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Por Oscar López Reyes
Santo Domingo, R. D., 5 de enero, 2025.- Pasaron ya los agasajos navideños, y este lunes celebramos oficialmente, cobijados por una temperatura piadosa, fresca y serena, la fiesta de la fantasía, la cual nos indica que desde ahora tenemos que empezar a trabajar, para avanzar en este 2025, en los planos personal y nacional.
Desde este martes 7 de enero despega vuelo, en una pista holgada, el atezado avión-calendario anual, que ha despertado más atención y expectativa que nunca antes, por la variedad de planes y vaticinios agoreros-alarmistas respecto a la peligrosa lucha hegemónica entre Estados Unidos, Rusia y China (la potencia emergente), y optimistas-realistas sobre las finanzas públicas.
Si nos llenamos de pesimismo y repetimos el viejo canto de sirena de que las cosas vendrán peor, estaremos dando preferencia a la fábula del ratón, la rana y el milano que, por pensar mal y querer dañar a los demás, se destruyeron ellos mismos.
Este fin de semana, cuando termina la conmemoración de los Santos Reyes, justo es reencausar energías para encarar con valentía y aplomo tantos problemas que atenazan nuestro equilibrio y subsistencia.
Aspiraciones legítimas para la inmensa mayoría de los dominicanos son que se mantenga la confianza y la estabilidad macroeconómica, y que el costoso sistema eléctrico supere sus lacras y sea más eficiente y productivo.
Igualmente, se anotan como prioridades la implementación de nuevas estrategias competitivas de ampliación de las zonas francas, el aumento de las remesas y las exportaciones -para reducir el déficit en la Balanza Comercial- el mantenimiento del flujo turístico y la disminución de la agobiante deuda pública y la pobreza, vía la creación de empleos.
Son también impostergables frenar con más ahínco la haitianización del país, seguir ahogando la delincuencia y el narcotráfico, denunciando y sometiendo a la Justicia a sospechosos de la corrupción administrativa. En esa vara, tenemos que proponernos cambiar el andamiaje jurídico que, históricamente, ha dificultado la sanción a políticos y empresarios, que se burlan del pueblo, como acaba de ocurrir con los involucrados en el expediente Camaleón, que esperaron el cañonazo en banquetes placenteros en sus hogares.
Estos son una parte de los regalos más anhelados por los dominicanos mayores de edad en este Día de Reyes y en este nuevo calendario. Esos deseos podemos resumirlos en tres: mejorar la calidad de vida, bajar la impunidad y garantizar la justicia social.
Por lo pronto, no serán aplicados nuevos tributos para permitir el ingreso de recursos financieros para el Gobierno cumplir los voluminosos reclamos de obras públicas y programas para disminuir el pesado fardo de sufrimientos y agobios de amplios sectores marginados y las capas medias, derivación de un proceso inflacionario que, a su vez, reduce la demanda de bienes y servicios.
Roguemos porque no haya un incremento en ninguna tasa de interés, que no varíe el tipo de cambio, que se registra un mayor crecimiento económico y una racionalización en el gasto público; que sean colocados bonos en las bolsas internacionales y no suben los precios del petróleo ni la intensidad de los conflictos en el Oriente Medio, donde Israel comete un genocidio sin par en el presente siglo.
Entretanto, psico-astrólogos de nuestro patio presagian que la economía será mejor de lo que se ha dicho, y ojalá que no sea un deseo o un interés por despertar esperanza. Sin desechar los milagros, tenemos que prepararnos para enfrentar contratiempos, y ahorrar con inteligencia.
5 de enero de 2025.
Oscar López Reyes
Periodista-mercadólogo, escritor y articulista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas