Sale a flote la verdad sobre un plagio musical
Miami, FL.- En mayo del 2002, sin ninguna advertencia, llegó a las oficinas de J & N Records en Miami una demanda, aparentemente inocua que alegaba la infracción de derechos de autor. El caso implicaba la canción titulada “Noche de fiesta», interpretada por el grupo de merengue puertorriqueño “La Gozadera”. J & N Distributors había adquirido la producción musical completa de “La Gozadera” para su liberación y edición en los Estados Unidos. La versión “remixeada” de la canción (realizada en Puerto Rico y sujeta para ser distribuida en Puerto Rico) fue incluida en 1994 en el álbum “Merenhits” bajo un acuerdo establecido entre J & N y EMI Capitol.
Fernando Torres-Negrón, residente en Puerto Rico, reclama ser el exclusivo compositor de la canción y alega que la licencia no ha sido obtenida, y que no se le ha pagado las ganancias derivadas por las ventas de los discos. Él, además, ha insistido que nunca autorizó la versión “remixeada” y que eso ha violado sus derechos morales basados en las leyes de Puerto Rico.
Al principio, los ejecutivos de J & N creyeron que una suma razonable, rápidamente, conseguiría un resultado consecuente y el caso sería colocado “a despedido”. Sin embargo, después de una llamada telefónica inicial, de buena fe, por parte del personal de J & N, los abogados del señor Torres-Negrón pronto mostraron que sus intenciones eran bastante claras: ellos vieron la oportunidad de cosechar ventajas de un precedente puesto en el caso Monroig, donde una decisión de ocho millones de dólares en contra del demandado, RMM Records, implicando «derechos morales» causó que RMM, productor de salsa independiente y otros estilos tropicales, y uno de los sellos más importantes y prestigiosos de Iberoamérica, simplemente, cerrará sus puertas.
Sobre el caso RMM, muchos de los que hemos trabajado en la industria discográfica por algún tiempo, recordamos muy bien todas las repercusiones nefastas relacionadas a este tema. El personal de RMM, de cerca de 100 personas, perdió sus empleos; numerosos artistas importantes de la salsa fueron liberados del ahora difunto sello, y sus carreras transcurrieron en la total oscuridad. Los estudios de grabación cerraron, los productores, y los arreglistas y músicos de estudio vieron una gran parte de sus ingresos borrados con un impacto final, por supuesto, desfavorablemente para sus familias. Como un resultado directo de esta decisión, la salsa en general se estrelló y aún está por recuperarse.
En el comienzo, este caso, el cual implicó otras canciones, empresas adicionales y entidades, contó con un magistrado de Boston el cual analizó el caso y determinó que, incluyendo a todos los demandados y canciones, la acción entera no merecía un total mayor de 20,000 dólares. No obstante, los abogados de Torres-Negrón siguieron adelante exigiendo una cifra de 7 números a J & N para lograr un arreglo. Lamentablemente, el juez les permitió hacerlo, a pesar de los numerosos puntos de ley que fueron argumentados a principios por el señor Sheinbaum, abogado de la compañía J & N.
Sin embargo, después de que una defensa que le costó a J & N más de medio millón de dólares y que se extendió por un período de 6 años, J & N prevaleció, pero no sin antes los demandantes apelaran y después de que la tentativa subsecuente fracasara, los reclamantes sometieron una remota petición al tribunal supremo de los Estados Unidos. Durante el curso del pleito inicial, los demandantes no sólo archivaron cientos de los documentos que requirieron un costoso proceso, y mucho tiempo de contesta, si no que trajeron acciones adicionales, entre ellos un registro que fue liberado por RMM y no por J & N, y para el cual J & N nunca pidió emitir una licencia de ningún tipo. Su presa implacable de trabajo administrativo fue diseñada para presionar a J & N a pagar los abogados del demandante en vez de hacerlo ellos mismos. Al disgusto de Fernando Torres-Negrón, Juan y Nelson enfilaron sus dientes y rechazaron la acción ya que sintieron que era injusta. Además, ellos creyeron que si los demandantes prevalecían, la industria de la música se vería sujeta a pleitos similares que implicarían trabajos pendientes conectados a catálogos y canciones liberadas desde hace más de 10 años. Ellos se imaginaron que los abogados de Fernando Torres-Negrón, montados en el tren de la victoria, lanzarían una investigación a todas las empresas donde el ataque fuera plausible. Vale destacar que, desde principios de los años 90 y antes, era sumamente difícil identificar los trabajos musicales y las licencias del negocio de la música hispana. No había Internet y mucho menos recursos como Itunes donde inmediatamente podría uno anticiparse y descargar canciones para conocer su verificación. Además, la mayoría de los sellos independientes hispanos eran «nuevos en el negocio», y con poco conocimiento en cuanto a la ley de propiedad intelectual y complicadas exigencias estatutarias para la explotación de las composiciones musicales. Antes, cuando una empresa procuraba identificar una canción, se debía ir, literalmente, a una tienda de disco, buscarla, comprarla y después tocar la música para así compararla con otras canciones. Por ejemplo, hubo canciones donde los productores, sin querer, le cambiaban sus títulos.
El aspecto más increíble de la acción de Torres-Negrón es el hecho de que la canción «Noche de fiesta», la cual el demandante tan agresivamente ha perseguido, resultó ser una infracción ostensible. La obra musical original, «Nena Linda» el cual fue compuesto y registrado por Raldy Vásquez y su banda, fue lanzada comercialmente en Puerto Rico a principios del 1992, bien antes del lanzamiento de “Noche de fiesta». Entretanto, el señor Torres-Negrón creó una nueva lírica y la encajó con cuidado sobre la melodía de Raldy, en el coro, y aún en las improvisaciones. Torres-Negrón en ese entonces entregó «Noche de fiesta» a los productores del grupo de merengue puertorriqueño, La Gozadera, y este trabajo de infracción fue registrado y comercialmente puesto a circular en Puerto Rico en 1993.
Si no fuera por el estelar abogado de J & N, James B. Sheinbaum, Esq. la verdad que esto nunca hubiese salido a la luz. En la inicial deposición del demandante Fernando Torres-Negrón, Sheinbaum realizó una singular estrategia con un interrogatorio aparentemente inofensivo, y así colocar al testigo en «una zona de confianza», mientras los abogados contrarios sonrieron con satisfacción y lo despreciaron. Tarde o temprano se haría evidente que la broma estaba sobre ellos.
A principios, el demandante declaró que él había compuesto “Noche de fiesta» escuchando a otra canción.
Sheinbaum, silenciosamente, saltó sobre esta “exquisitez” de información y se concentró en una línea del interrogatorio que parecía no ir a ninguna parte, pero que fue promulgado expresamente para espigar más información e ir construyendo el caso para la infracción. Después de la deposición, Sheinbaum se comunicó inmediatamente con el personal de J & N que, posteriormente, repasó literalmente los cientos de CDs que contienen los merengues que eran populares en Puerto Rico durante principios de los años 90, pero todo fue en vano. Sheinbaum también informó a J & N que uno de los coacusados le había informado en privado que él conocía la canción de la cual la melodía de “Noche de fiesta» había sido compuesta. Lamentablemente, esta persona falló y nunca proporcionó el título ni el autor de este trabajo, provocando que esta acción judicial se prolongara durante 6 años. Nadie realmente creyó a Sheinbaum. Ni el más experimentado profesional encontraría difícil de creer que un escritor, pensaría que sus abogados, brutalmente, perseguirían a una empresa exigiendo una remuneración de siete cifras en conexión con una canción que él copió de alguien más.
A veces, sin embargo, los milagros realmente pasan, y descubrir el caso de Raldy Vásquez fue una verdadera prueba de ello. Raldy ha sido amigo y socio de negocios de J & N por más de una década. En el otoño del 2005, Raldy acuerda reunirse con Nelson Estévez (de ahí viene la “N» de J & N) en los estudios de EMCA en la República Dominicana, con el fin de discutir el lanzamiento de un proyecto musical que él había producido.
Durante esta reunión, Nelson, quien estaba realmente afectado por la batalla legal de ese entonces, comentó a Raldy algunos aspectos del caso antes de iniciar las conversaciones de negocios. Mientras se iba desarrollando este diálogo, Nelson le informa a Raldy el nombre del demandante, dato que sin sospecharlo, arrojaría a la luz una revelación sorprendente. De manera concreta Raldy le confiesa a Nelson que hace unos años él recibió una llamada cuando vivía en Puerto Rico, donde una persona le hizo referencia sobre la canción titulada “Noche de fiesta», la cual se la da a escuchar, y le pregunta si le era familiar. Efectivamente, Raldy indicó que esta composición era una copia fiel de su trabajo, “Nena Linda». A pesar de esta clara evidencia de plagio, ambos minimizaron el asunto, y Raldy puntualmente se olvidó de ello.
Cuando el caso fue a juicio en Puerto Rico, Raldy viajó a declarar, y su participación fue clave en la decisión del juez en pronunciarse a favor de J & N. El juez, eventualmente, invalidó la decisión del jurado que obligaba a J & N a pagar la desorbitada suma de 800,000 dólares a Torres-Negrón, por el empleo desautorizado del tema “Noche de Fiesta”. Adicionalmente, en declaraciones después del juicio, el señor Sheinbaum presentó unos puntos de leyes, algunos innovadores, en los cuales el juez estuvo de acuerdo, aunque 11 horas después, resultó un gasto de medio millón de dólares.
Debe ser tomado en cuenta que, a través de sus abogados, Torres-Negrón relacionó sus reclamos de infracción.
Varias multinacionales eran coacusados de estas acciones debido a sus relaciones de negocio, derechos de distribución y licencias de J & N y otras entidades involucradas. Cada multinacional llegó a un acuerdo con Torres-Negrón a cambio de proseguir una lucha en tribunales.
Una cosa que podemos preguntarnos sobre las intenciones de aquellos que, basados en la avaricia, agresivamente aterrorizan de esta manera a una empresa respetable. En particular en un momento donde la industria de la música pasa por unos de sus momentos más difíciles, por lo que es esencial que sellos independientes como J & N puedan gozar de buena salud financiera con el fin de firmar artistas y negociar composiciones musicales que en general puedan ser producidas y explotadas. Somos de los escasos sellos independientes con la resolución de proporcionar las enormes sumas requeridas para promover la carrera de un artista aún cuando las ventas se han disminuido en quizás 2/3 durante la década pasada. Ciertamente, las grandes casas discográficas no contratarán artistas que no tengan una trayectoria o un currículum significativo.
Si permiten que demandas inauditas, y que la acción de Torres-Negrón prospere, puede forzar tanto a J & N como a otros independientes dignos, a cerrar sus puertas, y pasar al olvido como fue el caso de RMM.
Epílogo: Vásquez demandó a Torres-Negrón por la infracción de los derechos de autor en una corte federal de Nueva York en la cual el Vásquez prevaleció, aunque no fue concedido con los honorarios legales o cualquier parte de las sumas derivadas de los pagos recibidos por Torres-Negrón por infringir su trabajo.
2008-07-07 23:52:03