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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 1 de noviembre, 2024.- El silencio y la soledad del poder es una realidad. Cuando un presidente no va más allá de los cuatro años, en cualquier momento siente que lo están abandonando.
Por eso, casi todos los presidente dominicanos ocultaron sus deseos de retirarse, por temor a que sus seguidores le abandonaran. La estela de los nuevos partidistas es seguir en el poder al precio que sea.
El presidente Luis Abinader fue sincero y habló con claridad, en el sentido de que no se va a reelegir. No incluyó el tema del continuismo en la reforma electoral, aunque ese era el deseo no oculto de su grupo particular.
Le quedan casi cuatro años para gobernar, sin tener encima el compromiso electoral. Desde luego es jefe de la tendencia perremeista que está en el poder, y su apoyo será vital para escoger al próximo candidato presidencial.
Esta selección se hará en breve, aunque no sea de modo oficial y público. En el PRM, todos los posibles precandidatos deben darse un baño de pueblo. No son conocidos en todo el territorio nacional, y necesitan una campaña de dos años para florecer.
Tomando en cuenta que primero serán precandidaturas, es de seguro que los aspirantes comenzaran los trabajos tendenciados antes de dos años. Solo hay dos tendencias poderosas en el partido oficial, la del presidente Abinader, y la de Hipólito Mejía.
Se descarta un candidato unitario, porque ello sería producto de que un grupo ha vencido al otro. Por lo menos tres o cuatro precandidatoss se lanzaran de pesca, a pesar de que saben que el elegido será un hombre de Abinader o una mujer del sector Hipólito.
El sector de Hipólito respaldará a la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, salvo que se produzca una sorpresa, el sector Abinader parece todavía no definido, aunque podría optar por algún funcionario con cierta popularidad.
Sin posibilidades de reelegirse habrá que ver los grados de subordinación que logrará el presidente de sus seguidores, en especial en una etapa donde se necesita casi un año para trabajar las primarias.
Ojala y los precandidatos sigan el ejemplo del presidente que decidió no reelegirse, cuando tenía posibilidades para ello. Queda en el tapete que hubiera pasado de triunfar la reforma fiscal. Después de una baja de popularidad y una derrota política, no era el momento de guardar los aperos de guerra.
No hay todavía una respuesta válida de lo que llevó al presidente a renunciar una segunda reelección, ya que para muchos era el as en la manga de la reforma constitucional. Esperemos que desde el oficialismo sopesen el desprendimiento y no se vayan a una guerra por levantar una candidatura para las venideras elecciones.