Por Manuel Hernández Villeta
La luchas ideológica están congeladas, pero no el libre pensamiento. El capitalismo y su representativa democracia sacaron la cabeza al llegar a la meta. Hoy no hay camino, se tiene que hacer paso a paso. Recuerdo los versos de Antonio Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Los caminantes, y ese es el problema y el peligro real, lucen cansados y sin imaginación. La corruptela, un sistema que no llegó a ser el paraíso de los obreros y campesinos, hizo imposible poder enfrentar los vientos huracanados que le puso fin al rojo de sangre y el negro de luto.
De izquierdismo frenético, fanatizado, se pasó a un nuevo capitalismo y una cara más vendible, sin ser mas humana, de los dueños del dinero. Hoy los choques mundiales son por posesión territorial, por mercados que se abren o se cierran.
Es difícil resucitar a esa vieja izquierda, de boina a un lado, de botas en lugar de zapatos, y de voz meliflua para gritar los horrores del capitalismo. Se vistió de lino para ser coparticipe del Festín de las Vanidades. Cambió la guerrilla por la glorificación de batallas que nunca se dieron.
El camino en verdad es una senda tangible, y para algunos intangibles, que cada hombre y mujer debe sintetizar en su conciencia, y luego darle la forma colectiva. Sin ideología, las ideas no están claras y lo más que llegan es en buscar el postor que ponga la tarifa que se necesita.
Luz más Luz, diría un pensador alemán de la antigüedad antes de morir. Hoy con la adarga bajo el brazo quiere cambiar el mundo. Pero esa luz luce apagado, y ahora mismo, en el siglo de la tecnología, hay millones de analfabetos, fuera totalmente de los medios de producción.
La computadora, el on-line, en vez de ser un auxiliar del ser humano, se convierte en el factor que lo dirige. La inteligencia artificial condiciona el punto de vista de los que por comodidad o ignorancia, se niegan a a pensar.
Yo soy el camino y la luz y la vida, decía Jesús, el hijo del carpintero. El camino no es de tierra, no es de asfalto, no es de mesas esplendidas, es tu pensamiento, tu conciencia, tu forma de ver el mundo. Si callas por miedo de exponer tus ideas, eres un vegetal en medio de la senda que todavía no se inicia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Manuel Hernandez Villeta