Santo Domingo, 24 mar (Prensa Latina) Bustos con las efigies del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, y del Generalísimo Máximo Gómez fueron develados hoy en esta capital, en ocasión del 129 aniversario de la firma del Manifiesto de Montecristi por los dos patriotas.
El alcalde de Santo Domingo Este, Manuel Jiménez, destacó la importancia de preservar la historia como legado para las nuevas generaciones y no olvidar a los grandes protagonistas, «que han luchado por construir ciudadanía e identidad, como lo hicieron José Martí y Máximo Gómez».
En el acto, que contó con la presencia del embajador de Cuba en este país, Ángel Arzuaga, el diplomático inició su intervención con uno de los versos más conmovedores de la obra poética martiana ¡Moriré de cara al Sol!
Así cayó el héroe de la independencia de Cuba en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895 -de cara al sol- como anhelaba; para Martí, quien no le temía a ese momento como dejó ver en sus escritos, «… la muerte no debe ser penosa para los que han vivido bien, ni para los que le conocían de cerca las virtudes. Morir es seguir viaje”.
Arzuaga destacó el valor de la hermandad entre los pueblos cubano y dominicano, subrayando la belleza de la historia cuando se cuenta con honestidad y verdad.
Que estos bustos erigidos en honor a Martí y Gómez sean recordatorios vivos de la lucha constante por la libertad y la justicia, puntualizó.
Las dos esculturas están ubicadas en el Paseo de la Historia, en la avenida Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, una plaza construida por la gestión del alcalde Manuel Jiménez para rendir homenaje a grandes figuras de la historia nacional y del mundo.
Allí se recuerda a líderes como Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, el expresidente panameño Omar Torrijos, la heroína María Trinidad Sánchez y el líder del Movimiento 14 de Junio, Manolo Tavárez Justo.
El busto al Generalísimo Máximo Gómez (1836-1905) fue esculpido por el artista dominicano Jensy Ferreiras, mientras que el de José Martí (1853-1895) estuvo a cargo del también criollo Javier Benítez.
José Martí y Máximo Gómez constituyen un símbolo de la unión patriótica y de amistad entre las dos naciones.
La historia de la independencia de Cuba no puede separarse de la figura de Gómez, un guerrero que usaba el machete como si en las manos atesorara un relámpago y quien, como José Martí y el lugarteniente general del Ejército mambí, Antonio Maceo, jamás dejó de conspirar para lograr la libertad de la nación caribeña.
Para sellar la unión entre aquellos libertadores, unidos en sentimientos y responsabilidades, Martí y Gómez firmaron en la localidad dominicana de Montecristi (lugar de residencia del dominicano y su familia) un manifiesto que constituía el programa de la Revolución.
Cuando estamparon su firma el 25 de marzo de 1895 en el Manifiesto de Montecristi, muy cerca del mar, quedó sellado el compromiso a los planes libertadores esbozados a raíz del anuncio, en 1891, de la creación del Partido Revolucionario Cubano.
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