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Por Manuel Díaz Aponte
Santo Domingo, R. D., 15 de febrero, 2024.- En un esfuerzo diplomático sin precedente en la historia democrática dominicana, el presidente Luis Abinader volvió a levantar su voz ante la comunidad internacional para que se ejecute el despliegue de una fuerza multinacional liderada por Kenia para apaciguar Haití.
En esta ocasión, hubo una clara advertencia del mandatario de República Dominicana cuando dijo: “Hoy quiero advertir a la comunidad internacional que la República Dominicana seguirá luchando con todas sus fuerzas para evitar ser arrastrada al mismo abismo que Haití. Nuestra consigna, de hoy en adelante, será: o luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a la República Dominicana”.
Hablando ante el escenario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, Abinader urgió, de forma vehemente, a los líderes del mundo a «facilitar el dinero tantas veces prometido» y a pasar de las promesas a las acciones.
El gobierno de Estados Unidos hace varios meses que prometió 200 millones de dólares para encauzar la misión militar en suelo haitiano, pero hasta el momento nada se ha hecho.
El Senado estadounidense, sin embargo, acaba de aprobar una partida de 95 mil millones de dólares para ser utilizada con fines militares en Ucrania, Israel y Taiwán.
¿O sea que para parar la hemorragia y terror sangriento que imponen las bandas criminales contra la indefensa población haitiana no hay dinero?
Una vergüenza que a nivel internacional se tenga que mendigar la urgente ayuda económica para detener la violencia y crueldad en la sociedad haitiana.
La misión de paz en el convulso suelo haitiano merece el respaldo de la comunidad internacional y de ninguna manera se debe permitir que el caos y la barbarie se intensifique, poniendo inclusive en riesgo la estabilidad de la República Dominicana.
La democracia dominicana es puesta de ejemplo en toda América Latina tanto por el gobierno de Estados Unidos, así como los organismos internacionales, entre ellos, la propia ONU y la OEA.
Entonces, ¿Por qué no actuar antes que el conflicto haitiano se extienda más allá de ese desafortunado y desgraciado territorio?
Firme Posición
Hizo muy bien el jefe de Estado dominicano al advertir a la comunidad internacional sobre el conflicto haitiano, expresando que “o luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a la República Dominicana«.
A fin de cuentas, el presidente Luis Abinader es el líder y gobernante del país y su principal misión es defender la Constitución y nuestro territorio nacional.
Demasiado esfuerzo, energía y sacrificio ha tenido que desplegar en diversos foros locales e internacionales levantando una y otra vez la voz para que se vaya en auxilio de Haití.
Un informe reciente difundido en Ginebra, Suiza, dice que en el territorio haitiano operan alrededor de 200 bandas armadas y pandillas que controlan ese territorio y más del 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Asimismo, precisa, que el origen de esas bandas haitianas se remonta a la época de la dictadura de François Duvalier Papa Doc. (1957-1971), con sus célebres Tonton Macoutes.
República Dominicana ha cargado muy pesado ante la desgracia haitiana, no sólo siendo el país más solidario con sus vecinos, para lo cual invierte sumas millonarias en asistencia médica a parturientas haitianas.
Un estudio hecho por el Observatorio Político Dominicano (OPD) estima que la proyección del gasto del presupuesto del Ministerio de Salud Pública en partos y cesáreas realizados a haitianas en los hospitales seleccionados ascendió a RD$688,216,600 en solo dos años.
Solo en enero del presente año ingresaron al país por la frontera más de tres mil embarazadas haitianas para alumbrar en las maternidades de República Dominicana, según datos del Ministerio de Salud Pública.
Es urgente que la Dirección General de Migración junto con los organismos de control fronterizo y Salud Pública apliquen una estrategia para impedir el ingreso de esas mujeres haitianas que vienen a parir a nuestro país, lo que evidentemente es insostenible para el Presupuesto Nacional.
Habría que ver qué pasó con la Universidad que construyó el gobierno del expresidente Leonel Fernández en Haití, y cuyo costo real se desconoce, pero se estima que se gastaron millones de dólares. El pueblo dominicano tiene el derecho de saber el destino de esa millonaria inversión. ¿O es que las bandas armadas la destruyeron o convirtieron esa instalación en un criadero de cerdos?
El Presidente Abinader ha sido tenaz, inteligente y audaz al abordar la crisis haitiana en diversos foros internacionales, particularmente en la sede de la ONU.
Por eso, en su reciente discurso tuvo el respaldo de diversos sectores nacionales, entre ellos, políticos, académicos e intelectuales. Ha sido coherente en la defensa de la nacionalidad y del territorio de nuestra República Dominicana.
Quien no lo reconozca es sencillamente una persona mezquina y resentida.
Artículo de Manuel Díaz Aponte