Escrito por: Tony Raful Tejada
Santo Domingo, domingo 09 de noviembre 2024.- Mateo Morrison es como una montaña, como una estrella, como un punto de referencia de todo lo que un ser humano puede querer y aspirar noblemente a ser en su paso por la vida. He tenido la suerte de ser su contemporáneo, de haber vivido junto a él, momentos trascendentes del arte y la literatura universal y nacional.
Después de abril del 65 cuando pululábamos por los escondrijos, aulas universitarias y cafeterías de la ciudad pequeña de Santo Domingo, y leíamos nuestros versos o recorríamos los puntos distantes de la geografía nacional, junto a los grupos musicales de la nueva canción del compromiso social y participábamos en los debates en el Club Universitario frente al mar,
Mateo se convirtió en un símbolo de superación personal y liderazgo colectivo. No creo que haya habido una alegoría más alta de esa nombradía de adolescentes, que pudiese compararse con el trabajo sistemático, con la disciplina y la sensibilidad social de Mateo Morrison. Era como el capitán de una legión de jóvenes a la cual dirigió y orientó con laboriosidad y entusiasmo. De un hogar de docencia y cultura, con una generosidad proverbial que dio cabida a todos los talentos nacientes, que buscaron su cobija intelectual y creadora en los suplementos e instituciones académicas.
Después de su dirección al frente del trabajo cultural de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, del suplemento «Aquì», después de brindarnos su generosidad, su apertura y solidaridad sin fisuras, Mateo, trascendió los grados académicos y se convirtió en lo que es hoy, el referente más alto del proceso cultural nacional.
Su sensibilidad y su cultura trascienden fronteras y me hace sentir orgulloso de ser su hermano, amigo y compañero. La Feria del Libro en esta ocasión alcanza en su dedicatoria a Mateo, un momento altísimo de justicia y tributo a este ser humano ejemplar. Felicidades al gran Mateo Morrison.
Tony Raful Tejada