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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 21 de junio, 2024.- Estamos abriendo las puertas a la gran concertación nacional. Ya es la era, de pensar en la violencia para tratar los problemas principales del país. Amargas experiencias se vivieron en el pasado, las cuales toca ahora subsanar.
No hay camino diferente a la paz. Es difíçil enhebrar un lenguaje de paz y concertación. En ocasiones, los gobiernos actúan con prepotencia y altanería. Por suerte, el presidente Luis Abinader quiere dialogar.
Con responsabilidad hay que decirlo; hay grupos de oposición levantiscos, que no quieren la paz, ni el diálogo, ni la concertación. Difícil camino, pero hay una luz al final.
Existen períodos de la historia dominicana en que los gobernantes han sido los reacios al diálogo. Por el contrario prefieren el poder y la fuerza. Luis Abinader tiende la mano de la concertación, y hay que aprovechar el mensaje.
Esto no quiere decir genuflexión y doblar las rodillas. Cada quién en una mesa de conferencias lleva sus posiciones y apetencias. Si usted es débil o tiene miedo, mejor que no se acerque a la fluidez del diálogo necesario.
La oposición política, desunida o unida, como le venga en gana, tiene que dar un paso al frente y buscar su camino. Creo que si levanta una tea humeante en la mano derecha y el garrote en la zurda tendrá las de perder.
Los temas básicos de un diálogo inmediato son las reformas. La Impositiva y la Constitucional. Cualquiera de las dos va a producir largos y penetrantes debates.
No puede haber reforma impositiva si previamente no hay acuerdos entre los empresarios, el gobierno, los sindicatos y los sectores populares. Cada uno tiene intereses propios y busca sus soluciones. Eso hace interesante el diálogo: diversidad e intereses variados que entrarán en juego.
Ningún impuesto se debe aplicar si pone en riesgo la economía popular. Ya de por si los grupos populares son de los mas perjudicados que tiene el país. Se necesita que la comida llegue a bajo precio. El empresario enfrenta al trabajador y el obrero tiene ojerizas con el gobierno. Ahí está el enfrentamiento civilizado.
Con la constitucional, las planteadas reformas serán agrias, pero necesarias. No se puede temer a la tercera reelección. Es un tema que los nuevos legisladores deberán tratar a fondo. Una reforma también que pregona justicia independiente y a la cual habrá que ver hacia dónde va. .