SANTO DOMINGO, RD, 16 de Mayo de 1930, en un proceso electoral viciado, el general retirado Rafael Leónidas Trujillo Molina, “fue electo Presidente de la República”. Durante el mes de Abril y los primeros días de Mayo de 1930, miembros del Ejército Nacional participaron en actos de represión contra los adversarios de su ex Jefe.
Ante la situación de represión, La Alianza Nacional Progresista, que llevaba como candidato a la Presidencia a Federico Velásquez y a vicepresidente, al líder horacista Ángel Morales, se retiró del proceso electoral, pues los militares no les permitían realizar actividades proselitistas.
Por la situación de violencia desatada en las últimas semanas de la campaña electoral de 1930, los miembros de la Junta Central Electoral renunciaron a sus funciones el 7 de Mayo de 1930 y fueron sustituidos por personas que simpatizaban con la candidatura de Trujillo.
La Alianza Nacional Progresista había formalizado su retiro del proceso electoral el día anterior, el 15 de Mayo de 1930, por considerar que en República Dominicana no había garantías para ejercer el voto libremente.
El 16 de Mayo de 1930 se celebraron las elecciones con la sola participación del binomio Rafael Leónidas Trujillo Molina-Rafael Estrella Ureña, candidatos de una coalición denominada Confederación de Partidos, formada por los Partidos Republicano, Liberal, Coalición Patriótica de Ciudadanos, Obrero Independiente, Nacionalista, y Unión Nacional.
Trujillo había aceptado la candidatura presidencial en un “Manifiesto” que dirigió al país el 24 de abril, en el cual expresó: “No hay peligro en seguirme, porque en ningún momento la investidura con que pueda favorecerme el resultado de los comicios de Mayo, servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual sirvo en este momento y a la que serviré lealmente en el porvenir”.
Julio Genaro Campillo Pérez
Fueron declarados ganadores de los comicios el 24 de Mayo de 1930. El historiador Julio Genaro Campillo Pérez, en su obra “El Grillo Y El Ruiseñor”: Historia Electoral Dominicana 1848-1986, afirma que en los cómputos “amañados” que se dieron a conocer finalmente, de 412 mil 931 sufragantes inscritos , 225 mil 796 “votaron” y 187 mil 135 se abstuvieron; la candidatura Trujillo-Estrella logró 223 mil 926 votos a su favor y mil 870 en contra.
Campillo Pérez destaca que “Con esta “espléndida evolución” el país retornaba por la fuerza, a los viejos tiempos de las votaciones unilaterales, etapa que la mayoría del pueblo creía haber superado con las elecciones libres efectuadas en 1914 y 1924”.
La abstención fue de un 45.32 por ciento de los inscritos.
En el país se produjeron múltiples protestas y la Alianza Nacional Progresista calificó de fraudulento el proceso, pero la Junta Central Electoral declaró ganadores a Trujillo y a Rafael Estrella Ureña, en virtud de una resolución dada a conocer el 24 de Mayo de 1930.
Trujillo y el licenciado Rafael Estrella Ureña eran aliados desde que se unieron en una conspiración que terminó con el derrocamiento del Presidente Horacio Vásquez, quien los consideraba como hombres de confianza.
El 23 de Febrero de 1930, Rafael Estrella Ureña y sus partidarios, secundados por Desiderio Arias y Elías Brache, antiguos dirigentes del jimenismo, dieron inicio al plan para acabar con el Gobierno de Horacio Vásquez.
El general José Estrella, tío de Rafael Estrella Ureña, atacó la Fortaleza San Luis, en Santiago, y las tropas no hicieron resistencia y de inmediato cientos de hombres armados con rifles que suministró de manera subrepticia el general Trujillo, marcharon a la Capital.
Entraron a la ciudad de Santo Domingo a los tres días. En esa circunstancia el Presidente Horacio Vásquez buscó asilo en la Legación de Estados Unidos.
Cuando el golpe estaba consumado fue que Vásquez se convenció de que había sido traicionado por Trujillo, a quien había ascendido a general de brigada y designado Jefe del Ejército Nacional.
Rafael Estrella Ureña también había sido uno de los secretarios de Estado de mayor confianza del Presidente Horacio Vásquez, pero se separó de su Gobierno cuando en 1929, el Presidente de la República apoyó un movimiento que propugnaba por su reelección.
De Notas de la Historia Dominicana de Héctor Tineo Nolasco