Por Manuel Hernández Villeta
El tiempo de las vacaciones estudiantiles es el ideal para que se den los enfrentamientos y los acuerdos entre el Ministerio de Educación y la Asociación Dominicana de Profesores. No se perdería un día de clase.
Son unos tres meses en que los muchachos no van a las aulas y los maestros tienen sus vacaciones pagas. Todos los males que tiene educación deben ser tratados, sin huelgas, paros o movilizaciones.
El derecho a la protesta es constitucional, todos tienen esa posibilidad, pero también, en este caso muy específico, se debe saber y reconocer, que en forma unilateral no se puede atentar contra la docencia.
Si la lucha fuera civilizada, no hay que pensar en etapa de vacaciones, pero es una pelea sin razones ni motivos. Es protestar por protestar. De ahí que proponemos que las diferencias se vayan ahora a la pipa de la paz.
Lo primero que se debe tratar es la penalización de los profesores que abandonen las aulas sin previa justificación creíble. Además, no se puede seguir impartiendo docencia sin libros de textos adecuados.
Hay que sacar de las escuelas el fantasma de que son una especie de restaurantes para servir el desayuno, la comida y la merienda estudiantil. La comida es importante, pero nunca el chao debe estar por encima de la enseñanza.
Si miramos los resultados académicos, se va tornando muy necesario fijar la baja profesoral. Donde hay malos estudiantes, el primero que debe ir al muro del lamento es el profesor. Hoy, ser profesor es una fórmula de ganar un buen salario.
Si hay buenas relaciones entre la ADP y el Ministerio de Educación todos estos problemas deben y pueden ser resueltos. Lo malo es que buscando el mismo objetivo, se pierden al tomar las espadas y salir cada día al combate.
Los maestros tienen seguridad social y laboral, y desde esa plataforma pueden comenzar a buscar reivindicaciones y aportar en la mejoría de la docencia. Es aplicar buenas intenciones y trabajar.
Algo importante de lograr en este tiempo muerto, es que se multiplique la vigilancia en los planteles. Se debe crear una policía especial escolar. No es igual bregar con delincuentes en las calles que con muchachos rebeldes, que ante todo hay que protegerlos del entorno.
La violencia puede ser controlada en las escuelas, todavía es tiempo. Se puede evitar que penetren al área escolar las drogas, la prostitución y los libros indebidos de pornografía. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Manuel Hernandez Villeta