Cultura

Fallece Máximo Coiscou Henríquez

Estudió farmacia, y desde muy joven se dedicó a las investigaciones históricas y a la docencia. Entre sus obras se destacan «Historia de Santo Domingo Contribución a su Estudio», en dos volúmenes, y «Reflexiones sobre la pena de muerte y su aplicación en Santo Domingo».

Por Héctor Tineo Nolasco

Diariodominicano.com

MADRID, el 1 de octubre de 1973, falleció en Madrid, España, el historiador dominicano Máximo Coiscou Henríquez, quien se destacó como ensayista y educador. Había nacido en la ciudad de Santo Domingo, en 1896.

Estudió farmacia, y desde muy joven se dedicó a las investigaciones históricas y a la docencia. Entre sus obras se destacan «Historia de Santo Domingo Contribución a su Estudio», en dos volúmenes, y «Reflexiones sobre la pena de muerte y su aplicación en Santo Domingo».

Entre las funciones públicas que desempeñó Máximo Coiscou Henríquez figuran los cargos de Jefe de la Misión Dominicana de Investigaciones Históricas en los Archivos de España y de Francia; Profesor de Filosofía y Letras de la Universidad de Santo Domingo y miembro del Instituto de Investigaciones Históricas, adscrito a la Academia Dominicana de la Historia.

En opinión del doctor Joaquín Balaguer, Máximo Coiscou Henríquez, es un «Historiador de sólida cultura, tal vez sea aquel de nuestros investigadores que posee un sentido más claro del método histórico, y el que dispone de una información más abundante acerca de diversos e importantes períodos de la historia dominicana.

«La cultura nacional le debe la recopilación de valiosos documentos relativos a la época de la ‘Española Boba’, de 1809 a 1821, y a la de la Independencia Efímera.

«Su ‘Historia de Santo Domingo’, 1933-1943, aporta, independientemente de una gran cantidad de datos de primera mano, puntos de vista completamente personales al estudio del acervo histórico del pueblo dominicano».

De su trabajo de investigación para escribir «Historia de Santo Domingo», Máximo Coiscou Henríquez afirma que lo hizo para «perfeccionar y aumentar el conocimiento de sus fuentes.

A su juicio: Excepto Emiliano Tejera, Apolinar Tejera, el Padre Cipriano de Utrera y Pedro Henríquez Ureña, nuestros escritores de historia carecen, en general, de originalidad; sus obras son, por lo común, glosas; su incapacidad para ver los problemas se manifiesta desde luego, por su incapacidad para plantearlos en sus textos, vagos e inconsistentes, rarísima vez se descubre algo preciso, definido, fundamental».

2015-09-30 23:25:48