Cultura

Béjart, blanco sobre negro

Béjart, blanco sobre negro



El fallecido maestro de la danza moderna ‘resucita’ en Lausana con el estreno de su coreografía póstuma

LAUSANA.- Una inmensa foto de Maurice Béjart, rodeado de gatitos, preside la agitada cafetería de la sede de su compañía, en la calle del Presbiterio, detrás del imponente teatro de Beaulieu, en la ciudad suiza de Lausana. Un edificio funcional donde la presencia del Maestro, como todos le llaman, sigue viva en cada rincón pocas semanas después de su desaparición.



La agitación es grande en esta cafetería llena de humo, donde los jóvenes atletas de la danza pasan las horas fumando y bebiendo café antes de la primera presentación en público de la última obra de Maurice, como le llaman igualmente sus discípulos. El desafío es grande y la excitación se palpa en el aire, pues será otro hombre quien tome las riendas de la mítica compañía y pase el examen de llevar a buen puerto La vuelta al mundo en 80 minutos.



«Este ballet es, en realidad, una obra inacabada, pues Maurice no pudo terminar la coreografía como hubiera deseado dado su grave estado de salud; pero aun así, hemos decidido estrenar y respetar sus deseos», explica un hombre fibroso y de aspecto cansado, aunque juvenil. Se trata del francés Gil Roman, quien durante 27 años estuvo al lado de Béjart y, desde hace unos años ha sido director adjunto del Béjart Ballet Lausanne (BBL).



La obra propone un viaje por distintas épocas y geografías que es, a la vez, un retrato biográfico del propio Béjart. Una pieza por la que desfilan personajes, temas y músicas que fueron importantes en la vida y la obra del maestro francés. Temas de Wagner y Vivaldi se mezclan con tablas indias, valses y cantos de la diva egipcia Om Kalsum para crear un fresco que culmina en una vibrante fiesta brasileña de la que participa toda la compañía.



«Un collage que coge elementos de muchos de sus trabajos anteriores, algo muy habitual en su obra», señala la española Elisabet Ros, bailarina estrella del BBL desde hace años -«aunque entre nosotros no hay grados ni títulos», aclara con modestia- y que lleva sobre sus hombros gran parte del peso de esta pieza.



Más allá del estreno hay numerosas preguntas que los amantes de la danza se hacen sobre el futuro del BBL tras la desaparición de su creador. «Por el momento, la ciudad de Lausana nos ha garantizado los próximos tres años de vida», aclara Gil Roman. «De nuestro trabajo y la dirección que tomemos dependerá nuestro futuro». De hecho, no son pocos los especialistas que consideran que el futuro de la compañía de Béjart puede pasar por dos caminos: convertirse en una «compañía-museo» destinada a preservar y promover el legado béjartiano o abrirse a nuevos y jóvenes coreógrafos para mantener viva la creación. «No me gusta el concepto de compañía-museo», aclara con cierta irritación Roman. En su opinión, el BBL «tomará el camino del justo medio», preservando el legado de Maurice Béjart a la vez que se abre a la novedad. «Incluso contando con los amigos históricos y colaboradores de la casa como puede ser Víctor Ullate», comenta.

El último ensayo

En sus últimos días de vida, Maurice Béjart dejó el hospital donde estaba internado para presenciar un último ensayo rodeado de sus bailarines y discípulos. La bailarina Ros estuvo presente en ese momento: «Con esta última coreografía, su cansancio era evidente y estaba un poco deprimido. Pero ese día dijo ‘quiero estar con mis bailarines’, y vino a presenciar un ensayo. Fue un momento de profunda emoción que nos hizo mucho bien a todos, pues a pesar de su sufrimiento, se le veía feliz de estar entre nosotros. Ésa fue la última vez que le vimos. Y añade: «Bailar La vuelta al mundo en 80 minutos lo mejor posible será nuestra declaración final de amor a Maurice».



El Béjart Ballet Lausanne prepara una gira que le llevará en breve a París, antes de presentarse en España en febrero.



RODRIGO CARRIZO COUTO – Lausana – 21/12/2007 /El Pais

2007-12-21 04:15:42