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La Guerra de las Galaxias

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La Guerra de las Galaxias

Por Manuel Hernández Villeta

La Guerra de las Galaxias se convirtió en uno de los fenómenos cinematográficos más importantes de finales del siglo pasado y puede que lo siga siendo en los comienzos de este siglo XXI. Las razones de este éxito se deben básicamente a tres factores:



Primero, el uso sin cortapisas de todos los mecanismos que la industria estadounidense del cine tiene para difundir sus productos por todo el orbe



Segundo, la utilización de los recursos técnicos más avanzados; por más que George Lucas se quejara de la escasez de medios de su primera película, su presupuesto era unas cuarenta veces superior al de una producción española media de la época.



y tercero, el uso y la adaptación de los mitos universales a un escenario nuevo y con el que el espectador no se puede identificar.



El mito del héroe está aquí reformulado y nos encontramos con nuevos Ulises que padecen su particular Odisea pero esta vez «hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana».

Así, la acción se sitúa en el pasado pero con elementos tecnológicos que normalmente siempre se identifican con el futuro.

 De este modo los personajes quedan libres de cualquier relación con el mundo actual y no son ya héroes típicamente yanquis sino que representan a toda la especie humana.

Esta ambigüedad se refuerza desde el momento en que la Alianza lucha contra el Imperio dentro de una lucha más amplia del bien contra el mal. Tal vez sea un planteamiento demasiado simplista pero, desde luego, ha dados sus frutos.

Cualquiera puede identificarse con los «buenos» de la película, el caballero andante Luke Skywalker, el aventurero Hank Solo o la Princesa Leia, en su lucha contra el mal, representado por Darth Vader, el personaje enmascarado más famoso de los últimos tiempos, sin necesidad de vincularlo con la realidad.



En esta ocasión, el cine norteamericano acierta de pleno al no señalar como enemigo a otros humanos que pudieran ser de algún modo relacionados con los comunistas, los alemanes, los vietcongs o los terroristas árabes.

 Así, nadie puede negarse a estar en el bando de los buenos, a unirse al bien en su lucha contra el mal.

Para esto, también resulta muy útil desligar a «los malos» de sus facetas humanas y, desde Darth Vader con su máscara hasta las tropas imperiales (cuasi robots torpes hasta la exasperación) pasando por los aliados alienígenas del Imperio, añadirle a la batalla el factor de lucha de la humanidad contra otras criaturas del resto de la Galaxia.

      

Así, siendo la Alianza el Bien y la Humanidad, a ver quién es el guapo que dice «Yo voy con el Imperio».

De este modo, una vez que tenemos libre el campo, de lo que se trata es de contar esa historia del bien contra el mal llenándola de aventuras épicas, de personajes creíbles y de máquinas fantásticas.



Las aventuras se van desarrollando en cada uno de los cuatro capítulos de la saga lanzados hasta la fecha (parece que se está cocinando el quinto) y a su alrededor se ha formado una macrohistoria donde cada personaje tiene su biografía y su razón de ser, donde todo se desarrolla para que el conjunto resulte creíble.

Es curioso que la saga empezase como capítulo IV, cuando los tres primeros es posible que sólo fuesen (si es que lo fueron) un leve esbozo en la mente de su creador.

2006-06-22 04:36:55