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Naciones Unidas, 18 nov (Prensa Latina) Si algo caracteriza a los debates en curso en la COP29, en desarrollo en la capital de Azerbaiyán, es el momento decisivo en que se celebra la cita para el impulso a la financiación climática.
En un planeta plagado de preocupaciones como los conflictos en curso, la amenaza nuclear, el aumento de las desigualdades y la fragmentación política, aliviar el daño del planeta ocupa un punto crítico para resolver muchos de esos riesgos.
Para el secretario general de la ONU, António Guterres, 2024 resultó “una clase magistral sobre la destrucción del clima”, con cifras récords de temperatura mes a mes, mientras el océano reportó otros alarmantes índices de calentamiento.
“La financiación climática no es caridad, es una inversión. La acción climática no es opcional, es un imperativo”, reconoció Guterres al insistir en la inversión de los más ricos frente a la amenaza de que la humanidad pague el precio.
Según expertos, las decisiones que se tomen en Bakú durante la cita, que comenzó el 11 de noviembre y se extenderá hasta el 22, tendrán consecuencias de gran alcance para las generaciones futuras.
Entre los principales puntos de análisis sobresalen el reclamo de los países en desarrollo, en particular los pequeños estados insulares y los países menos adelantados, por la desproporcionada vulnerabilidad a los impactos climáticos.
Esas naciones enfrentan daños como el aumento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y las sequías que demandan mayor apoyo financiero para generar resiliencia, realizar la transición a economías con bajas emisiones de carbono y compensar las pérdidas y los daños.
Por ello, las principales voces de la ONU insisten en el imperativo de que los negociadores alcancen un acuerdo ambicioso que proporcione la financiación necesaria para construir un futuro resiliente y con bajas emisiones de carbono para todos.
De acuerdo con Simon Stiell, secretario ejecutivo de COP, la cita resulta el mejor escenario para que los líderes comprendan la necesidad de resultados sólidos.
El empeoramiento del cambio climático y el daño socioeconómico que inflige significan que “miles de millones de personas simplemente no pueden permitirse que su gobierno abandone la COP29 sin un objetivo global de financiación climática”, dijo Stiell. En paralelo a esos reclamos, los representantes de Naciones Unidas exigen al G20 liderar el cambio mientras el grupo se reúne en Brasil para su reunión anual.
La Cumbre del grupo debe enviar señales globales muy claras, dijo al respecto Stiell en un mensaje a la reunión.
Entre otras, se espera de esos países industrializadas más subvenciones y financiación en condiciones concesionales disponibles, una mayor reforma de los bancos multilaterales de desarrollo, junto a más presión para una transformación real.
“En tiempos turbulentos y en un mundo fracturado, los líderes del G20 deben señalar alto y claro que la cooperación internacional sigue siendo la mejor y única oportunidad que tiene la humanidad para sobrevivir al calentamiento global. No hay otra manera”, pidió Stiell.
Por su parte, Guterres recordó que los países del G20, por definición, tienen un enorme peso económico y ejercen una enorme influencia diplomática.
“Son muchos los desafíos, pero también muchas las posibles soluciones. El G20 debe dar ejemplo. Necesitamos aprovechar cada oportunidad para liderar acciones transformadoras en pos de un mundo más seguro, más pacífico y más sostenible”, recalcó el titular de la ONU.
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