Por Juan Carlos Espinal
En la década de 1970s, los publicistas pos revolución dedicaron mucho tiempo a debatir en público sobre si los contenidos de las programaciones de televisión representaban un papel educativo en la modernización de la sociedad, o si uno conservador.
Tras 31 años de dictadura militar, a la mayoría de los publicistas pos revolución les pareció razonable que los contenidos de programación que consumía el incipiente mercado publicitario, las transmisiónes de béisbol en la señal en audio-video del canal 4 RTVD, en tiempo real, y las apariciones de Paco Escribano, por ejemplo, representaba la vanguardia tecnológica, que la reforma social y política pos Trujillo necesitaba.
En su momento, Petan Trujillo, el Director del canal de televisión estatal RTVD, consideró que los problemas sociales y políticos de la era trujillista implicaban el desplazamiento de las antiguas producciones artísticas a blanco y negro, para permitir el acceso de la emergente clase media al consumo.
En los estratos más conservadores de la sociedad Dominicana, la televisión a blanco y negro se había convertido en el centro de un fuerte movimiento cultural de carácter reformista que fue desempeñando un papel más liberal en la movilización de la clase obrera y de la clase media a la política.
En los años 90s, con la producción de televisión el Gordo de la Semana, el productor Freddy Beras Goico demostró que la frecuencia de las imágenes educativas en los hogares dominicanos tenían una relación directa con la expansión urbano rural de principios de los años 70s, el crecimiento económico del país y el desarrollo científico tecnológico que implicó el acceso a los satélites.
En los años 70s, la política cultural del estado existía en todas las etapas de la movilizacion social de la burguesía, fomentando la expansión del consumo de los periódicos de papel.
En los 60s, la política partidista seguía exhibiendo un estilo vanguardista, aún cuando no había aparecido en escena la transmisión vía satélite, los radio cassetes y los teléfonos portátiles para la clase media.
En las provincias en las cuales la clase media era mayor, y representaba un alto porcentaje de la población, era común y corriente que los grupos dominantes representarán un papel modernizador y reformista en las telecomunicaciones.
A medida que la sociedad Dominicana fue cambiando, comenzó a erijirse una sociedad de masas conservadora que se convierte en el sostén del orden ideológico existente.
Comprensiblemente, cuanto más atrasada es una sociedad, más influyente resulta el papel político de los intelectuales liberales.
Cuánto más avanzada la sociedad, más conservadora y reaccionaria se vuelve la burguesia, apelando al control social y político.
En la medida en que se politizan las instituciones y los empresarios se hacían más independientes de la política, mayor desempeño ejerció la concentración de los medios de comunicación.
La inestabilidad política de los años 80s trajo consigo el ascenso de la clase baja, en la expansión de la participación mediática.
A través de la radio AM, la clase baja intervino en política.
Logra penetrar en los partidos políticos, en los clubes privados hasta colocarse a la misma altura de la clase media.
En los años 80s, la clase media era la vanguardia de las contra reformas sociales y políticas, planteándose la integración de unidad nacional como el discurso de punta de lanza de la nueva lucha de clases.
Más adelante, los grupos urbanos accedieron a la señal de cable y en cierta medida a la participación política.
Los grupos económicos de los años 90s se convierten en elementos dominantes en política, adoptando un papel hegemónico.
La sociedad Dominicana de los años 60s y 70s pasó de la participación de los militares en la política a la de masas con instituciones políticas.
Como la fase de la participación de masas se desarrolló sin instituciones políticas efectivas, y el sector privado emprendió esfuerzos desestabilizadores para concentrar los medios de comunicación apoderandose de licencias de emisoras de radio y televisión, las concesiones administrativas en las reformas generó que el sistema financiero se beneficiara de la incursión de las clases bajas, en particular de las urbanas.
En los años 90s los medios de comunicación se corporativizaron, convirtiéndose en guardianes del orden de clase dominante.
En cierto sentido, la televisión satélital expandió la participación política en la sociedad oligarca.
Su papel histórico consistió en abrir la puerta de los medios de comunicación de masas a la clase media, expandir la radio a la baja y fomentar el mercado publicitario en la industria de las telecomunicaciones trasladando su cobertura a las audiencias cautivas.
La fase radical del cambio sociocultural pos Trujillo, que va desde las amplias audiencias de la radio hacia la televisión satelital, comienza con la planificación de las obras públicas interconectado los municipios permitirá a Bosch llegar al poder en 1963.
El ascenso de Bosch al poder fortalece la incipiente democracia, anuncia la consolidación de la sociedad de la información y anticipa el desplazamiento del conservadurismo político pos Trujillo.
No obstante, el golpe de estado termina con una sucesión de esfuerzos de democratización destinados a impedir que la incipiente clase media ascienda al poder político.
En términos más específicos, la intervención militar norteamericana de 1916-1924 y posteriormente la de 1965 representó el interés de clase de los grupos empresariales que a su vez deseaban aislar al poder político.
El tránsito de un sistema autoritario a uno de masas implicó un lento proceso de reformas socioeconómicas y políticas.
En tales circunstancias, la televisión de masas contuvo el ascendente proceso revolucionario de las masas al poder político, evitando el ascenso de la clase media a la política gubernamental.
En pocas palabras, la reforma socioeconómica de Joaquín Balaguer 1966-1978 choca con la expansión de la democratizacion.
En sociedades conservadoras como la Dominicana, la ciencia y la tecnología se encuentran en la cúspide de la pirámide antes que en el sótano.
Tras los doce años de Balaguer, la juventud de clase media engendra una correlación de fuerzas autónoma qué junto a la irrupción de las mujeres en los sistemas de producción influye en la expansión de la tecnologia, rechaza la contra reforma constitucional de 1966 y expande la participación.
El resultado de la irrupción de los medios de comunicación de masas en los hogares dominicanos significó una expansión geográfica de la televisión satelital, que fomentó y estimuló el fortalecimiento de la cohesión social ya existente.
En la medida en que la televisión estaba destinada a liderar las audiencias, la radio y los periódicos prolongaron el proceso histórico conservador.