Justicia y Derecho

Causas y consecuencias de las contra reformas fondomonetaris- tas: 1984-2024

Leonel Fernández, Danilo Medina, Luis A Abinader

Por Juan Carlos Espinal.

La armonía entre las distintas clases sociales constituyó una importante contribución del sistema de partidos políticos de la pos guerra al mantenimiento de las instituciones públicas de la democracia representativa 1966-2020.

La continuidad de Trujillo sin Trujillo permitió al estatus quo de entre 1966-1978 sostener con el Ejército en las calles las instituciones públicas de la democracia representativa reflejando la personalidad política que instaló la sociedad trujillista, 1930-1961.

República Dominicana había sido desgarrada por la dictadura trujillista 1930-1961, por el Golpe de Estado en 1963, El Triunvirato oligarca 1964 y tras los 12 años de crímenes de estado de Balaguer, el exilio, las torturas, y la conculcación de derechos fundamentales impulsó la movilización social dando la bienvenida a la oportunidad de blanqueo de los partidos políticos de la democracia representativa.

Quizás República Dominicana no fuese una sociedad tan estructuralmente violenta si no hubiesen ocurrido las contra reformas fondomonetaristas del desarrollismo capitalista.

Los dominicanos del siglo 21 deben saber que para evitar otra guerra civil se deben crear las condiciones materiales de una sociedad de clases medias que a diferencias de las diferentes clases sociales continúa reducida y mucho más frágil de lo que sería después entre 1978-1986.

Como todos los nacidos en 1970 saben, la armonía social se derrumbó en 1984 dado que la tensión del conflicto social y político de entre 1980-1982 quebrantó el consenso que gozaba el sistema político.

Los 50 años que siguieron a 1966 presenciaron las luchas intestinas de los fraudes internos del PRD, la división en el PLD y la desaparición del PRSC.

Durante los últimos 60 años la derecha económica gobernante continúa tratando de someter a la población. Ya bien sea que la burguesia trujillista ascendiera o cayese o hiciera ambas cosas a la vez en la sociedad actual, las fuerzas del pasado en el año 2024 continuaban perturbando La Paz social de la democracia representativa.

Los esfuerzos por re establecer La Paz social quedaron anulados en las elecciones presidenciales de 1990.

Frente a la intensidad de los conflictos sociales y políticos de entre 1990-1994 se dio paso a una restauración neoliberal semejante al equilibrio de poderes durante el régimen del Triunvirato entre 1964-1965.

No es probable que dicho equilibrio sociopolítico hubiera podido mantenerse mucho tiempo debido a la acentuación de las agudas diferencias entre Washington, Bosch y los militantes constitucionalistas de la vuelta a la Constitución de 1963.

Tanto los liberales como los conservadores de la derecha dominicana son católicos dada la homogeneidad de su pensamiento político.

Y por paradoja, como señaló Bosch en Composición Social Dominicana pertenecientes a una fase histórica que denominó capitalismo tardío.

En la República Dominicana de los años 90s la modernización y el poder centralizado eran necesarios no solo para mantener La Paz social sino también para instalar el Régimen neoliberal.

La oposición a Balaguer entre 1986-1994 provenía de los mismos intereses oligarcas que generaron su ascenso en 1966.

En el nuevo estado neo trujillista el poder centralizado de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional desarrollaron nuevas actividades económicas adquiriendo notoriedad en la administración del poder civil.

Para 1978, la clase media era una institución feudal que no tenía capacidad de sacar del poder a Balaguer.

Las diferencias del consenso social y político en 1996 explican las distintas maneras en que el sufragio universal se hizo representativo entre 1996-2020.

El Congreso Nacional y del Poder Judicial se transformaron del constitucionalismo medieval de la constitución de 1966 hacia la constitución de 2010 que a su vez reivindica la constitución de 1963.

La paz social tendió a desarrollar instituciones democráticas más viables aún las desigualdades socioeconómicas se mantenían.

Esta cualidad estática del sistema político económico de la democracia representativa 1966-2024 contrasta con la vigencia de las inamovibles leyes electorales.

No obstante, la estructura de gobierno 2000-2004, la mega-crisis de 2003 y el retroceso macro económico hizo derrumbar la estabilidad y la continuidad política del Régimen fondomonetarista.

Ese mismo proceso histórico se repite entre 2012-2010 que por supuesto en crecimiento económico implicó la tradicional hostilidad de la burguesia a la autoridad electa.

De manera similar se puede advertir que la modernidad del estado no es monolítica ni con sustancial en el tiempo.

La experiencia de 1984 y 2003 demuestra de manera concluyente que en 2024 el PRM conserva gran parte de su forma y sustancia tradicionales.

En verdad, es posible que en la democracia representativa 1966-2024 la desestabilizacion sea un rasgo natural de este estado de cosas.

En algunas esferas de la derecha política opositora con experiencia de Estado el cambio político implica la estabilidad de las instituciones gubernamentales.

Lo que es más: puede afirmarse que las elecciones presidenciales de 2020 y 2024 fueron el resultado del riesgo a la ingobernabilidad.

La sociedad Dominicana, antes que el gobierno del PRM y el consenso de los partidos políticos de la democracia representativa 1966-2024, ha sido la principal fuente de transformación del aparato.

Esas actitudes liberales del pensamiento político de 1963 se confunden por completo con las posiciones políticas conservadoras de entre 2020-2024 y en parte sus expectativas democráticas resultan invertidas.

Las necesidades de transformación de ambas actitudes socavan el pluralismo de la Constitución de 2010 y, ante la excepcionalidad del CONFINAMIENTO en COVID-19 apresuraron la centralización de la autoridad y la diferenciación estructural de las instituciones en las Fuerzas Armadas.

Esa manipulación de la pandemia COVID-19 puede que haya anunciado una mayor desmovilización social en una sociedad que reclama alguna transformación revolucionaria.