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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 19 de agosto, 2024.- El tema de las reformas es una guía de hacia dónde se dirigió el mensaje de juramentación del presidente Luis Abinader. Modernización con una aplanadora en el Congreso. Advertencia y mensaje
De paso el mandatario recordó que tiene la absoluta mayoría para realizar un periodo de cambios donde no tiene que sonsacar a grupos de la población, ni a legisladores rivales.
Es de esperar que esa aplastante mayoría que entra en función de inmediato esté apegada al derecho parlamentario, a la defensa de la constitución y en dejar atrás las inoperancias de los diputados de los pasados cuatro años.
Esa mayoría parlamentaria siempre se moverá en respaldo y apoyo absoluto de lo que venga desde el Palacio Nacional. Ahora los principales puntos de respaldo son la reforma monetaria y la constitucional.
La reforma impositiva entraña cambios que rechaza la capa baja de la sociedad, y que merece el resquemor de los empresarios. Nadie la ve con buenos ojos.
Es un trago amargo donde el gobierno puede amagar y no dar. Puede inclinarse en hacer reformas a destajo, sin entrar de lleno a los cambios que demanda la política económica de alto nivel, tanto nacional como internacional.
El presidente sabe el riesgo de las reformas, y por esa razón da tanta importancia a detallar programas sociales pasados que van a continuar en el presente. Los organismos internacionales quieren corte de los subsidios, de modo instantáneo. El presidente taxativamente dice que continuarán
En el ambiente constitucional, el presidente habló claro de que en su caso no favorece una reforma constitucional para aprobar una segunda reelección. El político es él y sus circunstancias. Habrá que ver cuáles son sus coyunturas al momento en que estén trabajando las cámaras legislativas.
El presidente en su discurso no debió seguir echando gasolina al fuego de las relaciones con Venezuela. Un discurso que pone una cerca divisoria entre los dos países que será muy difícil de vencer. Es necesario virar la hoja Venezuela y seguir adelante.
Si debió el presidente hablar de Haití y el diferendo del río Masacre: sigue vivo y no era ni es el momento de olvidarlo. Hay presiones de organismos internacionales, por una apertura total de la frontera, y la entrada de haitianos cubiertos con una sombrilla humanitaria.
Hasta ahora el presidente Abinader ha mantenido control de esa migración irregular, pero ha sido blando en lo referente al reapresamiento del río Masacrre. Con la virtual guerra civil en Haití, el país tiene que ir de cara al sol, al momento de tomar decisiones.