Santo Domingo RD 9 noviembre.- Arquitectos, acreditados por demás, se reunieron para hablar del tema: Maribel Villalona, Edda Grullón, Diana Martínez, Esteban Prieto y Omar Rancier conformaron la mesa redonda sobre «La Ciudad Colonial de Santo Domingo, patrimonio de la humanidad: relación social entre lo local y lo global», en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).
La doctorando francesa Maud Vannelli organizó el panel como parte de sus estudios de investigación para su tesis, en la que explora la relación social -gente y espacio, turismo, patrimonio e interacción social- en el marco del «II Segundo Congreso Transdisciplinario del Caribe: el Futuro de las Ciencias Sociales».
El turismo y el patrimonio son dos temas de actualidad, dijo Vannelli para introducir el conversatorio, resaltando la dimensión humana que abarcan ambos conceptos. En República Dominicana tienen la suerte de contar con un patrimonio global muy importante y muchos dominicanos viven gracias al turismo como actividad económica, argumentó para provocar a los convidados.
Andamiaje legal de la preservación
Edda Grullón, arquitecta y titular de la Dirección de Patrimonio Monumental de la Ciudad Colonial, concluyó su exposición como si dictara una sentencia: «El principal reto sigue siendo garantizar los fondos necesarios para la conservación de los monumentos y la Ciudad Colonial en general, y asegurar la sostenibilidad de los mismos».
«La Ciudad Colonial de Santo Domingo: consideraciones sobre su preservación», fue el título de exposición, en la que se remontó a la historia de la preservación monumental para sustentar su reclamo de financiación.
El ser humano tomó consciencia desde sus orígenes de la importancia de sus monumentos y la necesidad de preservarlos como elementos de identidad, recordó Grullón, a modo de introducción. Un referente: las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, considerados insignes monumentos, y de las que solo sigue en pie la Gran Pirámide.
Grullón compartió fechas claves sobre la ruta conservacionista que han seguido el mundo y República Dominicana. Recordó que fue en 1972 cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) adoptó la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural.
En 1978 se inscribieron los 12 primeros sitios en la lista del Patrimonio Mundial, apuntó, para resaltar que en el transcurso de 1985 el país se adhirió a la citada Convención.
Hasta 2014, nos dijo Grullón, la UNESCO ha reconocido 1,007 bienes protegidos, de ellos, 779 son culturales; 197 naturales y 31 mixtos.
Recordó que los bienes declarados de patrimonio mundial adquieren una protección internacional y para ser reconocidos como tales los Estados parte deben incluirlos previamente en una lista tentativa, y estos deben poseer al menos de los 10 criterios de valoración establecidos en las directrices de dicha convención y cumplir con requisitos de autenticidad e integridad.
Aunque la República Dominicana se adhirió a la citada Convención en 1985, tuvo que esperar cinco años para lograr la declaratoria de Patrimonio Mundial de la Ciudad Colonial. Desde entonces, destacó, el recinto amurallado, al igual que muchos otros sitios históricos de América Latina, adquirió una gran nombradía internacional y reiteradas evaluaciones.
Habló a seguidas del establecimiento del Plan Cuna de América, implementado también en 1990, auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA), con el objetivo de potenciar el desarrollo turístico del sitio. El plan describió una serie de proyectos que debían acometerse en la zona, y fue entonces cuando comenzó el proceso de búsqueda de recursos para los fines. Las gestiones salieron de diferentes instancias públicas. Fue como resultado de estas iniciativas que se construyó el Hostal Nicolás de Ovando, lo que materializó por primera vez en la zona el vínculo entre preservación y aprovechamiento turístico de la Ciudad. En la ocasión, recordó Grullón, hubo objeciones de arquitectos que apuntaban al riesgo de dar mayor valor al concepto de turismo, que a la protección de los monumentos que serían impactados o transformados.
La preservación de la Ciudad Colonial en la actualidad, Grullón la evalúa ahora con un tono neutro. Entiende que ofrece un ejemplo tangible de cómo se preserva un patrimonio y se operativiza el vínculo con las iniciativas de preservación a escala internacional. Pero no olvidó que en 2009 el país enfrentó el riesgo de ser incluido en una lista sobre bienes en peligro, por posibles pérdidas de su valor excepcional. La propuesta de desarrollo del inmobiliario proyecto Sans Soucí fue el germen de la posible sanción.
En 2010 la comisión internacional que evaluó la Ciudad Colonial, encabezada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y la UNESCO, recomendó limitar la zona de amortiguamiento al este de la ciudad -cuatro niveles como máximo en las edificaciones – y la aprobación de un plan de revitalización de la Ciudad, además de asegurar los recursos necesarios para la aplicación del sistema de gestión.
Entre 2011 y 2013 el Estado dominicano presentó al Centro de Patrimonio Mundial varios informes sobre el estado de conservación del sitio para que se verificara el cumplimiento de las recomendaciones que este organismo había hecho en evaluaciones previas, dijo Grullón, para añadir que, «lamentablemente, los informes no reportaron mayores avances».
Este año, una nueva misión del ICOMOS evaluó los retos a los que se enfrenta la Ciudad Colonial. La misión enfocó su evaluación en el desarrollo del proyecto Sans Souci, la expansión de la línea del Metro -la línea 6 tendría dos estaciones en el casco antiguo- y el programa del fomento al turismo auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ejecutado por el Ministerio de Turismo, entre otros.
En sus conclusiones, consideró que las insuficiencias y dualidades financieras y de gestión representan los reales peligros actuales que necesitan ser enfocados con seriedad por parte del Estado.
Grullón reprodujo recomendaciones de la misión que evaluó la Ciudad Colonial que fueron adoptadas por el Comité de Patrimonio Mundial: Necesidad de finalizar el proceso de aprobación de la zona de amortiguamiento de la Ciudad Colonial en Santo Domingo Este, con su marco regulador correspondiente.
Enfatizó en que se finalice el proceso de aprobación de la Ley de protección, salvaguarda y fomento del patrimonio cultural.
Urgió al Estado dominicano a asegurar la capacidad de gestión y los recursos para la conservación y protección, y en especial asegurar el funcionamiento de la comisión rectora de la Ciudad Colonial.
Consideró también que todos los proyectos y acciones que afectan la Ciudad Colonial, llevados a cabo por cualquier organismo, internacional o nacional, público o privado, incluyendo el proyecto auspiciado con fondos del BID, deben ser aprobados por los organismos encargados de su protección.
El 1 de noviembre de 2015, el Estado dominicano deberá presentar al Comité un informe actualizado del estado de conservación de la Ciudad Colonial, incluyendo avances precisos para el debido cumplimiento de las mencionadas recomendaciones.
Para Grullón, los retos para la debida conservación de la Ciudad Colonial van más allá de las limitaciones legales, de gestión y de recursos económicos. A modo de ejemplo planteó que una de las principales limitaciones en el ámbito de la gestión sale de la necesidad de fortalecer la coordinación institucional, dada la gran cantidad de organismos que impactan la Ciudad Colonial. Mencionó entre ellos a los ministerios de Cultura, Turismo y Obras Públicas, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, y la Oficina de Ingenieros y Obras del Estado.
Además, consideró que todos los posibles proyectos a ser desarrollados en la zona sean evaluados y aprobados por las instituciones encargadas de su protección, en especial por el Ministerio de Cultura, a través de su Oficina de Patrimonio Monumental, y el ADN, a través de su unidad especializada.
Si bien se debe promover el desarrollo turístico en la Ciudad Colonial, también se debe asegurar que se minimicen los impactos negativos de dicho desarrollo, expuso la arquitecta.
Y al referirse a los recursos económicos para los programas de conservación, advirtió que si bien se hizo una importante inversión inicial a finales de los años 80 para que la Ciudad Colonial fuera declarada Patrimonio Mundial, los fondos destinados a la conservación en las décadas posteriores han sido casi inexistentes.
Es por esto que el principal reto sigue siendo garantizar los fondos necesarios para la conservación de los monumentos y la Ciudad en general, y asegurar la sostenibilidad de los mismos.
Para esto abogó por la asignación de recursos directos, de manera que se pueda garantizar la conservación de los recursos generados por el turismo, pero destacó el aporte que representa la inversión prevista a la fecha, para abarcar entre tres y cinco años, a través del préstamo en ejecución del BID.
En cuanto a las limitaciones legales, abogó por la aprobación de la Ley de protección, salvaguarda y fomento del patrimonio cultural, que lleva más de 10 años en proceso de debate.
Urge también, en su opinión, la implementación de la comisión rectora como organismo gestor propuesto.
Hasta que estos retos no sean asumidos por el Estado dominicano -dijo- la conservación de la Ciudad se mantendrá en condiciones de riesgo.
Ciudad Colonial como apuesta global
Diana Martínez, directora de Patrimonio Cultural e Inmueble del Centro Histórico de Santo Domingo del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) inició su intervención con un apunte sustancial: «La Ciudad Colonial no sólo es un ente físico. Es también un ente social…».
El conjunto de unidades geo urbanas de la Ciudad, indicó, lo conforman: 2,294 predios o solares; unas 136 manzanas y un polígono urbano con identidad propia. Esa identidad se la dan sus atributos urbanos, entre los que resaltó la trama compacta, sus murallas y fuertes, calles estrechas, callejones, monumentos icónicos, edificaciones patrimoniales, múltiples plazas, patios privados, innumerables iglesias, barrios tradicionales, centros culturales, museos y múltiples espacios con vocación turística, entre otros.
Reconocido como el primer asentamiento permanente en el Nuevo Mundo, fundado en 1498, es valorada porque muchos elementos de la Ciudad son primacías de América, rememoró Martínez al abordar el tema «La Organización Social de la Ciudad Colonial de Santo Domingo».
El hábitat trasciende la dimensión física y ella lo demostró con datos muy contundentes. Esta ciudad ocupa apenas 1.19 kilómetros cuadrados, que equivalen a menos del 1 % de los 104 kilómetros cuadrados que abarca el Distrito Nacional. Pero en ella se organizan territorialmente 13 juntas de vecinos.
El número cobró valor cuando hizo las comparaciones de lugar. De las 490 juntas de vecinos que hay en el Distrito Nacional, 13 están ubicadas en la Ciudad Colonial. Mientras el Distrito Nacional tiene un promedio de 2.6 juntas de vecinos por kilómetro cuadrado, la ciudad amurallada tiene 13 en poco más de un kilómetro de extensión, y además una Unión de Juntas de Vecinos.
Detrás de esa cantidad de juntas está el proceso en que se ha conformado este espacio urbano, evidenció Martínez. Se han formado vecindarios y barrios desde la época de la Colonia en torno a los monumentos, a los hitos, en su mayoría iglesias.
Y con evaluaciones a mano, resaltó el hecho de que los vecinos, los residentes, tienen un vínculo con el monumento en el cual se encuentra enclavado su barrio y generan una identidad propia. Un ejemplo palpable, indicó, es cómo celebran la fiesta patronal de San Miguel quienes residen en esa barriada, con la iglesia como centro.
Los registros de Martínez son exhaustivos. Contó que estas juntas de vecinos no son tan antiguas como los barrios. La primera se creó en 1976, en Santa Bárbara, cuando todavía el ADN no se había propuesto crear las juntas de vecinos. La decisión de conformar estas comunidades se adopta en 1978.
San Antón fue la segunda junta de vecinos en crearse, en 1991, y luego la de Regina, en 1994. Un año después, el Patronato de la Ciudad Colonial promueve la conformación de juntas de vecinos para facilitar la interacción con los residentes. Para 1996, las juntas deciden integrarse en la Unión de Juntas de Vecinos. Las juntas barriales que se formarían a posteriori lo harían vinculándose desde sus inicios al ente que agrupa el conjunto.
Martínez destaca que en 2007 fue cuando el ADN creó el reglamento para las juntas de vecinos. Entonces, la Ciudad Colonial ya tenía un gran caudal de experiencia comunitaria, dijo.
También se refirió al Observatorio Ciudadano del ADN y las encuestas que ha hecho en tres ediciones, mediantes las cuales han podido establecer fortalezas y debilidades.
Qué piensan los vecinos de la Ciudad Colonial, cuál es su ciudad soñada, son algunas de las preguntas que se hacen. Durante tres años de muestra, el 86 % de los vecinos soñaba con una ciudad organizada y regularizada; el 52 % con una ciudad segura y un 9 % aspiraba a una ciudad con mejor desarrollo humano, destacó Martínez.
Puesta a analizar fortalezas y debilidades de las juntas de vecinos, Martínez resalta la permanencia a través del tiempo; la concentración de los grupos comunitarios, la defensa del territorio y sus atributos que asumen; el hecho de que tienen líderes de alto perfil y de múltiple asociatividad; capacidad para interactuar en varios escenarios institucionales a la vez; reconocimiento público externo e interno; integración parcial a las redes sociales y valoración positiva de su trabajo.
Sobre las debilidades, Martínez subrayó los desniveles que se perciben en la organización interna de las juntas -unas más organizadas que otras-; no comparten la misma estructura, a pesar de que el reglamento vigente impone un esquema único; distribución poco equilibrada de responsabilidades; promoción de expectativas no controlables, porque a veces los líderes prometen lo que no depende de ellos; bajos niveles de involucramiento de las bases, las cuales suelen integrarse a las celebraciones y festejos, pero no al trabajo regular. También hay periodos de baja sincronización conjunta; concentración de liderazgo, y la imprecisión sobre el territorio que les corresponde.
De residencial a zona de servicios
En cuanto a amenazas y tendencias en la Ciudad Colonial, Martínez compartió datos del censo que hablan de un desplazamiento poblacional. Se debe, sostiene, a los cambios de uso de los espacios: de habitacional, a lugar de servicios.
Además, hay usos que no son compatibles con el uso residencial, como el de los bares. También hay presiones sobre el uso complementario al residencial, porque muchas personas con poder adquisitivo están comprando espacios, lo cual no es visible, pero es un hecho cada vez más frecuente.
Las presiones sobre el espacio público también las señaló para enfatizar que el uso, más allá del característico del vecinal, se convierte en fuente de molestia para los vecinos, ya sea por ruido, horario de la actividad y ocupación del espacio, entre otras.
La gentrificación, que se deriva del término inglés gentrification, relativo a la movilidad urbana -la sustitución de una población por otra- es otro fenómeno que se vive en la Ciudad Colonial.
Lo que Martínez no valora como necesariamente negativo, si se habla de dejar atrás el hacinamiento. Pero cuando se hace referencia a la gente que tiene una buena calidad de vida, que hace su vida en la Ciudad, uno comienza a preocuparse, explica.
Le pone peso a sus argumentos: «Mientras menos residentes haya, menos participación comunitaria habrá, y menos representación de los intereses propios y locales se dará».
Su sensibilidad de arquitecta-urbanista se ahonda en sus conclusiones: «Lo que tenemos son principalmente retos, y el mayor es el equilibrio entre lo que es el tejido urbano versus el tejido humano; entre lo que son las fuerzas sociales versus las presiones del mercado; entre lo que es la identidad local y la globalidad.
La Ciudad Colonial está entrando en un tren de globalidad, en ser una ciudad auténtica o una ciudad mimética. El reto está en alcanzar el equilibrio en los extremos que se están presentando: lo local y lo global. Así lo concluyó.
2014-11-09 15:20:29