OCASIÓN PARA UNA HISTORIA RENOVADA
RECONOCERNOS SUPLICANTES Y FRATERNOS: Como pecadores que somos, nos sentimos inducidos a pedir perdón a Dios, para que espigue el espíritu arrepentido y comenzar una genealogía imperecedera, encaminada al conciliador verso y a la reconciliadora marcha de un mismo tronco; la de ser consanguíneos entre sí e hijos del mismo Padre.
I.- UNA NUEVA VIDA EN CRISTO NOS LLAMA
El aguijón nos vicia y vacía,
nos ensombrece las calzadas,
nos apena con la pena feroz,
hasta dejarnos sin existencia,
y con la asistencia depuesta.
Es la hora de rehusar el dolor,
de no perder de vista el cielo,
de volver al destello de Jesús;
sin la letal y míseras miserias,
los modos y maneras del mal.
En Él anida un nuevo destino,
un espacio de vivo resplandor,
que nos orienta hacia el bien,
con la bondad siempre fuerte;
que, por sí misma, es el albor.
II.- EN CRISTO ANIDA LA PASIÓN CURATIVA
Vestidos de tolerante piedad,
y revestidos de misericordia;
aunque persista la debilidad,
ocasionada por los tropiezos,
al fin lo que reina es la gloria.
Percibir esta sublime pasión,
nos insta y nos invita a vivir,
desvividos por los hermanos,
y abandonados por el mundo;
el gran enemigo del hombre.
El Crucificado jamás arbitra,
tampoco ataca pensamiento,
sólo salva y redime a diario;
porque su itinerario es sanar,
dar savia y donar concordia.
III.- LA LIBERACIÓN REDENTORA NOS RESCATA
Sin el Creador nada se abre,
estamos citados a ser justos,
llamados a surcar la alianza,
requeridos para ser corazón,
porque de Él viene la ilusión.
Con el auxilio del Liberador,
nos purgamos los desechos,
con el hecho orante de la fe,
consolidado en la esperanza,
y fundamentado en el amor.
Ayúdanos, Señor, a transitar;
por el sendero de tus huellas.
Recíbenos contigo al clarear,
quítanos la nube de la noche,
y con la cruz alivia las llagas.
Víctor CORCOBA HERRERO
05 de abril de 2025.-