Al desplazar el enfoque mediático de Haití hacia Venezuela, el presidente Abinader realiza una maniobra estratégica para consolidar su popularidad de cara a las elecciones de 2028.
Por Rafael Méndez
El presidente Luis Abinader ha puesto en la mira al exmandatario Leonel Fernández, señalándolo como el principal adversario a vencer de cara a las elecciones de 2028. Además, al asociarlo con el “régimen” de Nicolás Maduro en Venezuela, Abinader reafirma su posición como líder de un gobierno de derecha.
Durante su primer mandato, Abinader centró su política exterior en Haití, presentándose como el defensor de la estabilidad dominicana frente a la crisis del país vecino. Sin embargo, en su segundo mandato, ha evidenciado un cambio de estrategia al redirigir su enfoque hacia la República Bolivariana de Venezuela, utilizando este nuevo eje mediático agenciarse y consolidar una base de apoyo en el plano internacional.
Esta estrategia de Abinader podría tener un doble propósito: desacreditar a Leonel Fernández al asociarlo con el gobierno de Nicolás Maduro que en la presente coyuntura está siendo objetivo de un virulento fuego cerrado de la mediática internacional y del poder global, al mismo tiempo, posicionar su gobierno como uno de los baluartes de la derecha en América Latina y el Caribe.
En cambio, el desplazamiento de enfoque desde Haití hacia Venezuela podría ser parte de una estrategia más amplia de Abinader para consolidar su popularidad y preparar el terreno para una posible reelección en 2028, que aunque algunos la pudieran percibir como un cambio sutil, podría tener implicaciones significativas en la percepción pública y en la dinámica electoral dominicana.
La estrategia del mandatario dominicano parece estar tomando un giro interesante en el escenario internacional, a partir de los resultados políticos que le significó su postura hacia Haití, lo que lo perfiló como el principal enfoque mediático en su política exterior, sobradamente basada en la crisis humanitaria y de seguridad en el país vecino, lo que le permitió consolidar una imagen de consistencia frente a un tema de gran preocupación para la población dominicana.
Este cambio de enfoque no parece ser casual. Al centrar su atención en Venezuela, con su compleja situación política y económica, Abinader busca proyectarse como un estadista internacional, alineándose con posturas que resuenan tanto en el ámbito regional como global.
Al enfocar su política hacia Venezuela y Nicolás Maduro, Abinader parece estar adaptando su estrategia a las nuevas corrientes mediáticas y políticas, tanto a nivel nacional como internacional. Venezuela, un tema crucial en la agenda de muchos países, especialmente en Estados Unidos, le ofrece una nueva plataforma para posicionarse no solo como líder regional, sino también como un aliado estratégico de Washington.