Transmitirán en vivo concierto Cinco Estrellas y un Canto
MIRIAM ZITO VALDEZ
El concierto Cinco Estrellas y un Canto para toda América Latina, que se celebrará el próximo sábado 13, en el Centro Hostos para las Artes y la Cultura, en Nueva York, será transmitido en vivo por Telesur.
En el concierto, que comenzará a las 7:30 de la noche, actuarán reconocidos artistas como el boricua Danny Rivera, el dominicano Víctor Víctor y Las Estrellas Doradas del Jazz de Puerto Rico.
El Comité Internacional por la Libertad de Los Cinco informa que la gala forma parte de las acciones que se desarrollarán del 12 de septiembre hasta el ocho de octubre, en ocasión del X aniversario del arresto de los cinco luchadores antiterroristas.
Una marcha nacional se llevará a cabo en Washington D.C., entre otras que se efectuarán en varias ciudades norteamericanas para exigir la liberación de Fernando González, René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández.
Conocidos internacionalmente como Los Cinco, su causa está respaldada hoy por la acción de cientos de comités de solidaridad en todo el orbe, publica el sitio digital www.antiterroristas.cu.
El terror que marca al 11 de septiembre
Tres sucesos en la historia han dejado su huella el 11 de septiembre, asociados todos al terrorismo.
En Chile un golpe de Estado puso fin al Gobierno constitucional de Salvador Allende; en Nueva York un asesinato sumaba otra víctima al terrorismo fraguado por grupos criminales asentados en Estados Unidos contra Cuba; también, en Nueva York, el derribo de las Torres Gemelas dio el pretexto al presidente George W. Bush para iniciar su «guerra infinita contra el terror»…
11S: GOLPE CONTRA ALLENDE
«(… ) Mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores, colocado en un tránsito histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (… ) Sigan ustedes, sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas… «
La historia chilena vivía uno de sus episodios más trágicos. Desde el Palacio Presidencial se había escuchado el mensaje de Salvador Allende. En ese momento ya las torres de Radio Portales y Radio Corporación ardían. El ultimátum de bombardeo a La Moneda también era conocido.
El entonces general en jefe de las Fuerzas Armadas, Augusto Pinochet, con la complicidad de Estados Unidos, lideraba el plan golpista, aplicando la fórmula del terrorismo de Estado contra un gobierno constitucional elegido democráticamente por el pueblo. Los sucesos del 29 de junio de 1973, conocidos como el Tanquetazo, devinieron un ensayo. Dejaron la estela de otro inminente ataque contra el Gobierno de la Unidad Popular, el cual acontecería casi tres meses después.
Fue aquella mañana del 11 de septiembre. El Presidente se había presentado en La Moneda para defender la revolución que erigía desde 1970. En una de sus manos sostenía el arma con la inscripción «A Salvador Allende, mi hermano de lucha», obsequiada por Fidel durante una visita a Chile. Poco después de su mensaje se escuchó el estruendo…
La imagen de La Moneda invadida por el fuego viajó el mundo.
Aunque se iniciaba para el país un largo periodo de terror, las ideas de Allende continuaron guiando al pueblo hasta la caída de Pinochet. Comenzaban a abrirse las grandes alamedas.
11S: ASESINATO DE FÉLIX GARCÍA
El crimen ocupó titulares. Era el 11 de septiembre de 1980. El secretario de Estado era Edmund S. Muskie y el presidente, James Carter. El asesinato del diplomático cubano Félix García Rodríguez había creado una inmensa conmoción entre todo el personal de las Naciones Unidas.
En una llamada a la agencia de prensa AP, un interlocutor anónimo reivindicó el crimen a nombre de Omega 7, y calificó a la víctima de «comunista».
Finalmente, el 9 de septiembre de 1985, a casi cinco años del crimen que había estremecido a Nueva York, Pedro Remón fue acusado de aquel asesinato ante un tribunal penal, junto a Andrés García y Eduardo Losada Fernández.
El 7 de febrero de 1986, Remón, después de negarse constantemente a colaborar con las autoridades, sin nunca admitir que era miembro de Omega 7, reconoció su culpabilidad en la acusación de conspiración ante un juez complaciente. Se salvó con una sentencia de las que el imperio reserva a sus amigos. El 14 de diciembre de 1990 estaba ya en la calle, listo para seguir con sus planes asesinos.
En noviembre del 2000 fue arrestado en Panamá junto a Luis Posada Carriles, mientras preparaba la destrucción con explosivos del anfiteatro universitario donde iba a hablar Fidel y que hubiera costado la vida también a miles de estudiantes panameños.
Fue liberado en agosto del 2004, indultado por la ex presidenta panameña Mireya Moscoso; regresó a Estados Unidos sin problema alguno, y desde entonces sigue predicando el uso del terror en reuniones públicas de Alpha 66.
11S: EL PRETEXTO
Hace exactamente siete años de aquel 11 de septiembre cuando dos acciones por separado, con cuatro aviones, irrumpieron contra dos símbolos de la sociedad norteamericana: las Torres Gemelas, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington. A partir de entonces y con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, mucha sangre y destrucción, mucho luto y desolación, ha llevado al mundo el gobierno del presidente George W. Bush.
Aquel acto de terrorismo fue la justificación para hechos mayores. Al inquilino de la Casa Blanca le vino como anillo al dedo (de ahí las dudas) que existiera un 11 de septiembre, para llevar adelante planes de invasión y ocupación como los de Afganistán e Iraq, y amenazar a muchos otros países que, a criterio de Bush, integran la nómina de naciones patrocinadoras del terrorismo.
Habían pasado solo 26 días del atentado cuando Afganistán fue atacado por la mayor coalición bélica de la historia encabezada por Washington. Más de 1 000 millones de dólares mensuales en gastos militares fue el saldo de los primeros seis meses de guerra. Después la cifra se ha multiplicado varias veces.
Toda esa fuerza —se decía—, para capturar vivo o muerto a Osama bin Laden y al Mulah Omar, este último el presidente talibán que gobernaba Kabul al momento de la invasión yanki.
La realidad ha sido otra. Bin Laden ha tirado perfectas trompetillas a Bush, y el Mulah Omar, no se sabe dónde está.
Luego vino la invasión y ocupación de Iraq. Más de un millón de muertos, un país destruido, una cultura arrasada… y la mayor potencia militar del mundo, EE.UU., empantanada.
2008-09-11 17:35:11