Por: Ramón Antonio Veras
1.- El mayor número de dominicanas y dominicanos desean llevar una vida tranquila, sosegada, pero el ambiente nuestro se ha hecho horrible, causa pavor, es horroroso.
2.- Cómo disfrutar de paz espiritual si en nuestro medio se ha hecho común y corriente la ocurrencia de actos espeluznantes que aterrorizan al más calmado.
3.- Los atracos y asaltos en domicilios, calles y avenidas; las acciones de sicariato; el desarrollo de uso y tráfico de estupefacientes, así como otros hechos que motivan miedo, no son por capricho de sus autores, sino fruto de la descomposición social.
4.- Si aspiramos a estar en un medio libre de bandoleros, facinerosos, bandidos e infractores, debemos de preocuparnos por crear las condiciones adecuadas para formar a mujeres y hombres de bien, libres de ideas perjudiciales, contrarias al buen vivir.
5.- El país que aspira a tener en su seno a ciudadanas y ciudadanos debidamente hechos para actuar correctamente está en el deber de dedicarse a darles adecuada formación.
6.- Producir mujeres y hombres buenos es moldearlos para el correcto comportamiento. Es enseñarles a que sean modelo en la práctica de la moral social.
7.- Formar a una persona es llevarle a su cerebro un conjunto de ideas y conceptos que contribuyan a la composición de un todo articulado que será su guía en la manera de actuar.
8.- Partiendo del razonamiento anterior, es fácil llegar a la conclusión de que en nuestro país, el sistema educativo no tiene como objetivo producir ciudadanas y ciudadanos con conducta apoyada en normas y principios que sean expresión de un decoroso accionar en sociedad.
9.- Hacer ciudadanas y ciudadanos de buen comportamiento es una labor social y de alto interés cívico. No olvidemos que: «Basta un instante para forjar un héroe, pero es preciso toda una vida para hacer un hombre de bien».
10.- A la niñez dominicana, en la escuela, hay que comenzar a orientarla en el sentido de que siempre debe mantener en lo más alto buena conducta, porque solo así logrará tener el respeto y consideración de sus connacionales.
11.- Si queremos disfrutar de un medio que se ajuste al decente vivir, hay que comenzar con una educación general que prepare a la mujer y al hombre del futuro adiestrados para ser modelo de sana convivencia.
12.- Lo ideal sería que en nuestro país los dirigentes de la sociedad se ocuparan, desde los centros escolares, de motivar a las niñas y a los niños para que se interesen por ser en el mañana personas dignas de ser honradas.
13.- Si no queremos continuar como hasta ahora, en permanente estado de sobresalto, de pánico, lo que procede es bien formar a la niñez dominicana, pues solamente así es posible contar con gente de bien, no con antisociales.
14.- No es normal que una comunidad de mujeres y hombres civilizados acepte estar alarmada, permanecer de susto en susto, atemorizada como si hubiera hecho de amedrentarse una habitualidad.
15.- Aquí, los días que transcurren hacen posible la presencia de más personas colocadas al margen de la ley, porque mientras más añejo y achacoso se hace el actual régimen social y económico, más antisociales produce.
16.- La presencia de muchos delincuentes de cuello blanco y cuello sucio en una sociedad es demostración de que la misma está enferma y precisa ser curada mediante procedimientos y métodos de contenido social.
Santiago de los Caballeros