Rafael Méndez
En la historia de América Latina, el Caribe y el mundo, abundan ejemplos del poderío estadounidense para desestabilizar y derrocar gobiernos desafectos, y “en el siglo XX, se produjeron un total de 325 sin considerar las intentonas fracasadas, las invasiones extranjeras y los ruidos de sables”.
Por Rafael Méndez
Un caso emblemático es el de la República Dominicana, donde el derrocamiento de Juan Bosch en 1965 fue seguido por una intervención militar estadounidense para evitar su reposición. El Chile de Salvador Allende precedido de una guerra mediática que culmina con el derrocamiento y muerte del presidente Allende, y Cuba y Venezuela, por su parte, son víctimas de un criminal bloqueo económico, financiero y mediático, con el mismo avieso propósito.
Su “arquitectura está diseñada para generar un colapso institucional, bloquear el funcionamiento de los aparatos del Estado y deslegitimar la acción de gobierno… para frenar el avance democrático de gobiernos populares defensores de la justicia social, la igualdad y la lucha anticapitalista”, estrategia montada durante la campaña electoral, y ejecutada desde el momento de la toma de posesión
El entrecomillado del párrafo precedente es de Marcos Roitman Rosenmann quien sostiene que “Los golpes de Estado de ayer y hoy en América Latina” (título del articulo), han sido una constante, y “que, en el siglo XX, se produjeron un total de 325, sin considerar las intentonas fracasadas, las invasiones extranjeras y los ruidos de sable…En el siglo XXI, tenemos los casos de Honduras, Brasil, Paraguay, Bolivia y, más recientemente, Perú, sin olvidar los intentos fallidos en Venezuela.
“Acusaciones de corrupción, malversación de fondos, tráfico de influencias, violencia, inseguridad ciudadana, desabastecimiento, inflación, alianza con el narcotráfico son las más recurridas y eficaces en esta estrategia de desgaste… y en toda esta estrategia “se destaca el papel de los medios de comunicación social con el fin de generar una opinión pública favorable al golpe de Estado.
“Los nombres de Mark Zuckerberg, Bill Gates, o Elon Musk constituyen parte de este nuevo poder mundial, capaz de generar un totalitarismo de redes, en medio de la transición del capitalismo analógico al capitalismo digital. Así, los nuevos golpes de Estado se podrán llevar a cabo sin disparar un solo tiro. Ese es el verdadero peligro al cual nos enfrentamos”.
A golpe de titulares
El libro «A golpe de titulares. CIA y periodismo en América Latina y el Caribe», de la autoría del periodista peruano Juan Gargurevich, se publicó en 1988, con lo que busco dejar por sobrentendido, que durante estos casi 40 años, es lógico suponer se han producido centenares de texto sobre el tema, pero aun cuando es una realidad incontrastable, nos atrevemos asegurar que el paso del tiempo lo que ha venido es a reafirmar la vigencia de la materia que explora sobre “la relación entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos y el periodismo en América Latina y el Caribe”.
Si lo observamos en perspectiva, el citado libro del periodista peruano Juan Gargurevich, publicado en 1988, sin alejarse de la objetividad, resulta fácil inferir que la relación entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y el periodismo en la región no ha cesado en el tiempo, y que de lo que se trata en la actual coyuntura es adaptarse a las nuevas tecnologías y dinámicas comunicacionales, manteniendo su influencia en la configuración de la opinión pública mundial, tal como lo reconoce el nuevo director de la CIA, William J. Burn cuando afirma que “agencia de espionaje se está modernizando con el uso de nuevas tecnologías, incluyendo inteligencia artificial, aprendizaje automático y grandes conjuntos de datos…
…Para complicar aún más las cosas, existe una revolución tecnológica aún más radical que la Revolución Industrial o el comienzo de la era nuclear. Desde microchips hasta inteligencia artificial y computación cuántica, las tecnologías emergentes están transformando el mundo, incluida la profesión de la inteligencia. En muchos sentidos, estos acontecimientos hacen que el trabajo de la CIA sea más difícil que nunca, dando a los adversarios nuevas y poderosas herramientas para confundirnos, evadirnos y espiarnos”
Aun cuando lo veamos desde el punto de vista de la historia, el Chile del presidente Salvador Allende nos actualiza en el sentido de que la “CIA ha infiltrado a sus agentes en medios de comunicación, ha financiado periódicos y revistas, y ha presionado a editores y periodistas para que publiquen información favorable a los Estados Unidos” como parte de la refinada estrategia que sigue utilizando como recurso de “propaganda y desinformación para manipular la opinión pública en la región”.
En justicia debemos reconocer que el periodista peruano es uno de los primeros hombre de la pluma que puso el dedo en la llaga, y nos llama a “seguir hablando de la relación entre la CIA y el periodismo en América Latina no es solo un ejercicio académico, sino una necesidad para defender la soberanía informativa, la libertad de expresión y la construcción de democracias más justas y participativas, pero también una valiosa contribución a la comprensión de la historia del periodismo en América Latina y el Caribe”.
Y una reflexión: La manipulación informativa de la CIA en América Latina y el Caribe es un problema grave que ha tenido un impacto devastador en la construcción de la democracia región, y en la imposición de regímenes que han sido sistemáticos en la vulneración de las elementales derechos ciudadanos, por lo que se hace necesario un debate público sobre las implicaciones éticas de estas prácticas y tomar medidas para defender la soberanía informativa, la libertad de expresión y la construcción de democracias justas.
Casos emblemáticos República Dominicana, Cuba, Chile y Venezuela
El libro de Juan Gargurevich ofrece varios ejemplos concretos de cómo la CIA ha utilizado la desinformación y la manipulación para influir en la opinión pública en América Latina y el Caribe, y que se han sido herramientas recurrentes en la estrategia de Estados Unidos para desestabilizar gobiernos que no se alinean con sus intereses políticos y económicos.
Cuba:
Campaña contra el gobierno de Fidel Castro: La CIA lanzó una campaña propagandística masiva para desacreditar al gobierno de Fidel Castro y generar apoyo para su derrocamiento. Esta campaña incluyó la difusión de noticias falsas, la creación de grupos de oposición anticastristas y la financiación de actividades terroristas.
Infiltración de medios de comunicación: La CIA infiltró a sus agentes en medios de comunicación cubanos y extranjeros para publicar información falsa y sesgada sobre el gobierno de Castro, y a la cabeza de esa estrategia comunicacional estaban y están las agencias de prensa y los poderosos medios escritos, radiales y televisivos de los Estados Unidos, y sus aliados en todo el mundo.
Chile:
Desestabilización del gobierno de Salvador Allende: La CIA jugó un papel crucial en el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende en 1973. La agencia estadounidense financió a grupos de oposición, proporcionó armas a los golpistas y llevó a cabo una campaña de desinformación para socavar el apoyo popular a Allende.
Control de la cobertura informativa: La CIA presionó a medios de comunicación chilenos para que publicaran información favorable a los golpistas y censuraran las críticas al golpe de estado.
República Dominicana:
Justificación de la intervención militar estadounidense: La CIA manipuló la información sobre la Guerra de abril de 1965 en la República Dominicana para justificar la intervención militar estadounidense. La agencia estadounidense acusó al gobierno de Juan Bosch de ser comunista y de estar al borde del colapso, lo que no era cierto.
Fabricación de noticias: La CIA fabricó noticias falsas sobre la situación en la República Dominicana y las difundió a través de medios de comunicación estadounidenses e internacionales, a esa maniobra desestabilizadora se prestó de manera descarada se prestó la Iglesia Católica. “Ante tremenda equivocación, nosotros solo lacemos una cosa: pedirle a Dios que los perdone”
4.- República Bolivariana de Venezuela:
Todas las cartas sobre la mesa: El gobierno de Venezuela calcula en torno al país, y su administración bajo orientación chavista, circulan diariamente más de tres mil mentiras, junto al bloqueo financiero, económico, mediático y el saqueo abiertamente descarado de las propiedades del país en países y bancos extranjeros.
Precio-tarifa a la cabeza de los dirigentes de la revolución: Para nada el imperio y sus lacayos internos disimulan su aversión a la revolución y a la dirigencia chavista a quienes les han puesto precio-tarifica a la cabeza de cada uno, de acuerdo al rango, y la responsabilidad en Estado o el Partido Socialista Unidos de Venezuela.