Fotografía de la toma del Reichstag llega a Berlín con las «correcciones» de Chaldej
El fotógrafo ruso agregó «detalles» a la imagen como aviones, tanques y humo.
El museo Martin Gropius Bau de Berlín abrió hoy, aniversario de la Capitulación del Tercer Reich, la mayor retrospectiva nunca expuesta de Yevgueni Chaldej, el Robert Capa soviético y autor de la fotografía de la toma del Reichstag, desde la mirada del Ejército Rojo y con sus legendarias «correcciones».
«El 8 de Mayo fue el día la Victoria sobre el Fascismo. Mi padre, como todo ruso, quería ver izada su bandera en Berlín. Unos días antes se cosió una él mismo, se fue a Berlín, se subió al Reichstag y se la dio a unos soldados que estaban ahí. Así hizo la foto», explicó la hija del fotógrafo, Anna Chaldej.
La inauguración es para Anna Chaldej un «acontecimiento familiar», ya que su padre ni en vida, ni después de muerto, en 1997, recibió nunca un homenaje así.
«Su foto es célebre, está en todos los libros. Pero cuando yo iba a la escuela ni siquiera decía que era de mi padre, era casi anónima», cuenta Anna, nacida en 1947, dos años después del fin de la II Guerra Mundial, mientras sostiene en sus manos algunas copias.
La foto es legendaria, como lo son también las manipulaciones que él llamaba «retoques» o «correcciones» que Chaldej aplicó no sólo a la célebre fotografía tomada la mañana del 2 de mayo de 1945, dos días después del suicidio de Adolf Hitler en su búnker. La exposición recoge otros ejemplos, como aviones aliados sobrevolando el Reichstag en ruinas, que él llanamente «colocó» sobre la fotografía, adornada por un tanque que tampoco estaba ahí.
LOS RETOQUES
«Se ha dicho que todo fue una escenificación para la propaganda. Yo simplemente creo que captó el momento histórico, como un fotógrafo de estudio busca el mejor encuadre para un retrato», explica Ernst Volland, autor del catálogo de la muestra «Der bedeutende Augenblick» («El instante significativo»).
La explicación de Volland suena algo simplista. Además de llevar él mismo la bandera para que la izaran los soldados, Chaldej «rasgó» luego del negativo dos relojes visibles en la muñeca de uno de ellos porque sugería una acción de saqueo del Ejército Rojo.
Posteriormente acentuó el dramatismo incorporando nubes de humo como si el edificio estuviera bajo las bombas. Se ha dicho incluso que montó encima una bandera con la hoz y el martillo al viento, menos mortecina que la propia. Y que sus soldados eran «extras».
El misterio seguirá envolviendo su célebre foto, admite Volland, de la misma manera que siempre hubo expertos que dudaron de la autenticidad de la muerte del miliciano republicano de Capa.
LA AMISTAD CON CAPA
Lo cierto es que los «retoques» de Chaldej son joyas tan preciadas de la historia de la fotografía como sus originales. Ambos fotógrafos, Chaldej nacido en Ucrania, de origen judío y Capa nacido en Budapest fueron como almas gemelas, en bandos distintos, que tal vez captaron, tal vez forzaron momentos históricos.
«Fueron grandes amigos», contó Volland. Capa, cinco años mayor que Chaldej, le regaló una de sus cámaras. Con sus distintas Leicas, el fotógrafo del bando soviético siguió al Ejército Rojo desde junio de 1944 y durante prácticamente toda la contienda.
Captó a sus soldados jugando con sus mascotas, a bañistas al sol ante las ruinas de Sebastopol, en 1941, y al ejército en humillante retirada ante el acoso hitleriano, antes de acabar izando la hoz y el martillo sobre el Reichstag.
Tras la Capitulación asistió a otros grandes eventos históricos, como la Conferencia de Potsdam y los procesos de Nuremberg contra altos responsables del nazismo.
Al visitante de la muestra le llega a asaltar la duda de cuántas fotos son reales y cuántas son escenificaciones del fotógrafo al servicio de la agencia de noticias soviética Tass.
«Eran manipulaciones ingenuas comparado con lo que ahora pueden hacer los reporteros de guerra, teniendo en cuenta las posibilidades técnicas de ahora y las de entonces», reflexiona Volland.
La exposición del Martin Gropius, elaborada básicamente con material de archivo de Volland, estará abierta en Berlín hasta el 28 de julio. El mayor deseo de Anna Chaldej sería que luego viajara a Kiev, para ser inaugurada ahí por ella misma y la hija del miliciano que izó la bandera, Alexis Kavaliov.
EFE
2008-05-08 18:02:24