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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 8 de julio, 2024.- La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos no pasa de ser una oficina, sin capacidad para denunciar los delitos de opinión pública. Es un organismo del pasado, que le pesan las exigencias de hoy.
No es culpa de sus directores, regularmente locutores de mucha experiencia, si no que no tiene base de sustentación legal que ponga orden donde impera el desorden.
Muchos medios de comunicación lucen desaforados, y creen sus productores que los oyentes o televidentes se consiguen por medio de la calumnia, la injuria y las palabras obscenas.
Lo ideal sería que se creara un organismo, con una ley de sustentación firme y real, para que actúe en los llamados delitos de opinión pública. Con un reglamento que no admita la censura previa, si no que sancione a los que violan las buenas costumbres y la ley.
Para la creación de esa nueva ley de expresión del pensamiento se debe reunir la Asociación de Diarios, directores de escuelas de periodismo y el Colegio Dominicano de Periodistas. Desde luego se entregaría a las Cámaras y estas obligatoriamente llamarían a vistas públicas.
La comisión de Espectáculos podría seguir trabajando en el área de la farándula, los discos y los videos. Si al día de hoy no realiza funciones especificas, poco importa cuál sea su futuro.
La única vigencia que tiene hoy la Comisión de Espectáculos Públicos es aplicar exámenes a aspirantes de locutores, una vez cada año. Hoy, con carnet y sin carnet, nadie puede impedir que un ciudadano tome el micrófono.
Estamos en la era digital, donde con plataforma de sustentación internacional, una persona puede montar su periódico, una emisora y una televisora. En las redes sociales se emiten opiniones a granel a veces simples injurias
Debe estar claro que es intolerable le censura, y mucho más descartada la autocensura por miedo o temor. Los medios de comunicación están para decir la verdad y exponerla al público. Siempre alguien saldrá con heridas y resquemores.
Espectáculos Públicos debe someter a los tribunales a los violadores de la ley. Es una burla que este organismo sea fiscalizador y juez.
El que viola la ley debe ser sometido por su pecado. Aquí enviar a la justicia es una locura, porque no hay reglamento que determine que es un delito cometido desde un órgano de difusión. Estamos en medio de la nada, y se necesita cambiar la regulación de los medios de comunicación, pero sin ley mordaza ni censura.