanos.. En el abultado recuento de dólares y euros que engruesan los balances de las grandes corporaciones de Occidente (y de la propia China y sus nuevos ricos), hace subir su cotización en las bolsas de valores provee de jugosas regalías a sus exitosos ejecutivos y aumenta los dividendos que reciben sus accionistas la libertad viene a resultar un elemento extraño, inconveniente inclusive. Esa libertad por la que entregaron sus vidas los mártires de Tiannamen, convertida hoy en sitio de recreación y atracción turistica, pero bajo cuyas losas, de cuya superficie fue cuidadosamente borrada toda huella de la sangre derramada, cada una es mudo pero fiel testigo del crimen perpetrado y silencioso pero vivo grito de libertad al que hoy queremos rendirle homenaje y que algún día, estamos seguros, surgirá vibrante superando distancias, atravesando océanos y montañas, para dejarse escuchar de nuevo como un invencible himno de indomable rebeldía y heroísmo.

2009-06-04 15:28:56