German Marte
República Dominicana es una nación reconocida por llevarse bien con los países vecinos de la región, independientemente del tipo de gobierno o los problemas internos que tengan, eso ya es tradición. La hospitalidad y el respeto a la autodeterminación son una “marca país”.
Pero de un tiempo para acá nadie sabe qué le ha picado a nuestro presidente que, de manera gratuita, anda metiéndose en líos ajenos a cambio de ninguna otra cosa que no sea ponerse en sintonía con una corriente ultraconservadora de moda en varios países. ¿Se trata de un error?
En mi opinión, colocarse del lado del excandidato presidencial de Venezuela, Edmundo González Urrutia, el mandatario dominicano comete un error diplomático gratis. Otro más, pues ya había errado al reconocer como presidente electo al payaso de Juan Guaidó, y ya sabemos cómo terminó ese bufón “reconocido” por 52 países, pero definitivamente inorgánico.
Lo único que hizo Guaidó, antes de retirarse a Miami, fue hacerle todo el daño que pudo a la economía venezolana. Se retiró como un cobarde, aunque con los aplausos de Estados Unidos y los gobiernos más a la derecha. Un fiasco cuya figura se diluyó en poco tiempo, como espuma en la ola de playa.
Edmundo González pretende emular a Guaidó, pero con mucho menos probabilidades de éxito. De hecho, dudo mucho que vaya a entrar a Venezuela el próximo día 10, como ha prometido. Se trata –a mi entender– de otra escaramuza cuyo objetivo inmediato es tratar de desestabilizar a Venezuela ante la inminente llegada a la Casa Blanca del impredecible Donald Trump.
Si Abinader o el PRM sienten inclinación hacia presidentes de derecha al estilo Lasso y Noboa, en Ecuador; Javier Milei en Argentina y otros de semejante naturaleza, ese es su derecho y no hay razones válidas para reprocharle nada. Cada quien elige de qué lado de la historia se coloca.
Lo que no debería el señor presidente es involucrar al país en un pleito ajeno. Los problemas de Venezuela deben ser resueltos por los venezolanos, y nadie más.
Recibir a González y a ocho expresidentes latinoamericanos en el Palacio Nacional le da un matiz cuasi oficial a la visita, lo que indirectamente nos coloca en el mapa de un conflicto que no es nuestro. Aunque hay quejas por la no presentación de las actas electorales, como reclama la oposición y respaldan algunos países, los órganos oficiales de Venezuela como el Consejo Nacional Electoral (la JCE de allá) y el Tribunal Superior Judicial ratificaron el triunfo de Nicolás Maduro y lo proclamaron como ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Eso es lo que hay.
¿Quiénes somos nosotros para reconocer o desconocer una decisión de un país hermano? ¿Dónde queda la soberanía y el inconmensurable derecho a la autodeterminación de los pueblos?
No veo ninguna ventaja en romper con nuestra hermosa tradición de respetar a los demás, en dejar que cada país resuelva sus problemas internos a su manera, lo cual no quita ser solidarios. Si la vida de González Urrutia estuviera en peligro yo sería el primero en pedir que se le acoja en nuestro suelo.
Definitivamente este no es el caso. Se trata tan solo de un nuevo peón de la ultraderecha internacional, que como Guaidó, está irremediablemente condenado al fracaso.
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German Marte
Periodista dominicano. Editor www.eldia.com.do. Comentarista de radio y TV.
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