Editorial

Repudio y castigo

La muerte del coronel (PN) Julián Suárez Cordero, es un crimen que conturba. Apena más que el hecho se produjera en el perímetro de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cuando el oficial trataba de aplacar protestas de grupos de violentos que nadie controla en la academia.

Es hecho es injustificable. Demanda la mayor de las sanciones que contempla el Código Penal de la República Dominicana. Como ha dicho el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito: una universidad no puede ser utilizada por criminales que No son «estudiantes». Matan seres humanos y ocasionan heridas a ciudadanos inocentes».

La sociedad espera que las autoridades pongan en manos de la justicia a los responsables de la muerte del oficial, de un joven en San Francisco de Macorís, y las heridas que sufrieron más de diez personas durante los disturbios.

El Jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez ha denunciado que los violentos utilizaron armas de alto calibre. Esto tampoco puede quedar impune.

La justicia tiene que sancionar a los criminales. La sociedad tiene que solidarizarse con las familias de las víctimas con una demanda de castigo ejemplar.

Dos palabras se imponen: repudio y castigo.

2013-04-24 06:23:12