Opiniones

NUEVOS TIEMPOS

Autor: Heriberto Santos

Republica Dominicana obligatoriamente necesita encontrarse con sí misma. Esa fue la gran ilusión que 48 años atrás trajo la democracia. En la que si bien hemos crecido muchísimo, sin embargo no es tanto lo que hemos construido para el futuro. La sucesiva alteración del ciclo político ha sido de tal magnitud, que la desnaturalización se ha extendido a todos los campos sociales.

En política nada es para siempre. La ambición desmedida rompe el desarrollo natural de los partidos. Que son los que permiten la renovación. Es el camino que sigue el proceso político cuando la ambición que lo impulsa se endereza al bien común.

A veces esos los partidos se ven alterados en su desarrollo normal. Casi siempre por un factor inherente a la vida social: la ambición. La cual, bien entendida y practicada no es mala. De hecho, es el gran motor de la actividad económica. La ambición es buena cuando impulsa las cosas en un sentido social positivo. Es mala cuando apunta a satisfacer exclusivamente el interés propio. Sobre todo cuando su único fin es atrapar el factor que más la encandila: el poder. Es sano y lógico ambicionar el poder. Pero es malo pretender perpetuarse en él.

Al no encaminar la acción política hacia el bien común, se ha roto un vínculo de unión importantísimo para la vida comunitaria: la confianza. Que es la unión que nos da la fuerza. Conformar una comunidad no quiere decir perder nuestra propia individualidad. Por eso no se pueden proponer cambios que alteren lo que auténticamente hemos sido, somos, y seguiremos siendo. Para que un cambio sea posible, el mismo debe ser sostenible en el tiempo. De lo contrario una frustración nos llevará a la otra, dejando jirones de nuestra existencia en el camino.

Si algo deberíamos aprender de la naturaleza, es la razonable inalterabilidad de sus ciclos. La semilla se convierte en planta, ésta florece y da los frutos. En igual sentido la política también tiene los suyos.

Las nuevas fuerzas políticas deben mejorar los impuestos que distorsionan la vida económica, reducir el gasto público, combatir seriamente la corrupción, y apoyar la generación de trabajo, la exportación, el desarrollo científico y tecnológico.

RD será un pueblo con madurez política, que se encargará de elegir a una clase legislativa y municipal más seria, responsable pero sobre todo solidaria con las mayorías. En las próximas elecciones legislativas: ¡no nos podemos equivocar!

heri162001@gmail.com

2009-08-04 19:34:55