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En Manzanillo el vertedero arde y la comunidad respira humo tóxico: CEBAMDER pide al presidente ordenar construcción de planta de reciclaje consensuada en el Plan Maestro

Por Frank Valenzuela

Manzanillo, Montecristi. El Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER) solicitó al presidente de la República, Luis Abinader, colocar nuevamente su corazón en el pueblo de Manzanillo ordenando al Ministerio de Medio Ambiente y a la Presidencia de la República declarar como desastre ambiental el vertedero municipal a cielo abierto, clausurar de forma inmediata su funcionamiento y disponer de los fondos para la construcción de la Planta de Reciclaje consensuada en el Plan Maestro, un acuerdo tripartito establecido entre el Gobierno, el sector empresarial regional y la comunidad de Manzanillo.

Un vertedero a cielo abierto en la entrada de la comunidad: amenaza directa a la Laguna de Saladilla y a la comunidad asentada luego de ser desplazada

Frank Valenzuela presidente de la organización ciudadana destacó que, la continuidad del vertedero municipal de Manzanillo en el espacio donde se encuentra ubicado es la prueba más flagrante de la irresponsabilidad estatal, desafiando la Ley 225-20 de Gestión Integral de Residuos y Coprocesamiento, la cual prohíbe expresamente la operación de vertederos a cielo abierto y exige su clausura progresiva. Este crimen ambiental no solo viola un marco legal esencial, sino que se localiza a metros de la Laguna de Saladilla, un área de amortiguamiento ecológicamente sensible, condenándola a la degradación por lixiviados tóxicos. La continuidad de esta práctica es un atentado directo contra la salud pública y el ecosistema, socavando cualquier discurso de desarrollo sostenible en la región de Manzanillo.

La ubicación del botadero en un área sensible impacta de forma catastrófica a la Laguna de Saladilla, un humedal de importancia crítica para la biodiversidad y un claro ejemplo de ecosistema vulnerable que la ley manda proteger. El incumplimiento de la Ley 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales se hace evidente al permitir que los desechos, humos y lixiviados contaminen directamente esta zona. Manzanillo, proyectada como un eje de desarrollo portuario, energético, industrial y turístico, es desprestigiada por este foco de insalubridad que demuestra la inacción e indiferencia de las autoridades frente a sus obligaciones jurídicas y ambientales.

Este foco de contaminación tóxica no es solo un problema ecológico, sino un instrumento de doble castigo social contra las más de 40 familias reubicadas, quienes viven asfixiadas por un desarrollo que las ignora, lo que constituye una burla cruel a los derechos humanos y ambientales. La yuxtaposición del vertedero con el ambicioso plan de desarrollo que se impulsa revela una contradicción ética y estratégica insostenible, minando la credibilidad del Estado. CEBAMDER acierta al señalar que el avance de grandes obras sin el cumplimiento de compromisos ambientales esenciales convierte a Manzanillo en una zona de sacrificio de un progreso ciego y egoísta.

El vertedero, un problema consensuado e ignorado en el desarrollo del Plan Maestro y el Acuerdo de Manzanillo

El Plan Maestro de Manzanillo, ese documento consensuado para el desarrollo portuario, energético y turístico de la zona —acordado por el Gobierno, el sector empresarial y la comunidad— se presenta como la gran apuesta para el Cibao Noroeste. Sin embargo, este ambicioso proyecto choca de manera estridente con una realidad degradante: la humareda tóxica del vertedero a cielo abierto. El propio Plan Maestro, que debía guiar el desarrollo sostenible, identificó claramente la gestión de residuos como una debilidad crítica.

En sus metas de Servicios Esenciales se planteó el Objetivo 1.3: Mejorar la gestión de residuos y la capacidad de reciclaje, destacando que el vertedero existente es un uso indeseable del suelo y un peligro medioambiental, ubicado inadecuadamente en la zona de protección de la fauna de la Laguna de Saladilla. La solución planteada era tapar el actual vertedero para mitigar la contaminación y establecer uno nuevo, además de incorporar el servicio de reciclaje con una planta local o regional.

El Acuerdo de Manzanillo, firmado en agosto de 2022 por los ministros de la Presidencia, Economía y Medio Ambiente, refrendó el compromiso de impulsar un desarrollo integral y sostenible para la región Cibao Noroeste. Este pacto interinstitucional prometía coordinar acciones para ordenar el territorio y ejecutar proyectos que respetaran las áreas protegidas y el medio ambiente, reconociendo el crecimiento de las actividades portuarias, energéticas e industriales. La propuesta del Ministerio de Medio Ambiente de establecer una planta de reciclaje en Manzanillo era parte integral de este consenso, entendida como una solución moderna y necesaria para el desarrollo sostenible.

La importancia de implementar estas soluciones, tal como se establece en el Plan Maestro y el Acuerdo de Manzanillo, es crítica para el éxito del desarrollo. Un puerto ampliado y proyectos energéticos incrementarán inevitablemente la densidad poblacional y, por ende, la generación de residuos sólidos. Mantener un vertedero a cielo abierto, que ya colapsa en medio de la comunidad, es una receta para el desastre ambiental y sanitario. La planta de reciclaje y el cierre técnico del botadero no son un lujo, sino una infraestructura esencial para garantizar que el crecimiento económico no se traduzca en una degradación irreversible de la calidad de vida de los manzanilleros y del medio ambiente.

El olvido institucional: la propuesta de clausura de Miguel Ceará Hatton, una promesa muerta en Manzanillo

La visita del entonces ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceará Hatton, a Manzanillo representó un fugaz y frustrante rayo de esperanza al proponer la clausura definitiva del vertedero a cielo abierto, un foco de insalubridad que contamina la crítica Laguna de Saladilla. Su iniciativa, que planteaba la sustitución de esta práctica barbárica por un modelo moderno de recolección, tratamiento y reciclaje de residuos sólidos, se enmarcaba en el cumplimiento de la Ley 225-20.

Sin embargo, esta visión de gestión ambiental sostenible ha quedado congelada en el tiempo, siendo relegada al silencio administrativo por el Ministerio de Economía y Desarrollo y, más preocupantemente, por la Presidencia de la República, demostrando una abrumadora falta de voluntad política para priorizar la salud ambiental y humana sobre los intereses económicos inmediatos.

La paralización de la propuesta de Ceará Hatton constituye un acto de cinismo institucional que contradice estridentemente la pomposa retórica del “Pacto de Manzanillo” y del desarrollo regional del Cibao Noroeste. Mientras se invierten ingentes recursos en la expansión portuaria y energética, la solución a un problema tan elemental y devastador como la gestión de basura es sistemáticamente ignorada, dejando a las comunidades desplazadas y a un ecosistema vital a merced del hedor y la toxicidad. Esta inacción es una bofetada a la credibilidad del Gobierno, revelando que la sostenibilidad y el bienestar social son solo puntos vacíos en la agenda cuando entran en conflicto con la celeridad de los proyectos de capital, consolidando a Manzanillo como un claro ejemplo de desarrollo cojo y moralmente fallido.

La condena diaria: el vertedero arde y la comunidad respira humo tóxico

Mientras la burocracia dilata la decisión sobre su clausura y reciclaje, el vertedero de Manzanillo continúa ardiendo sin control, emitiendo a cada instante una humareda tóxica y densa que se eleva sobre las comunidades aledañas. Al operar completamente a cielo abierto, no existe mecanismo alguno para contener o mitigar estos ciclos constantes de ignición y explosión de gases, lo que convierte cada día en una exposición forzada a la contaminación. Esta nube persistente, cargada de partículas finas, dioxinas y otros contaminantes peligrosos, se esparce rápidamente, cubriendo todo el asentamiento y penetrando en cada hogar, demostrando la absoluta vulnerabilidad de la población ante esta infraestructura fallida.

El impacto de esta humareda tóxica es una sentencia directa contra la salud pública, especialmente para las familias que fueron desplazadas y reubicadas justo en el perímetro del basurero. La población, día tras día, sufre las consecuencias respiratorias agudas y crónicas de este aire irrespirable, desde ataques de asma hasta riesgos incrementados de enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Este ciclo incesante de contaminación por combustión es la negación práctica de cualquier derecho a un medio ambiente sano y una burla cruel al progreso, pues ningún desarrollo portuario o energético puede justificarse si, literalmente, sus vecinos están siendo envenenados por el humo que el Estado no puede o no quiere extinguir.

Manzanillo se levanta: la voz de la comunidad en las redes

Cansados de la burla y las promesas incumplidas, los manzanilleros han decidido tomar acción, convocando protestas y estableciendo un plazo de 15 días para que las autoridades ofrezcan una solución. Las redes sociales, especialmente Facebook, se han convertido en la válvula de escape para un desahogo comunitario que evidencia la magnitud de la crisis y la indignación popular, con ciudadanos exponiendo sus nombres y la cruda realidad que viven.

La comunidad expresa su rabia y desesperación a viva voz:

·        José Blanco se pregunta: “Primero el clinker y ahora el humo asfixiante de un vertedero. ¿Es que a Manzanillo desean desaparecerlo? Y todavía falta el calor generado por las plantas de electricidad a gas, que no han empezado aún. Apoyamos esa iniciativa comunitaria para encontrar una solución a este problema del ambiente y la salud del pueblo.” Su comentario subraya la sensación de asedio ambiental.

·        Francisco Veloso secunda la protesta: “Excelente convocatoria. Hace años se hubiera hecho no solo para el humo del vertedero, sino para el clinker. Eso es lo que nos hace falta: que el pueblo salga a la calle a protestar pacíficamente para buscar resultados. Ahora falta que se actúe contra Cementos Cibao.” La comunidad clama por acción cívica como única vía.

·        Katterin Jiménez relata la tragedia de los reubicados: “Buenas noches, Juan Alvennys Paulino Leclerc. Así mismo es: desde que nos mudamos aquí no sabemos lo que es dormir ni comer en paz. Mal olor, las moscas, el humo. Cuando nos dieron los terrenos fue con el acuerdo de que se nos iban a poner agua, luz, aceras y contenes y movilizar el vertedero de aquí, y solo nos han cumplido con la luz.” Ella expone la traición a un acuerdo fundamental.

·        Carla Yakaira Bautista Jiménez alza la voz por los residentes: “Los residentes del pueblo de Manzanillo, Montecristi, alzamos nuestra voz en reclamo por las condiciones indignas en las que estamos viviendo tras ser reubicados en los nuevos terrenos… No es justo que después de tanto sacrificio tengamos que vivir entre el polvo, el lodo y los malos olores. Exigimos a las autoridades municipales, provinciales y nacionales que escuchen nuestro llamado y tomen acción inmediata.” La exigencia de dignidad es clara.

·        Tatis Itzel apela al Presidente: “Solo las personas que vivimos aquí sabemos en verdad por lo que estamos pasando. Ya no aguantamos más: por aquí hay niños que no pueden ni jugar al frente de sus casas, porque cuando no es el humo son las moscas. Necesitamos que el presidente Luis Abinader nos ayude con el vertedero, que nos lo quite de aquí, porque solo así se van a resolver nuestros problemas…” Su comentario refleja la desesperación de las familias con niños pequeños.

El presidente de la Junta de Vecinos, Joaquín Cabrera, ha advertido que la salud ambiental del pueblo manzanillero está siendo drásticamente comprometida, señalando que se está atentando contra la salud de miles de personas.

La propuesta del CEBAMDER: reciclaje para un desarrollo sostenible y urgente llamado al presidente Luis Abinader

El Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER) alza su voz en un llamado directo al presidente Luis Abinader, reconociendo sus esfuerzos impulsando el Plan Maestro de Manzanillo, pero exigiendo ahora una intervención urgente y decisiva. La proliferación del vertedero a cielo abierto, en un entorno destinado al progreso portuario, energético y turístico, constituye una paradoja insostenible que su gestión no puede permitirse. Señor Presidente, es ineludible transformar esta amenaza ambiental en una infraestructura de gestión de residuos que esté a la altura de la inversión que se está realizando en su administración.

El Plan Maestro proyecta un incremento demográfico inevitable en la zona, lo cual magnificará exponencialmente la generación de residuos sólidos que el actual basurero a cielo abierto es incapaz de manejar sin generar una crisis sanitaria mayor. El CEBAMDER insiste en que la única solución viable y conforme a la Ley 225-20 es el cierre técnico inmediato del vertedero y la instalación de una planta de reciclaje y valorización. Esta medida no solo resolvería un problema crónico de décadas, sino que alinearía a Manzanillo con los objetivos de desarrollo sostenible que la República Dominicana aspira a mostrar al mundo.

La omisión de esta solución crítica, ya identificada y propuesta por el propio exministro Ceara Hatton, mina la credibilidad de las promesas de progreso y coloca a las comunidades desplazadas y a la Laguna de Saladilla en una zona de sacrificio inaceptable. Instamos a la Presidencia y al Ministerio de Economía a abandonar la indiferencia administrativa que ha dejado esta propuesta en el olvido, actuando con la prontitud y determinación que requiere la salud pública y el futuro económico de Manzanillo. El desarrollo ambicioso requiere de una base ambiental sana; de lo contrario, todo el proyecto portuario y turístico se levantará sobre cimientos de toxicidad y degradación.

 Bahia Fronteriza <bahiafronteriza@gmail.com>