Freddy Ginebra
Anoche tuve una revelación, estoy próximo a cumplir mis primeros ochenta y me siento en la absoluta responsabilidad de defender a quienes, como yo, hayan superado una carrera de obstáculos existenciales y físicos todos estos años. No ha sido fácil. Pasamos una o dos dictaduras, gobiernos corruptos, todo tipo de enfermedades, varias neumonías, uno o dos covis, frustraciones, humillaciones, abandonos deudas interminables, y un etc innombrable.
Basta ya de ser ignorados, olvidados, atropellados y ser tildados de viejos de m…. Me declaro defensor de los derechos de los ancianos que, como yo, no les queda mucho tiempo y han decidido que de ahora en adelante tengamos una mejor vida llena de privilegios. Seré flexible y admitiré en mi partido de los celebradores a todo aquel que supere los 70 del sexo que sea, y esté decidido a sonreír con o sin dientes. A estas alturas algunos molares han desaparecido.
Y motivado por mi lucidez aún, voy a proclamar una serie de ideas para que estas sean presentadas en el Congreso o donde sea necesario para que de inmediato sean tomadas en cuenta y puestas en ejecución.
Primera sugerencia:
Cada envejeciente puede celebrar cuando le venga en gana todo tipo de festividades cuando así lo desee. De ahora en adelante no tiene que esperar cumpleaños, ni días festivos sino que si se le antoja celebrar Navidad en julio, en julio será Navidad.
Cada miembro de este partido podrá recordar lo que le dé la gana, aun cosas que no hayan sucedido nunca y que haya imaginado, y olvidar lo que le brote de sus pulmones.
Podremos abrazar y besar a quien se nos antoje el día y la hora que sintamos necesidad de hacerlo y a quienes reciban nuestros afectos corresponder con la misma intensidad.
En filas de supermercados, bancos, aeropuertos, oficinas publicas o privadas, consultorios médicos tendremos prioridad.
Cuando decidamos morirnos por agotamiento se debe de respetar nuestra voluntad sin intentar salvarnos, el cielo nos espera y ¿qué mas?
En caso de que en algún momento comencemos a decir disparates seguirnos la corriente y celebrarnos.
Si alguien no tiene un anciano en su casa, hay muchos disponibles que hijos malagradecidos han abandonado, que adopte uno, algunos somos divertidos.
Un anciano es un tesoro lleno de sabiduría.
Pasados los 70 tiene que haber una tabla de descuentos y privilegios en todos los productos especialmente en los médicos, sitios de diversión, viajes, hoteles, etc, etc, etc.
Con solo mostrar nuestra cédula se abren todas las puertas a las consideraciones de humanidad y respeto.
No habrá impuestos para los ancianos, ya bastante hemos pagado, necesitamos servicios gratuitos de todo tipo en una sociedad que se supone camine hacia el respeto y la humanización.
Llegar a esta edad es un premio y llegar coherente con todo lo que estamos viviendo un milagro. Brindo por todos los que han sobrevivido y aún tienen deseos como yo de agradecer y celebrar la vida.