Cuando el embajador de Estados Unidos, John Bartlow Martin, publicó en 1966 «El Destino Dominicano. La crisis dominicana desde la caída de Trujillo hasta la Guerra Civil», estábamos lejos de un régimen democrático como el presente. La intolerancia era práctica social. En la obra el diplomático calificó a República Dominicana como «un cuadro de un país complicado presa de fuerzas terribles». Los actores que incidían en la opinión pública no comprendían que el disenso es una de las riquezas de la democracia. En su momento el libro fue leído por los miembros de la élite que no compartía lectura y que daba recetas de lo que se debía leer o no leer. Algunos hicieron múltiples esfuerzos para desalentar a los potenciales lectores. Lamentable. El texto debió ser leído por todas y todos, pues tiene informaciones que es necesario conocer. Por ejemplo, incluye una síntesis del rechazo que expresó una parte de la prensa estadounidense por el golpe que interrumpió el Gobierno constitucional del presidente Juan Bosch.
Para The New York Times: el golpe fue «completamente deplorable», pidió una reunión de ministros de relaciones exteriores de la OEA. A su juicio: «cualesquiera que sean las faltas y debilidades de Bosch, había sido elegido con libertad y justicia. Su proclamación en febrero había sido la aurora de la esperanza y la libertad después de más de tres décadas de tiranía bestial. La libertad se ve ahora arrojada como si fuese un don despreciable. Las razones que se han dado para el golpe huelen a viejas, las acusaciones corrientes de pro-comunismo, socialismo, y mala administración… el golpe de estado es un serio ataque a la democracia en Hispanoamérica y un resultado amenazador para las potencias democráticas del Caribe…».
Para The Washington Post: «No había justificación alguna para el levantamiento militar», aprobaba la suspensión de relaciones y de ayuda extranjera, «el objetivo de la política norteamericana, en unión con otras naciones de Hispanoamérica, será indudablemente el conseguir una vuelta rápida al Gobierno Constitucional». The Herald Tribune de Nueva York: «Las cosas se ponen bien para los comunistas en el Caribe. Y se nos ponen mal a nosotros». Y The Register de Des Moinnes consideró: «La junta espera paralizar a EE UU impidiéndoles que actúen contra ella proclamando su anticomunismo y refugiándose detrás de las promesas de no intervención de los acuerdos interamericanos». The Cristian Science Monitor, al recordar las sanciones de la OEA contra Trujillo indicó que las naciones del Hemisferio podían emprender una acción colectiva similar contra los golpistas. El libro de Martín debió ser leído y difundido. La intolerancia es inaceptable.
Mirador/ElCaribe, 16 diciembre 2011.
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