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por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 7 de octubre, 2024.- La reforma fiscal impuesta desde arriba, traerá un resquebrajamiento de la sociedad dominicana. Tiene que ser consensuada con los de abajo, con los que piensan en su estómago. Hay que ir fuera del despacho con aire acondicionado de los técnicos.
La reforma impositiva va a impactar a todos los dominicanos. Es una pena que únicamente se tome en cuenta el criterio de los técnicos, los economistas y los empresarios.
La reforma impactará en forma dramática en los que no tienen nada y en el día a día solo esperan conseguir su comida. Se está jugando cn la barriga de los hambreados y eso es preocupante.
Hay sectores políticos que podrían buscar las calles con el falso ropaje de que están contra las reformas. Toca al gobierno tomar un bisturí en las manos, para saber hasta dónde ahonda diferencias.
Las reformas llegarán en mal momento, sobre todo por la razón de que los precios de la comida, las medicinas y los servicios son inaguantables. Es como si se estaría dejando que muera lentamente una parte considerable de la población.
Con el salario mínimo de punta, que en el mejor de los casos no llega a los 20 mil pesos mensuales, se nota a la mayor parte de la población pasando hambre y necesidades. Hay que rescatarla y no hundirla.
En el papel no hay momentos de pobladas. No se puede guardar paralelos con las protestas a Salvador Jorge Blanco. Cada experiencia es distinta, y el hambre nunca es igual.
La reforma impositiva es un trago amargo que se debe discutir con amplios sectores de la vida nacional, y si se prefiere a todos se les debe dejar convencidos y que acepten su sacrificio.
Lo malo es cargar el barco de un solo lado. Hay grupos poblacionales que pueden convivir con las reformas y echarle un saludo a una drástica medida que les dejará beneficios múltiples.
Los empresarios cargan sobre el consumidor; los economistas y asesores, cobran sus honorarios, ¿y dónde se agarra el pueblo de este palo encebao?. De ningún lado. Solo tiene aceptar o protestar.
Las reglas del juego se tienen que establecer antes de la reforma. El presidente Luis Abinader tiene que sopesar las medidas a tomar. No siempre es aceptable llevarse de técnicos y asesores, sino que en ocasiones hay que poner el oído a nivel de la tierra, para saber lo que está pasando.