Mario Rivadulla
7,08,09
FALSIFICACIONES
El doctor Wilson Gómez Ramírez, director nacional de Registro de Títulos, acaba de someter a juicio disciplinario ante la Suprema Corte de Justicia a dos notarios bajo la acusación de que dieron fe del traspaso de ocho inmuebles a distintas personas, certificando como buena y válida la firma de los dos propietarios de los mismos después que ya ambos habían fallecido. De comprobarse la acusación, estaríamos en presencia de un serio delito pasible de sanción penal. Pero lo grave de todo esto es que se trata de una acción que nada tiene de excepcional en nuestro medio, donde situaciones de esta naturaleza son comunes.
Aquí falsificamos todo. Desde el CD de una película o una canción de estreno que es groseramente pirateada y vendida en la vía pública antes de su mismo lanzamiento oficial, que elaboramos un pasaporte, de los llamados ?machete?, a conveniencia del usuario como si se tratase de un traje a la medida. Lo mismo acogemos el mafioso que huyendo de la justicia de su país encuentra refugio y acomodo aquí amparado bajo una nueva identidad, gracias a que obtiene un acta de nacimiento y una cédula que nombres supuestos, que falsificamos un título de propiedad de un terreno urbano o de una finca. Recordemos que no hace mucho se divulgó que aún cuando el pedazo de isla que ocupamos anda por los cuarenta y ocho mil y tantos kilómetros cuadrados, hay registrados títulos por más de setenta y cinco mil. O sea, que nos faltaría una buena cantidad de kilómetros de tierra a buscar para poder honrar toda esa cantidad de certificados.
Un ejemplo. No hace mucho debimos visitar el CEA para solicitar el deslinde y entrega de propiedad de una parcela adquirida en Cumayasa por un ahijado nuestro que reside en los Estados Unidos cuyo precio pagó en su totalidad. Nos recibió el director del organismo. Este, muy cortésmente, nos explicó la imposibilidad de expedir el certificado por cuanto si bien esas tierras pertenecen a ese organismo aparecen en el Registro de Títulos a nombre de otro propietario. Según nos explicó, el citado registro se hizo en base a firmas falsificadas, incluyendo la del propio funcionario. Conclusión: adquirientes de parcelas en Cumayasa no podrán recibir sus certificados de propiedad hasta tanto no haya un fallo judicial definitivo que permita inscribir la totalidad del terreno a favor del CEA.
Otro. Un médico dominicano que marchó a ejercer en los Estados Unidos dejó separada una parcela en Los Cacicazgos para residir en el país al momento de su retiro. Cuando éste llegó y vino a ocupar su propiedad, encontró un letrero donde se anunciaba el mismo en venta. Llamó al promotor y haciéndose pasar por un comprador interesado concertó una cita, donde el avispado personaje le mostró un certificado de propiedad en el cual su firma aparecía falsificada. Cuando acudió a un juez amigo para buscar asesoramiento, el comentario de éste no pudo ser más desconsolador: ?te has buscado tremendo problema?. No exageraba. Le costó dos años de litis y una fuerte suma en gastos legales para probar la propiedad y entrar en posesión de su propio terreno.
No son casos aislados. No constituyen excepción. Algunos registros como el de Higuey, son famosos por la cantidad de falsedades que se cometen. ¿Sanciones a los responsables? No parece que sea la norma. Las falsificaciones y violaciones a la ley se producen en todos los escenarios y bajo cualquier circunstancia, afectando algo que resulta esencial en la estructura de toda sociedad organizada: la seguridad jurídica, que lo mismo cuenta como requisito esencial para el empresario local o extranjero que quiere invertir en el país, que para el ciudadano común que con grandes sacrificios las más de las veces, compra un terreno o construye su casa y un buen día recibe la desagradable sorpresa de que ni uno ni otra aparecen a su nombre.
Se trata en fin de una práctica extendida, de la cual el sometimiento que acaba de hacer el Registrador Nacional de Títulos a que antes hacemos referencia es solo una pequeña muestra, pero que precisa ser enfrentada y desactivada para quedar a cubierto de infames trampeos y maquinaciones perversas.
TELEDEBATE. Telefuturo, Canal 23. ?teledebate(a)hotmail.com?
2009-08-10 14:47:28