spanish.news.cn| 2024-06-13 09:27:45|
BEIJING, 13 jun (Xinhua) — A pesar de los repetidos y serios llamamientos de China para resolver las fricciones comerciales a través del diálogo, la Comisión Europea dio a conocer el miércoles su plan para imponer aranceles adicionales provisionales de hasta el 38,1 por ciento a los vehículos eléctricos de fabricación china, una medida que casi seguramente socavará el impulso de la cooperación económica bilateral.
Aunque la Unión Europea (UE) tardó varios meses reflexionando sobre la cuestión arancelaria y retrasó el anuncio varios días, la decisión aún está lejos de ser acertada, dada la naturaleza crucial de las relaciones China-UE y sus amplias colaboraciones económicas y comerciales.
La Comisión Europea decidió anunciar la decisión después de la conclusión de las elecciones al Parlamento Europeo, revelando la naturaleza de la investigación antisubsidios como una medida con motivación política. Los principales fabricantes de automóviles europeos han expresado repetidamente su oposición al plan de tarifas adicionales.
Destacadas figuras políticas europeas, incluido el canciller alemán, Olaf Scholz, también se opusieron a los aumentos de aranceles y pidieron el libre comercio. La UE, que a menudo es víctima de medidas proteccionistas comerciales de países como Estados Unidos, ha afirmado ser un firme defensor del comercio abierto y justo. Sin embargo, su decisión actual no es más que contradictoria.
Como grandes mercados abiertos y defensores de la globalización, China y la UE comparten cadenas industriales, de suministro y de valor que están intrincadamente entrelazadas, lo que las hace mutuamente indispensables. Esto se ilustra claramente en el sector automotor. Las marcas de coches europeas gozan de un considerable favor entre los consumidores chinos. Mientras tanto, los fabricantes de automóviles chinos, después de años de inversión y actualización tecnológica, han obtenido una ventaja en los vehículos eléctricos y han ganado confianza, popularidad y admiración entre los clientes de Europa.
La UE debería haber respetado la destreza de la industria china de vehículos eléctricos, cuya integridad y experiencia no se pueden negar. Las acciones egoístas acabarían frustrando su propio propósito. La carga del proteccionismo defendido por unos pocos políticos recaería en última instancia sobre los ciudadanos comunes, aumentando su presión financiera y reduciendo su calidad de vida. También perturbará la agenda de transición ecológica de la UE y los esfuerzos de colaboración global para abordar el cambio climático. Estos resultados son indeseables para todas las partes involucradas.
China y la UE son la segunda y tercera economías más grandes del mundo, así como el segundo mayor socio comercial de cada uno, con un volumen comercial que se traduce en un intercambio de alrededor de 1,5 millones de dólares por minuto.
Las disputas y fricciones pueden ser inevitables entre diferentes economías. Pero a la luz de su estructura económica y su enorme tamaño, lo mejor para China y la UE es trabajar juntos en importantes cuestiones económicas y comerciales. Sería más rentable para la UE aprovechar las ventajas de China para desarrollar su propia industria de vehículos eléctricos.
Las relaciones comerciales y económicas entre la UE y China se encuentran en una encrucijada importante, y es crucial que la UE demuestre una visión estratégica y a largo plazo. El bloque regional parece haber dejado cierto margen para que ambos lados continúen sus consultas con el fin de encontrar una solución adecuada y evitar el peor escenario. Se espera que la UE haga una reconsideración seria y deje de seguir avanzando en la dirección equivocada.