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Por Manuel Díaz Aponte
Santo Domingo, R. D., 20 de marzo, 2024.- Para algunos líderes occidentales, Vladimir Putin, es un enemigo despreciable, peligroso y cruel asesino. Pero resulta, que es indiscutiblemente el presidente y principal líder de la República Federal de Rusia, a quien su pueblo acaba de reelegir con casi un 90% de aprobación.
Desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, el 24 de febrero de 2022, las relaciones entre los países occidentales y el gobierno de Putin han sido de constantes confrontaciones y amenazas recíprocas.
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania se han unido para dirigir un frente opositor contra Rusia por el conflicto, el cual ha destruido casi por completo el territorio ucraniano, principalmente su capital Kiev.
Diversas resoluciones de condenas al conflicto emitidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han sido ignoradas por el liderazgo ruso, y, por el contrario, dan señales de que están resueltos a permanecer en guerra con Ucrania hasta el último aliento.
El poderío militar ruso evidentemente está por encima de Ucrania, pese a toda la ayuda económica, de equipos militares y de logística ofrecidos por las potencias occidentales.
La nueva y poderosa bomba que las tropas rusas están utilizando en suelo ucraniano, denominada la FAB-1500 pesa 1,5 toneladas y la mitad de ésta tiene potentes explosivos que al ser lanzada desde el aire cuando impacta sobre los objetivos deja enormes agujeros de destrucción, indica que el gobierno de Putin no saldrá de Ucrania hasta ver finalizada su misión allí.
Se impone, por tanto, que las naciones occidentales rediseñan una nueva estrategia ante este doloroso conflicto, que no sea simplemente condenar la guerra y lanzar todo tipo de epítetos contra Vladimir Putin.
Además, está demostrado que las millonarias ayudas otorgadas principalmente por Estados Unidos a Ucrania en nada han servido para que el gobierno de Volodímir Zelenski, actor, abogado y político ucraniano pueda “detener” la artillería rusa.
¿Aislar a Putin?
Está demostrado que fue un error de las potencias occidentales tratar de “aislar” a Vladimir Putin del escenario mundial tras la guerra que libra en Ucrania.
Por varias razones, es imposible tratar de separar a la República Federativa de Rusia del mundo actual, a sabiendas de que se trata de una superpotencia dotada de una estructura armamentista capaz de poner al planeta de rodillas.
Y el propio Putin lo sabe muy bien cuando frecuentemente habla de la posibilidad de emplear sus poderosas y destructivas armas nucleares, lo que evidentemente, genera gran preocupación entre sus vecinos europeos occidentales.
Conviene que las naciones desarrolladas del Occidente apliquen otra estrategia orientada a flexibilizar su postura ante el gobierno ruso buscando un nuevo acercamiento con Putin, quien, a partir de ahora, gobernará seis años más a Rusia.
Ningún país de la dimensión de Rusia, con ese poderío militar y potencia en ciberseguridad mundial, así como un sofisticado armamentismo de primer nivel puede ser ignorado.
Rusia, es el país más extenso del mundo con una superficie de superficie de 17. 125, 191 km², es una superpotencia que tiene un peso específico en el escenario de la geopolítica mundial. Y que según Putin modernizó recientemente el 95% de sus armas nucleares con miras a objetivos futuros en el espacio.
El líder ruso ha reiterado en muchas ocasiones que, si la seguridad interna de Rusia se ve amenazada por acciones de Occidente, no vacilará en utilizar su poderío armamentista nuclear para atacar a Europa y Estados Unidos.
Armas nucleares para defender soberanía
Al respecto, el 29 de febrero del 2024, un mes antes de las elecciones que ganó arrolladoramente, advirtió que las armas nucleares rusas están listas para defender la soberanía e integridad de esa superpotencia.
¿Cómo pretender aislar a una superpotencia dueña de uno de los arsenales armamentistas más grande y poderoso del mundo? Es un error de Occidente pretender que esa táctica rendirá sus frutos porque Rusia sigue ahí, compacta y poderosa.
Durante las dos administraciones de Barak Obama (20 de enero de 2009 hasta el 20 de enero de 2017) hubo en ocasiones acercamiento con el régimen de Putin, el cual inclusive, fue integrado al G-7 como invitado a participar en esa exclusiva estructura de las naciones más desarrolladas y poderosas del planeta.
En una ocasión, la influyente revista estadounidense Time eligió a Vladimir Putin como el líder mundial más poderoso del planeta.
El quinto mandato del carismático líder ruso lo llevará a dirigir Rusia hasta 2030, y de paso, convertirse en la persona que más tiempo ha liderado el país desde Catalina la Grande, por delante del mandatario soviético José Stalin.
Ese triunfo electoral ha sido analizado en la Casa Blanca, en Washington, de la siguiente manera:” obviamente no fueron libres ni justas, dado que Putin ha encarcelado a sus opositores políticos y ha impedido que otros se presenten contra él».
Pese a ello, el Ministerio de Exteriores de la República Popular de China, felicitó a Putin por su victoria y manifestó su creencia de que “bajo la dirección estratégica del presidente Xi Jinping y del presidente Putin, las relaciones entre China y Rusia seguirán avanzando».
Economía rusa fortalecida
Ningún efecto negativo ha tenido sobre Rusia el paquete de sanciones impuesto por Occidente tras el inicio de la guerra en Ucrania, y pese a ello, el país ha sorprendido a muchos economistas al convertirse en la economía de más rápido crecimiento en Europa.
«La economía está funcionando bien, dadas las circunstancias, y ha hecho popular a Putin porque se presenta una vez más como alguien que ha desafiado a Occidente en su gran asalto a la economía rusa», explica el corresponsal económico de la BBC en Rusia, Alexey Kalmykov.
Datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que la economía de Rusia ha crecido un 2,6%, a pesar de las sanciones occidentales, que incluyen la congelación de US$300.000 millones en activos.
Sin embargo, el gobierno ruso ha seguido comercializando libremente con países como China, India y Brasil, mientras sus vecinos, incluidos Kazajstán y Armenia, le ayudan a eludir las sanciones occidentales.
En la práctica, las sanciones occidentales contra Rusia han sido inconsistentes y hasta inefectivas, puesto que su principal comprador de petróleo, que es la Unión Europea (UE) “no sanciona en absoluto el gas natural, los cereales y los combustibles nucleares», afirma Kalmykov.
Probablemente la apabullante victoria alcanzada por Putin en las urnas determine que Occidente, particularmente EE. UU. diseñe una nueva estrategia frente a Rusia, la que podría incluir reducir la cuantiosa ayuda económica a Ucrania, dada la prolongación del conflicto bélico (dos años) y cuyos resultados están favoreciendo obviamente a los rusos.
Artículo de Manuel Díaz Aponte