Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 20 de agosto, 2024.- El ante-proyecto de reforma constitucional llega al Congreso Nacional. Hay una maquinaria que puede ser una aplanadora, o esa mayoría buscaría jugar a la democracia, sabiendo que tiene el juego ganado.
De las reformas lo que no se ha dicho, lo que no está claro, es lo principal de este juego. El presidente Luis Abinader señala que no irá a buscar una segunda reelección o un tercer período.
En política no hay palabras empeñadas, o soldaduras que no se puedan obviar y hasta destruir. El política habla por un momento específico y mantiene su palabra si las circunstancias le favorecen.
Lo único que está claro es que el presidente sabe que la reforma constitucional va a tener a muchos sectores enfrentados, por lo que prefiere que todo se decida en este año o a principios del próximo.
Quiere el camino despejado, si en menos de seis meses se sale de las reforma constitucional, estaría ganando terreno. No se sabe si un legislador que podría parecer imprudente, pero que forma parte de la maquinaria, presente en un turno libre la segunda reelección.
Como la asamblea revisora tiene sus propios derechos constitucionales, y solo debe responder a lo que considere más importante para el país, los asambleistas pueden meter una nueva repostulación, a pesar de que el presidente se oponga.
Lo ideal era no tocarle a la Constitución, por lo que ahora hay que vivir la realidad, ver como lo acoge una comisión bicamaral, antes de fijar nuevas posiciones. Regularmente los diputados y senadores son cajas de resonancia de sus partidos, por lo que el ambiente está a medias bien claro.
La línea presidencial representa a una mayoría aplastante que no tiene que pedir permiso a nadie para se apruebe o rechace un proyecto de ley. Nuestra imberbe democracia siempre tiene a los legisladores a los pies de sus señores, sea en el gobierno o la oposición.
Una cosa hay que decir a viva voz. Los cambios institucionales se hacen por votación mayoritaria, por lo tanto será buena y válida la decisión que tomen las cámaras, sin importar quién sea el beneficiado o el perdedor de ese debate.
El que se oponga a las reformas tiene su derecho, pero ya están las cartas en la mesa y el ventarrón mayoritario es el que manda. Lo demás, son ejercicios de postulantes en debates que cubrirá la prensa y las redes sociales.