No lo entienden
Entre los adversarios de Leonel Fernández, sí de Leonel, no del Presidente, se destacan los que sufren una especie de frenesí cuando no surte efecto su esfuerzo por desdorar la figura del político que ha recibido en las urnas el mayor apoyo de los dominicanos y dominicanas. La carga de resentimiento y la incoherencia les impide reconocer que el liderazgo de Leonel crece con el tiempo porque es un practicante de la democracia.
Entre sus adversarios hay ricos en retóricas, pero antidemocráticos en las entidades que controlan. Otros cuando llegan al Gobierno abusan del poder. El país los conoce a ellos y a Leonel. Por eso a la hora de decidir se colocan al lado del presidente Fernández, pues entre sus logros están el rescate de la estabilidad macroeconómica, creación de los programas sociales, apoyo a Educación y Salud, obras de infraestructuras, nuevas prácticas democráticas, y el respeto a la libertad de expresión.
Sus adversarios y «críticos» olvidan que los hombres y mujeres se conocen por sus hechos. En 1998 impusieron un bufete de la Junta Central Electoral sin consultar a la oposición ni a la sociedad civil, pero los adversarios de Leonel reaccionaron con mucha «comprensión» y no se escuchó el grito de los que se autodenominan «sociedad civil». No vieron en peligro la institucionalidad como dicen verla ahora en cualquier acto oficial. Olvidan que hasta los primeros meses de 2004 entre los periodistas había preocupación por las detenciones ilegales de comunicadores por ejercer su derecho a la libertad de expresión.
No recuerdan que cuando llegaron al Gobierno proclamaron que «el poder es para usarlo». Por eso no pueden entender que un Presidente con el liderazgo que tiene Leonel, fundamente su decisión de no repostularse en consideraciones de lo que conviene o no, por razones estrictamente políticas, al pueblo dominicano y al PLD. Como dijo: «A pesar de la opinión contraria de mis adversarios, no me considero un caudillo en el PLD, una figura insustituible, un Mesías, o un hombre aferrado al poder.
En verdad, sólo me he considerado siempre y me considero, nada más, un humilde ciudadano, pero responsable que, desde temprana edad, asumió el sacrificio de aportar su modesto concurso a un mejor porvenir para el pueblo dominicano. Esa es la pasión que arrastra mi vida, y es la que siempre estaré dispuesto a desempeñar, hasta la muerte, desde cualquier posición, por más encumbrada o simple que sea, a favor de la libertad, la democracia y la justicia social del pueblo dominicano y de los pueblos del mundo». El liderazgo de Leonel no se desdora con palabras hueras.
2011-05-01 13:09:16