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Por Manuel Hernández Vlleta
Santo Domingo, R. D., 18 de diciembre, 2024.- Año nuevo no significa en lo inmediato vida nueva. El progreso no tiene cuentas abiertas, sino que hay que trabajarlo a diario. Luce agorero el provenir si desde ya hay llamados a tomar las calles-
La turbamulta se verá difícil de organizar para tareas levantiscas. Antes de tomar calles se debe pensar en el diálogo. El consenso puede evitar los enojos. Siempre es posible abrir una puerta a las conversaciones.
La negativa de diálogo lanza a las masas a la desesperación. La calle es un último recurso, no el primero. Además, para pensar en la turba multa hay que sacar al país del reflujo partidista.
La oposición está pensando en etapas pasadas de gloria y ejercicio del poder. Hoy de lo que se trata es de que puedan quitarse la ropa vieja y se coloquen una camisa nueva. La política tiene un instante de triunfo o de derrota, pero hay que saber aprovecharlo.
Los enredos de la oposición son por qué no está visualizando los problemas de hoy, sino las amarguras de un pasado reciente. Ello es malo y desestabiliza cualquier posición de diálogo.
Pero los que están en el gobierno también tienen su reflujo. Se glorifican en los cargos, donde dejan ver la prepotencia y altanería, de los que ganan unas elecciones.
Y no debería, ni puede, ser así. En las elecciones los ganaderos deben tender puentes de avenencias y levantar la consigna del diálogo y el entendimiento. La prepotencia y la altanería es una mala consejera, aún y se disfruten las míes del poder.
En la historia reciente, todos los intentos de diálogo han fracasado en la sociedad dominicana. En ocasiones por prepotencia, y en otros por dejar que hable la ira. Se comienza bien, pero se termina mal.
Se puede conseguir un mundo mejor, donde todos entreguen su cuota de sacrificio. Trabajar pesando en vencer el reflujo y el oportunismo. Dejar fuera las ambiciones de querer hacer campaña cuando faltan prácticamente cuatro años para las venideras elecciones.
La política en República Dominicana apunta hacia la nueva era, la legión de los emergentes, pero para ello hay sectores que deben dar paso a la generación de relevo. Siempre pensando que los jóvenes sean de ideas, y no de años.
La calle no es la solución. Hay que priorizar el diálogo y el consenso. Solo se necesitan las buenas intenciones de la oposición, y dejar la prepotencia y altivez de los que están en el poder.
Un grave error es llevar bajo el brazo una agenda irrealizable. De lo que se trata es de armar la paz, la solidaridad y el progreso.