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Aviones estadounidenses y británicos derriban drones y misiles sobre Irak en tránsito a Israel

El presidente Biden ha sido claro: nuestro apoyo a la seguridad de Israel es férreo


PABLO PARDO

Corresponsal en Estados Unidos

La guerra que Oriente Próximo -y, por extensión, el mundo- lleva décadas preparándose podría haber comenzado. Irán ha lanzado  un ataque con decenas de misiles y drones contra Israel, como represalia por el asesinato del general de la Guardia Revolucionaria iraní  Mohamed Reza Zahedi  en un bombardeo aéreo de ese país en Siria, el día 1 de este mes. Según el Consejo de Seguridad de Estados Unidos, «el ataque se prolongará durante varias horas».

El ataque iraní se daba por descontado desde el asesinato de Zahedi y, según la inteligencia estadounidense, iba a tener lugar estos días. La acción contra el general iraní se produjo en el consulado de Irán en Damasco, la capital de Siria. Aunque los consulados no tienen el carácter de ‘territorio soberano’ de las embajadas -con lo que, en este caso, no se podría considerar como un ataque en suelo iraní- el de Irán forma parte del complejo de edificios de la embajada de Irán en Siria, con lo que esa distinción es, cuando menos, borrosa. Israel decidió asesinar a Zahedi después de que el puerto Eliat, que constituye la única salida al Mar Rojo del Estado hebreo y su punto más cercano a Yemen, fuera alcanzado por varios drones lanzados por las milicias proiraníes hutíes que ocupan parte de ese país.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha hecho un llamamiento a la calma a sus conciudadanos. «Nuestros sistemas defensivos están desplegados, y estamos preparados para cualquier escenario, tanto en lo que se refiera a capacidades defensivas como ofensivas», ha declarado en un mensaje televisado. Netanyahu también amenazó con lo que más teme Estados Unidos, el resto de los países de la región y Europa: con una escalada. «He establecido un principio claro: a quien nos haga daño, le haremos daño», dijo. También dio las gracias «a Estados Unidos por estar de la lado de Israel, así como al apoyo de Reino Unido, Francia y otros países». Netanyahu se había trasladado con su esposa este fin de semana a la mansión de su amigo, el empresario estadounidense-israelí Simon Falic, que tiene un refugio antimisiles en el sótano.

REUNIÓN DE URGENCIA

En EEUU, el presidente, Joe Biden, estaba viajando desde su vivienda en el estado de Delaware a la Casa Blanca, ante la inminencia del ataque, cuando este se produjo. El Consejo de Seguridad Nacional estadounidense emitió poco después un comunicado informando que el presidente estaba reunido con sus asesores y, también, refirmando que «el presidente Biden ha sido claro: nuestro apoyo a la seguridad de Israel es férreo».

De hecho, no parece que Israel esté solo. Según informaciones sin confirmar difundidas por la televisión estadounidense ABC, Washington estima que Irán ha lanzado entre 400 y 500 drones, además de un número indeterminado de misiles que podrían ser balísticos (que describen una parábola) o crucero, que van a ras de tierra. La mayor parte de los proyectiles han partido desde Irán, pero algunos también lo han hecho desde Líbano, Siria, Irak y Yemen. La cadena de televisión saudí Al-Arabiya ha informado de que aviones estadounidenses están derribando drones y misiles sobre Irak en tránsito a Israel.

El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha declarado que su país también tiene la capacidad de abatir los misiles y drones de Irán, lo que parece sugerir que la Fuerza Aérea británica está interviniendo directamente. Paradójicamente, mientras Irán lanzaba los drones contra Israel, Rusia atacaba exactamente con los mismos aparatos, comparados a Teherán, a la ciudad ucraniana de Járkiv. En ese caso, no hubo ninguna Fuerza Aérea para defender a la población. Irán ha amenazado con tomar acciones contra los países que abran su espacio aéreo a Israel o a sus aliados. En todo caso, Irak malamente puede ejercer su soberanía sobre su territorio, con lo que no parece que esté en condiciones de hacerlo. Además, Bagdad está atrapado entre Irán, que controla gran parte de su política, y EEUU, que mantiene varias bases en el país.

De todas las acciones que podría haber tomado Irán por el asesinato de Zahedi, esta parece la más seria. El Gobierno de Irán tiene sistemas de drones y de misiles avanzados. Las milicias proiraníes hutíes, que operan en Yemen, han usado misiles balísticos para atacar a barcos, algo que no tiene precedente histórico. Que se sepa, solo China tiene ese tipo de armas. Pekín podría haber vendido esos misiles a Irán, que después los habría transferido a los hutíes. La estrategia de Irán parece ser un lanzamiento masivo de proyectiles y aeronevales que sature las defensas de Israel. Es la misma estrategia que llevó a Donald Trump a suspender un bombardeo contra Irán en 2023, tras el derribo de un dron estadounidense, cuando el Pentágono le advirtió de que esa opción podría provocar una salva de misiles que acabara alcanzado a algún navío de guerra estadounidense. En su lugar, Trump optó por asesinar al entonces líder de la Guardia Revolucionaria, Qasim Soleimani, en lo que causó un ataque con miles de Irán contra tres bases de EEUU en Irak que causaron daños materiales pero no víctimas.

DEFENSAS ANTIAÉREAS

Israel tiene una de las defensas antiaéreas y antimisiles más avanzadas del mundo, y lleva preparándose para un ataque como este desde hace más de dos décadas. Su famoso sistema antimisiles Iron Dome -pagado por EEUU pero desarrollado por Israel- ha demostrado su utilidad en numerosas ocasiones, aunque es susceptible de verse desbordado por cientos de proyectiles. Además, Tel Aviv tiene la información de los satélites de EEUU y la interceptación de las comunicaciones que lleva a cabo ese país. Los barcos y aviones de ese país y de Reino Unido -y, tal vez, de Francia- desplegados en la zona ya han intervenido en el pasado para derribar proyectiles lanzados contra el Estado judío y lo están haciendo ahora de nuevo.

El ataque supone la mayor escalada desde que el grupo terrorista prorianí Hamas  atacó a Israel el 7 de octubre, causando la muerte de 1.143 ciudadanos de ese país, dos tercios de ellos civiles, y secuestrando a 248 personas. La oleada de atentados, en la que Hamás y otros grupos aliados de este sufrieron unos 1.600 muertos desencadenó la invasión del enclave palestino de Gaza, entre Israel y Egipto, que controlaba Hamas. Desde entonces, la  guerra de Gaza ha causado unos 33.000 muertos, de los que por lo menos 27.000 son civiles, y  amenaza con causar una crisis humanitaria de grandes dimensiones.

Según declaró el 19 de marzo el enviado especial de Estados Unidos para Asuntos Humanitarios en Oriente Próximo y ex embajador en Turquía y Jordania, David Satterfield, el cálculo de Hamas era «provocar la entrada en guerra de Hizbulá y, tal vez, de Irán, por lo que puede considerarse que su ataque fracasó». Efectivamente, Hizbulá – otro partido político y milicia aliada con Irán que opera en Siria y, sobre todo, en Líbano – se ha limitado a lanzar ataques contra misiles contra el norte de Israel, pero más para demuestra su «solidaridad» con Hamas que para amenazar directamente a Tel-Aviv. Otros aliados de Irán también han entrado en acción. Los más famosos han sido los hutiíes de Yemen, que han atacado de manera constante la navegación mercante en el Mar Rojo y el Mar de Omán y, también, a los barcos de guerra estadounidenses, británicos y franceses que tratan – no siempre con éxito – de proteger a los mercantes. El capitán de la fragata francesa ‘Alsace’, Jérôme Henry, que acaba de regresar a puerto tras estar 71 días en la zona de guerra, ha declarado que «hemos estado al límite», ante «un nivel sorprendentemente alto de violencia desatada» por los hutíes.

Otras milicias proiraníes han atacado a los soldados estadounidenses en Irak, Jordania, y Siria, matando a tres de ellos y haciendo que EEUU atacara una serie de blancos en Irak y en Siria en enero. Estados Unidos y Reino Unido también han bombardeado en repetidas ocasiones a las fuerzas hutíes.

Todo esto supone  una guerra regional  en la que el mayor frente de batalla está en Gaza pero en la que los choques armados se producen en cinco países (Israel, Líbano, Jordania, Irak y Yemen) con Israel, Irán y Estados Unidos -apoyando al primero- como protagonistas. Ahora, Irán ha entrado directamente en acción, no ya como un mero proveedor de armas y de estrategia.

El Mundo