¡Acción!
Terminator
Por Manuel Hernández Villeta
La saga de Terminator no es simplemente una colección de dos películas y una atracción en 3D. Más bien, es una historia en la que se hace una reflexión sobre algunos aspectos de la civilización tecnológica actual en forma de película, eso sí, muy comercial, al más puro estilo de Hollywood.
La máquina y la tecnología han significado siempre cambio y progreso para unos hombres y un perjuicio para otros. Cualquier avance tecnológico, cualquier máquina, además de simplificar o abaratar un proceso, implica la desaparición de puestos de trabajo y, por tanto, empeora la vida de algunas personas.
Desde la aparición de los primeros telares mecánicos hasta las actuales cadenas de producción robotizadas, los obreros siempre han temido a la innovación, especialmente si esta innovación es una máquina.
Terminator, explora (y explota) un nuevo mito universal nacido durante el siglo pasado según el cual los hombres pueden algún día ser dominados y/o destruidos por las máquinas.
Skynet es un sistema informático fabricado para mantener un efectivo sistema de defensa computerizado, pero su capacidad de conocimiento hace que en un determinado punto alcance conciencia de sí misma y decida que la especie humana es un factor negativo para el planeta y decide eliminarla.
La idea no es nueva. El clásico del cine mudo «Metrópolis» ya coloca a una máquina dominando la sociedad y en 1970, en «Collosus, The Forbin project» un ordenador se vuelve contra su amo humano y usa su propia fuerza nuclear para controlar el mundo.
Terminator toma esos elementos y le añade otros propios como la creación por la máquina de otras máquinas humanoides programadas para aniquilar seres humanos y la posibilidad de viajes en el tiempo en medio de una paradoja espaciotemporal.
Los distintos modelos de Terminator son unas perfectas máquinas de matar. Disponen de un esqueleto de forma similar al humano cubierto por una capa de piel sintética y órganos visuales, auditivos, etc. mucho más sofisticados que los seres humanos.
Esta similutud con lo humano, el nuevo demonio tecnológico, es lo que explota la película para lanzar contra los espectadores algunos de sus miedos más atávicos. Tal vez sea una revisión del mito del aprendiz de brujo traspasada a los nuevos tiempos.
2006-06-22 04:34:39