René Fortunato, muchos ignoran que el documental es cine
René Fortunato, el cineasta que exhibirá este año su nuevo documental titulado «Bosch: presidente en la frontera imperial», atribuye a la ignorancia, el hecho de que sus documentales no sean mencionados cuando se habla del cine dominicano.
«Ignoran que el documental es cine. Es un género cinematográfico.
Ignoran que todos los largometrajes documentales de mi autoría se han exhibido en las tandas regulares de las salas de cine de nuestro país, con un extraordinario éxito de público y critica. No saben, algunos lo saben y no lo dicen, eso es lo penoso.
No saben –repito- que entre 1988 a 1995, los records de taquilla de las producciones cinematográficas dominicanas, los tienen los documentales «La Trinchera del Honor» y «El Poder del Jefe». Dije hasta 1995, porque fue en ese año que se estreno «Nueba Yol», la película de Angel Muñiz que estableció un antes y un después en el cine dominicano», aclaró Fortunato durante una entrevista exclusiva para Semana.
Detalló que en los más importantes festivales de cine del mundo, como el de Berlín por ejemplo, cuando un realizador quiere participar en la competencia internacional de largometrajes, le preguntan si es ficción o documental. No le hacen la absurda pregunta, muy frecuente en nuestro medio, de si «es una película o un documental?». Eso es como si alguien le preguntara a un intelectual «Que hiciste un libro o una novela?». Difícilmente escuchemos esta pregunta, porque queda claro que el libro es un formato donde se suele imprimir literatura y la novela un género literario. Asi mismo «película» es un material/formato donde se imprime el arte de cine y «documental» un género cinematográfico.
«Los que de verdad saben de cine, los que saben apreciar la calidad, pueden percibir y comprobar, cuando un realizador da muestra de dominio y manejo adecuado del lenguaje cinematográfico, no importa el género en que el autor lo ponga de manifiesto.El «Oso de Plata» del Festival de Cine de Berlín 2008, se lo ganó la producción cinematográfica «Standard Operating Procedure», de Errol Morris. Un documental. Este dato avala las reflexiones que acabo de hacer y las que he hecho en este país desde 1988, cuando estrene, en seis salas de cine, el largometraje documental «Abril, La Trinchera del Honor». De eso hace ya más de veinte años. Para los que quieran saber más sobre esto, les invito a que lean los siguientes artículos: «Video: La opción del cine nacional», periódico La Noticia, suplemento cultural «Aquí», 10-9-88; «Cine en formato video. El arte de las imágenes en movimiento», Periódico HOY 21/3/99; «Al Cine lo identifica un lenguaje, no un formato», Listín Diario, 5/7/01. Todos de mi autoría».
El documental es un género cinematográfico que ha sido circunscrito a lo institucional, lo científico y lo educativo en sentido general. En estos casos su realización suele estar patrocinada por instituciones públicas o privadas. Ese es el uso a que estamos acostumbrados a verlo. Aquí y en gran parte del mundo.
En el caso del largometraje documental para ser exhibido y comercializado en salas de cine, su realización no resulta rentable en la mayoría de mercados cinematográficos conocidos. Sólo hay que revisar las carteleras de los cines de aquí y de cualquier otra ciudad del mundo y difícilmente se encuentre en cartel una película documental. En el caso particular de mis largometrajes documentales, yo he logrado hacerlos exitosos, gracias a un intenso trabajo y a una estrategia de alianza con la gente, tratando de que mis trabajos expresen los sentimientos y aspiraciones de las personas. Una estrategia aprendida en la calle, hablando con la gente.
A la pregunta de si cree que personalidades de la política y la economía del país podrían enojarse por el contenido de su nuevo documental titulado «»Bosch: Presidente en la frontera imperial», y hasta tomar represalias, explica que «no lo creo. Porque en mis trabajos no hay nada que no pueda ser demostrado con documentos. No hay calumnias, ni insultos contra nadie. No hay nada personal. En cuanto a las represalias de carácter económico, las mas frecuentes en nuestra sociedad actual, aunque la menos visible. Esas no me preocupan, suelo asumir lo que dicen por ahí: «Yo nací desnudo y tengo ropa.»
El creador de «La trinchera del honor», entre otros muchos documentales, dice que el respaldo del público en nuestro país muchas veces depende de factores ajenos a la calidad del trabajo que uno presenta. El clima, la situación política, las crisis económicas, poca o mala promoción, en fin múltiples problemas. «Mi principal expectativa ya fue satisfecha. Hice lo que quería hacer, lo hice con amor y lo hice bien. Y cuando uno trabaja con rigor, honestidad y pasión, difícilmente te dejen solo. La experiencia de mis seis largometrajes anteriores me dice que el público dominicano gusta de mis trabajos, los valora, respeta y respalda.
Recuerdo un slogan que voceaban las multitudes durante la campaña electoral de 1990, la penúltima vez que Juan Bosch se presento de candidato presidencial, el slogan decía: Un millón de gente seria, contra el hambre y la miseria.
A ese millón de gente seria que convocó Juan Bosch en 1990 y que ahora deben ser mucho más, en esa gente seria, pobres, ricas, blancas, negras y de todas las diferencias, presentes en todos los regímenes, está centrada gran parte de mis expectativas. Espero que asistan masivamente a las salas de cine y que con su asistencia dejen constancia de que la calidad, la honestidad y la dignidad, son valores que el pueblo dominicano respalda firmemente».
—
Matty Vásquez
2009-02-02 15:42:17