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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 26 de febrero, 2024.- La mayoría silente calla y oculta sus sentimientos. Es tan sutil, que cuando saca la cabeza es en una acción amorfa, sin liderazgo, sin que nadie se lo pida. Es su forma de decir estoy inconforme, y hay que cambiar. Sus guiños son indicativos de conflictos internos, que no se atreve a externar a viva voz.
La abstención de las elecciones municipales, entraña un guillo de la mayoría silente. Se quedó en su casa, porque los partidos no le ofrecen alternativas. Los ve como cazadores de fortuna, que a todos aplastan buscando sus propósitos.
Esa ausencia de votaciones se tiene que interpretar como el deseo de la mayoría de que haya un cambio, de que se dé una renovación en el sector político nacional. Que los llamados viejos robles se retiren y den paso a nueva sangre, a juventud con ideas originales.
Pero las expresiones soterradas, en aposentos, de la mayoría silente, es fugaz, se constituye en el instante de un rayo de luz. Sus deseos son manejados por encantadores de opinión pública, que buscan llenar de forma intangible sus debilidades y carencias.
Para motivar cambios en el sector más conservador del país se necesita tiempo, y es lo que no tienen los partidos políticos. En menos de tres meses tienen que preparar nuevas estrategias, para buscar conseguir el voto de los que no pintaron sus dedos.
Esa masa que se abstuvo ahora, podría votar mayoritariamente en las venideras elecciones, solo falta que un mago saque un conejo de un sombrero de copa. Los asesores de imagen de los candidatos saben trabajar ese aspecto. Le fracasó en las municipales, pero pueden tratar de atar los hilos conductores de popularidad y seguimiento para las presidenciales
La abstención fue una gran sorpresa. Se esperaba una buena votación para escoger en cada municipio a los alcaldes y regidores. Se interpuso el oído sordo a los estribillos de campaña. Las marchas fueron multitudinarias, pero no suficientes para motorizar voluntades.
Para el oficialismo fue una victoria impactante. Bajo su cobija están todos los ayuntamientos del país. Los opositores se tendrán que plegar a la asistencia estatal o perecer. La lucha por el poder es demoledora.
La abstención de hoy, si se lleva a esa masa inerme a votar, puede decidir las futuras elecciones presidenciales para cualquier bando. Habrá que ver quien tiene la capacidad de atraer a sectores que rechazaron todas las ofertas. ¡Ay!, se me acabó la tinta.