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El golpe de Estado en Chile y la puesta en marcha del genocida «Plan Cóndor»

El golpe de Estado en Chile y la puesta en marcha del genocida «Plan Cóndor»

Fernando Del Corro

11/09/2020

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El 11 de septiembre de 1973 se produjo en Chile el golpe de estado que derrocara el gobierno constitucional encabezado por el presidente socialista Salvador Guillermo Allende y que, a la postre, fuera el punto de partida del genocida «Plan Cóndor» que diseñara algo después Henry Alfred Kissinger, quién asumiera unos días más tarde como secretario de Estado del gobierno estadounidense que tenía como presidente a Richard Milhaus Nixon.

Un «Plan Cóndor», u «Operación Cóndor», cuya documentación fue hallada en Asunción del Paraguay en 1992 por el pedagogo Martín Almada, declarado Premio Nobel Alternativo, fue un acuerdo criminal establecido en 1976 que diera lugar a 50.000 asesinatos, 30.000 desapariciones y 400.000 encarcelados según los «Archivos del Terror» localizados en esa oportunidad.

Allende, quién se suicidara ese mismo día ante el brutal alzamiento del genocida general Augusto José Ramón Pinochet que había asumido como comandante general del Ejército el anterior 23 de agosto, designado por él en reemplazo del renunciante general Carlos Prats, se había hecho cargo de la conducción del estado chileno el 3 de noviembre de 1970 cuando sucediera en la presidencia al demócrata cristiano Eduardo Nicanor Frei.

Para ello se había impuesto como candidato de la Unidad Popular integrada por el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Partido Radical, el Partido Social Demócrata, el Movimiento de Acción Popular Unitaria y la Acción Popular Independiente, en las elecciones de ese año, oportunidad en la que obtuviera 1.070.334 votos, el 36,62 por ciento del total, pero luego, cuando se produjo la definición en el Congreso, con el apoyo de los democristianos y sus aliados, que habían salido terceros, obtuvo una contundente mayoría.

Su gestión política se había iniciado el 15 de mayo de 1937 al asumir como diputado nacional. El 28 de agosto de 1939 pasó a ser ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social, tarea que tuvo que ver con su condición de médico. En 1943 fue designado secretario general del Partido Socialista y en 1945 regresó al Congreso, esta vez como senador nacional, siendo reelecto en 1953, en 1961 y en 1969, mandato este último que se interrumpiese en 1970 al llegar a la presidencia. Entre diciembre de 1966 y mayo de 1969 había presidido el Senado.

Quién era conocido por el apodo de «Chicho» se graduó en medicina en la Universidad de Chile donde presentara en 1933 una tesis doctoral sobre «Higiene mental y delincuencia». Desde 1930 se desempeñó como cirujano al par que ocupaba cargos políticos y desde 1935 fue integrante de la masonería. Hoy, su memoria, entre otras tantas reivindicaciones, es realzada en el sitio web de la «Fundación Salvador Allende».

Este primer presidente marxista en la historia mundial llegado al poder por vía de elecciones generales antes de ser electo en 1970 se había presentado como candidato a gobernar el país en tres oportunidades. La primera de ellas fue en 1952, cuando fuese reelecto Carlos Ibáñez del Campo, en las que obtuviera solamente el 5,45% de los sufragios. En 1958, oportunidad en la que triunfara Jorge Alessandri, ya alcanzó el segundo lugar con el 28,85%, y en 1964, cuando se impusiera Eduardo Frei, llegó al 38,94%.

Llegado a la presidencia impulsó «la vía chilena al socialismo» dentro de las formas constitucionales ya existentes. Para ello avanzó en materia económica profundizando la reforma agraria iniciada por Frei, estatizando sectores claves y estableciendo la nacionalización de la explotación minera basada principalmente en el cobre. Una gestión que se desarrolló en medio de la «Guerra Fría» que tenía lugar en el planeta con los Estados Unidos de América en el ámbito capitalista y la ex Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas en el del socialismo. Desde este último recibió fuertes respaldos políticos y entre ellos se contó la visita del líder cubano Fidel Alejandro Castro.

Como contracara estuvieron los intereses estadounidenses que impulsaron el golpe de estado encabezado por Pinochet cuya dictadura se prolongó durante dieciséis años y medio. Éste, ese 11 de septiembre de 1973, hizo que el Palacio de la Moneda, la sede presidencial, fuese atacado por aviones y tanques. Ante la imposibilidad de ofrecer resistencia, tras un breve escarceo, Allende se suicidó disparándose una bala.

De origen vasco, según se cuenta, su acercamiento a las ideas de izquierda se produjo cuando en Valparaíso, donde era funcionario su padre, conociera al zapatero Juan Demarchi, un viejo anarquista, con el que jugaba al ajedrez, un juego ciencia que obliga a activar el cerebro. También fue un gran amante del teatro, algo que compartió, ya casado, con su esposa Hortensia Bussi, la «Tencha», con la que concurría asiduamente a las sesiones siendo su actriz preferida Marés González.

Su actuación política la inició en la universidad donde en 1930 llegó a la vicepresidencia de la Federación de Estudiantes Chilenos de donde terminó siendo expulsado. Luego fue detenido hasta que lo liberaron ante la inminencia de la muerte de su padre. En 1933 fue cofundador del Partido Socialista de Chile y más tarde, siendo ya masón, impulsó la adhesión al Frente Popular mientras desempeñaba funciones profesionales, entre ellas la de editor del Boletín Médico de Chile. Como anécdota cabe señalar que el 6 de agosto de 1952 fue protagonista del último duelo de honor habido en ese país. Fue a pistola con el senador Mauricio Rhttps://marcelobonelli.cienradios.com/la-primera-y-unica-vez-que-estados…úl Rettig pero ambos, que luego se amigaron, erraron sus disparos.

La campaña para la elección del 4 de septiembre de 1970 ya mostró la enemistad del gobierno estadounidense hacia su figura. La Central de Inteligencia Americana, la CIA, mientras invirtió en su contra alrededor de un millón de dólares estadounidenses de entonces, con un poder de compra infinitamente superior al actual, acusó a las autoridades cubanas de haberle entregado 350.000 a la Unidad Popular y otros 400.000 las soviéticas y 15.000 la entonces República Democrática Alemana.

El presidente Nixon, conocidos los resultados, ordenó impedir que Allende asumiese la presidencia para lo cual la CIA puso en marcha dos alternativas que resultaron fallidas; la Track One y la Track Two. La segunda le costó la vida al comandante en jefe del Ejército, el general René Schneider, asesinado por un grupo de ultraderecha. Asumido Allende, Nixon y Kissinger lanzaron un boicot económico contra Chile que no recibió de la URSS el apoyo que esperaba aun cuando fuera a gestionarla personalmente en 1972. Si consiguió aportes de China y de países socialistas de Europa Oriental.

La popularidad de su gestión, que contaba con el apoyo, entre otros del poeta comunista Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, el notable Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, quedó de manifiesto cuando en los comicios municipales realizados en abril de 1971 la UP incrementó fuertemente su votación llegando al 49,73%. Pero, en tanto, el sabotaje de los EUA y sus seguidores había complicado fuertemente la balanza comercial que pasó de un superávit de US$ 95 millones a un déficit de 90 millones mientras las reservas cayeron de 394 millones a 163 millones, lo que hizo que se suspendiese el pago de los vencimientos de la deuda externa.

Con el financiamiento de la CIA se endureció la oposición siendo, además, cada vez más críticos los medios periodísticos. En octubre de 1972, siempre con el mismo apoyo monetario, se produjo el paro de la Agrupación de Dueños de Camiones, al que se sumaron entidades de profesionales como abogados, ingenieros, médicos y otros. En esas circunstancias las Fuerzas Armadas se sumaron al gobierno y ocuparon tres importantes ministerios en el gabinete presidencial.

Mientras la aprobación de la gestión presidencial, si bien en baja, se mantenía cerca del 50%, en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, la UP incrementó su presencia en el Congreso con tres diputados y un senador. A su vez, el cardenal Raúl Silva Henríquez, luego acérrimo opositor de Pinochet, buscó un acuerdo con la democracia cristiana que no prosperó. A partir de entonces se sucedieron una serie de hechos como paros, agresiones callejeras, asesinatos y hasta un fallido intento golpista. El 9 de agosto hubo un recambio ministerial y fueron cuatro los militares que integraron el gabinete pero pronto hubo renuncias y recambios. También hubo problemas con la justicia la que, a su vez, era atacada popularmente por estar integrada con «viejos de mierda». Frente a todo ello la derecha, representada por el Partido Nacional intentó destituir a al presidente por la vía parlamentaria.

El 21 de agosto se produjo una manifestación de esposas de militares las que apedrearon la casa del general Prats, defensor de la legalidad. Éste, al no recibir un respaldo de los generales renunció y Allende designó en su lugar a Pinochet quién asumiera dos días después. El 7 de septiembre el almirante José Toribio Merino convocó, mediante una carta reservada, a los jefes de las otras dos fuerzas a dar el golpe el 11. Pinochet tomó la decisión de hacerlo el 9 después de una conversación con Allende quién le adelantó que iba a convocar a un plebiscito. Después todo se disparó y recién, casi dieciocho años más tarde Allende tuvo su reconocimiento cuando así lo dispusiera el 4 de septiembre de 1990 el presidente democristiano Patricio Aylwin en el marco de la transición al orden constitucional.

A partir del golpe en Chile desde el gobierno estadounidense se incrementó la postura de terminar con los gobiernos populares en América Latina. Ya por entonces en la Argentina se había producido la instalación de un gobierno liderado por el peronismo que llevó a la presidencia a Héctor José Cámpora inicialmente y que derivó, con el tiempo y tras algunas sucesiones, la última la de María Estela Martínez, «Isabelita», en el golpe encabezado por Jorge Rafael Videla, cuyo genocidio no tuvo parangón. Todo ello encuadrado en el «Plan Cóndor» impulsado por Kissinger en el que participaron los gobiernos dictatoriales de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, como más activos, y Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela en forma ocasional, con los EUA a la cabeza.

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