ARCHIVO – El presidente Joe Biden estrecha la mano del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en París, el 7 de junio de 2024.
septiembre 19, 2024
Los presidentes de EEUU, Joe Biden, y Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, se reunirán nuevamente en Washington para conversar sobre la guerra que Kiev libra contra Rusia. Zelenskyy también hablará por separado con la vicepresidenta Kamala Harris durante su visita
CASA BLANCA —
El presidente Joe Biden se reunirá con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en la Casa Blanca el próximo 26 de septiembre para conversar sobre el conflicto en curso entre Ucrania y Rusia, anunció la Casa Blanca el jueves.
La secretaria de prensa Karine Jean-Pierre dijo en un comunicado que Zelenskyy también se reunirá por separado con la vicepresidenta Kamala Harris.
«Los líderes discutirán el estado de la guerra entre Rusia y Ucrania, incluida la planificación estratégica de Ucrania y el apoyo de Estados Unidos a Ucrania en su defensa contra la agresión rusa. El presidente y el vicepresidente enfatizarán su compromiso inquebrantable de apoyar a Ucrania hasta que prevalezca en esta guerra, dijo.
Zelenskyy ha dicho que tiene un plan para la victoria en la guerra de Rusia contra su país, y que tiene la intención de presentar la propuesta a Biden.
EEUU quiere más claridad de Ucrania sobre el posible uso de armas de largo alcance
En un discurso en la apertura de la 20ª Reunión Anual de Estrategia Europea de Yalta en Kiev el viernes pasado, Zelenskyy dijo que las guerras de agresión, como la que libra Rusia contra Ucrania, pueden terminar positivamente si el ejército de ocupación es expulsado al campo de batalla o a través de la diplomacia, en la que el país invadido se libera de la ocupación y se preserva su independencia.
«En ambos casos, Ucrania necesita una posición fuerte», dijo. «Estados Unidos puede ayudar en esto. Si nosotros, junto con nuestro socio clave, luchamos por la victoria de igual a igual».
En las últimas semanas, Zelenskyy ha expresado su frustración por no haber recibido aún el permiso de los aliados, específicamente de Estados Unidos y Gran Bretaña, para usar sus armas de largo alcance contra objetivos dentro de Rusia.
Ambas naciones han expresado su preocupación por verse arrastradas a una confrontación directa con Rusia.